CAPITULO 20

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VIAJE A LA PLAYA / AÑO Y MEDIO DE NOVIOS

Me he puesto un vestido blanco, corto y con un poco de volumen que para mi gusto me queda perfecto, el ni que decir se ve increíble mente Hermoso como siempre, lleva un pantalón corto hasta las rodillas, y una camisa blanca con la manga doblada hasta el antebrazo, es algo pegada a su cuerpo y lleva varios botones desabrochados haciéndolo lucir irresistible. Esa sonrisa moja bragas y su mirada profunda que a pesar de todos estos meses juntos, sigue haciéndome temblar.

Al salir del hotel me tapa los ojos con un pañuelo, le pregunto a dónde me lleva y me responde acercándose a mi oído con una vos entre divertida y seductora "es una sorpresa, déjate llevar confía en mí" voy a siegas solamente guiada por su mano, en cierto punto se para y me dice que me quitara mis zapatillas para que me sienta más cómoda y así mientras lo hace con una mano me apoyó de su espalda para no tambalearme.

Seguimos caminando y por la arena en mis pies puedo deducir que vamos a la orilla de la playa.

- Hemos llegado - me dice mientras se posiciona detrás mío para desatar el pañuelo.

- WOW. - Es lo único que puedo argumentar, quiero decir algo más pero no salen las palabras, estoy tan emocionada que una lagrima rueda por mi mejilla.

- ¿estás bien, bonita? - Me pregunta Javy mientras acaricia sutilmente mi brazo.

- Si, solo que esto es tan perfecto.

Es más que increíble, está oscureciendo el cielo se ha tornado de un color rosado imposible de describir, el mar está en calma haciéndome sentir una inmensa tranquilidad, hay una mesa para dos al final de un camino alumbrado por unas pequeñas antorchas y a los costados unas hermosos dibujos con velas blancas aromáticas en forma de guía que hacen que el lugar se vea a un más romántico, más perfecto, más impresionante.

La velada era más que perfecta, un mesero perfectamente uniformado que supongo forma parte del personal del hotel nos sirvió una deliciosa lasaña acompañada de un exquisito vino blanco.

Terminando de cenar el mesero retira los platos, copas y cubiertos y se retira quedándonos solos, Javier, el mar y yo.

Cuando menos acorde, Javier estaba de rodillas frente mío, tomo mi mano y me dijo:
- ¿Aceptarías compartir tu vida conmigo?

- Ssiii. - Dije nerviosa y a la ves emocionada.

Me puso el anillo de compromiso, tengo que Presumir que era el mejor que en mi vida había visto, un anillo de oro blanco con un precioso diamante en forma de corazón.
Se puso de pie, segundos después yo, me dio un beso tierno y largo. Ninguno de los dos cabíamos de tanta felicidad, me abrace a su cuello y él me giro en el aire mientras gritábamos TE AMO a una sola vos.

No podía creer que mi Javy me haya pedido matrimonio, me sentía la mujer más dichosa del mundo, iba a casarme con el hombre que amo, el chico más guapo, más detallista, el chico ideal. Estuvimos hasta la madrugada sentados en la arena platicando anécdotas de nuestra niñez, haciendo planes a futuro, jugando en las olas, corriendo en la arena hasta que comenzó a ganarnos el sueño y decidimos regresar al hotel.

Dormí en sus brazos, cabe mencionar que no hubo sexo, solo dormimos abrazados y no hay mejor sensación que dormir al lado de esa persona que tanto amas, que te hace sentir tan especial, amada, protegida, que sabes que es la persona perfecta para compartir el resto de tu vida.

MARLENEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora