CAPITULO 43

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Apague mi celular, no quería recibir llamadas de el perro que tenía por novio, Na que va, cual perro, los perros son animalitos cariñosos y leales, este pendejo para nada se le compara. Estaba aburrida, necesitaba urgente algo para distraerme, usualmente cuando me encontraba en esta situación tomaba un libro y me ponía a leer, este no era el caso. Los pocos libros que tenía sin leer eran de esas historias románticas que hablan de amor y de un hombre que hace todo por la chica, o la típica historia donde el chico malo se enamora y deja de ser un mujeriego. Pero en este momento el amor es lo que menos me interesa.

Ya pasa del medio día y yo no he salido de mi cuarto ni para probar bocado, se que estoy torturando mi cuerpo pero no es con a propósito, realmente no siento hambre. 

Pasan las horas y yo sigo pensando una, y otra y otra cosa, no tengo idea de que hacer, me siento en una encrucijada, por un lado quiero enfrentarlo, quiero decirle lo poco hombre que es, que no vale nada, que es un maldito hijo de puta y que no quiero volver a verlo, por otra parte quiero vengarme, quiero pagarle con la misma moneda.

Después de un largo rato así de repente me surge la necesidad de un cambio, una cambio por completo, no se, siento una sensación de vació que de alguna forma debía llenar. abrí mi closet y saque absolutamente todo lo que hay se encontraba, busque unas cajas para empacar, pensaba deshacerme de todo pero entre esas cosas encontré prendas y zapatos que me había regalado mi abue, eso era algo que toda mi vida he de conservar.  

Tome mi cartera, revise traer conmigo, credencial, tarjetas de credito y debito y algo de efectivo y sali de casa en ese hermoso mini Cooper que me regalo mi padre al cumplir los 17 y que muy pocas veces utilizo. Pase el resto de la tarde en el centro comercial, para empezar cambie mi imagen, ese cabello largo y tan hermoso, se convirtió en un cabello corto que paso de ser café claro (natural) a un cabello corto y rubio. 

Ahora entiendo porque dicen que cuando una mujer se corta el cabello, grandes cambios abra en su vida, compro la suficiente ropa, zapatos y accesorios para volver a llenar mi closet, mi padre desde los 14 años comenzó a depositarme una cantidad mensual que sobrepasaba mis gastos, sobretodo considerando que siempre fui muy ahorrativa y evite a toda costa los gastos innecesarios, así que ahora tengo una considerable cantidad ahorrada y sobretodo tengo una inmensa necesidad de cambiar, cambiar mi forma de vida, mi personalidad y muchas otras cosas mas, necesito dejar de ser esa niña tonta a la que cualquier infeliz le ve la cara. 

Compre demasiadas cosas que obviamente ni siquiera cabían en mi pequeño vehículo, así que tuve que llamar a Sebastiano, uno de los hombres que trabajan para mi padre, el cual no tardo ni media hora en llegar en una camioneta bastante espaciosa en la cual llevamos todo hasta la casa, llegue primero que Sebastiano y subí hasta mi habitación, nuevamente agradecí que no se encontrara nadie en casa, a pesar de que la casa es muy amplia por no decir que enorme, cada quien nos encargamos de mantener nuestras habitaciones en orden y mis padres nos crearon con el habito de si ensucias algo, lo lavas, si utilizas algo lo vuelves a dejar en su lugar, etc. Así que no contamos con personal de servicio las 24 horas. 

Sebastiano sube a mi cuarto absolutamente todo lo que compre y lo deja sobre mi cama, ya yo me encargare de acomodar todo. 

Ya son cerca de las 9:00 pm, enciendo mi celular y me encuentro con varios de mensajes de Javier, que para ser sincera no quiero ni leer y solo leo el ultimo:

- Princesa, no he podido contactarte en todo el día, mañana tendré que salir muy temprano a Colima y tal vez tarde un par de días, quiero verte esta noche, te amo, marcame por favor para ir a tu casa.

No quería verlo, ojalá se vaya y nunca regrese me dije a mi misma, y justamente en eso comienza a entrar una llamada de él, la cual y me temí que de no contestarle pudiera venir a buscarme a casa, así que pensé que responderle y le envié un mensaje de texto. 

- Hola, estoy fuera de la ciudad en una conferencia con mi padré, tardara aun bastante tiempo en terminarse, por eso no pude responder a tu llamada y por la misma razón nos hospedaremos en un hotel, regreso mañana como a medio día, cuídate por favor, te veo a tu regreso. 

Javier saldría del estado, o al menos eso me decía y se me ocurrió marcarle a Julieth, aunque me temía su respuesta. 

- ¡Alo!

- Hola Julieth.

-Marlencita amiguis, ¿que tal?

- Julieth, ¿crees que mañana me puedas acompañar ha hacer algunas compras, tu que sabes mas de moda y esas cosas?

- Beba, lo siento, quede con unos amigos de ir a la playa, pasaremos mañana domingo halla y depende del ambiente, tal vez nos quedemos un día mas, cuando regrese te busco para que me pases los apuntes ¿si beba?

- Si esta bien, te cuidas. - Dije esto y colgué mientras volví a sentir un pinchazo en el corazón. Una lagrima amenazo con atravesar mi rostro pero la detuve, no derramaría ni una lagrima mas por la traición de este par que no valía nada. 

Me metí al baño y me dio una ducha rápida, salí y busque entre las bolsas que estaban sobre mi cama, un vestido rojo corto y de gran escote, un bra y unas braguitas color negras, me cambie, pinte mis labios color rojo y deje mi ahora corto cabello suelto. 

Era momento de salir de mi casa y regresar dejando de ser una señorita. 

MARLENEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora