CAPITULO 45

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Había perdido la ilusión de llegar al altar de blanco, había dejado atrás mi sueño de entregar mi cuerpo por primera vez al hombre con el que compartiría mi vida.

La idea de virgen hasta el matrimonio, ahora solo era eso una vieja idea. Ya no podría ser así por dos razones, porque me entregue a un hombre y por qué dejé de confiar en ellos.

Y contrario a lo que me imagine, no sentía vergüenza ni arrepentimiento, al contrario me sentía tan bien, tenía la sensación de estar liberada, me sentía completa, más mujer, más fuerte, más feliz.

***

Esa mañana desayune en casa de Adal, calcule el tiempo en el que mi casa estaría sola, me despedí de Adal y puse en marcha mi nini Cooper rumbo a mi casa. 

Tenía bastante sueño que lo que más deseaba era tirarme en mi cama, pero al entrar y ver mi cama llena de bolsas, maldije internamente, me apresuré en acomodar todo en mi closet, me gustaría decir que lo hice en muy poco tiempo, pero la verdad es que si tarde, eran demasiadas cosas pero ya estaba listo, termine. Me di una ducha y me dormí el resto del día, sin interrupción alguna.

Desperté a eso de las 8:05 pm, cuando mire la hora supe que esta noche no tendría sueño, mire mi celular tenía varios mensajes incluyendo uno de Adal donde me agradecía por permitirle ser el primero.

***

Aunque me cueste aceptarlo, esperaba recibir un mensaje de él, que aunque sabía que sería de lo más falso y aunque me pusiera cosas lindas que realmente no sentía, esperaba ese mensaje. Pero no, nunca llegó, supongo se la estaba pasando de lo mejor con la perra que se decía mi amiga y eso sólo hacia que me llenara más de rencor en contra de ambos.

Y me decidí, ahora iba la mía, estaba dispuesta a jugar el mismo juego, claro yo ganaría esta vez.

Solo unos días para la pedida de mano, Na no cancelaría nada, fingiría amor como él lo fingió conmigo, con la misma fuerza que lo ame hoy lo odio.

MARLENEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora