CAPITULO 42 (Final parte 2)

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Me mira y se limpia unas cuantas lágrimas, vuelve a apuntarme con la pistola y veo como mueve su dedo hasta el gatillo...

Cierro los ojos esperando la bala impactarse con alguna parte de mi cuerpo, pero a cambio se escucha un rechinido de una puerta, levanto la vista y ahí esta el, la persona que siempre esta ahí para mi en los momentos en que mas lo necesito, aun y cuando no se lo pida, aun y cuando no sepa lo que me pasa.

Adiel se lanza sobre ella haciendo no se que pero logra quitarle la pistola, la tira al suelo y toma a Isabela por las manos como si la estuviera esposando.

-¿Estas bien Sammy? -me pregunta.

No puedo ni responderle, solo asiento con la cabeza. Segundos después llegan dos hombres vestidos de negro y se llevan a Isabela, la cual esta llorando. Y así, tan fácil como llego ahora se va pero a lo que supongo yo es la cárcel.

Siento unos brazos rodeándome y ahi esta el, la razón de mi existir y de que este con vida en estos precisos momentos.

-¿Segura que estas bien? -dice acercándome a su pecho para abrazarme mas fuerte -Podemos ir a que te revisen si lo deseas -lo miro y sonrió, sonrió con la sonrisa mas grande que pueda caberme en el rostro, ¿Como alguien como el puede ser mio?

-Te amo -susurro observando sus ojos azules, tan claros como el agua -Te amo -le digo un poco mas fuerte por si acaso no escucho lo anterior -¡Te amo! -vuelvo a repetir.

Lo atraigo hacia mi y lo abrazo mucho mas fuerte, como si la vida me dependiera de ello, como si me fuera a perder sin el, como si lo fueran a separar de mi.

-Yo te amo mucho mas -me dice al oído -mucho mas de lo que te imaginas y de lo que pensé algún día amar.

Me gira un poco para que lo vea, pero su vista viaja hasta mis labios, donde los mios esperan los suyos con ansias, baja un poco la cabeza y yo termino el recorrido abrazando nuestros labios. Talvez es un dicho eso de las mariposas en el estomago, porque lo que yo siento va mucho mas allá de ser solo mariposas.

-Vámonos ya -dice separándose de mi -porque si no, no creo salir después.

Lo miro y como si me encendieran fuego, el calor empieza a subir por mis mejillas, yo le tengo mucha confianza a Adiel pero nunca habíamos hablado así. Me volteo para tomar mi bolso y disimular un poco mi timidez.
El toma por la cintura desde atrás y me acerca a el.

-No tienes porque ponerte nerviosa, te juro que no voy a hacer nada que tu no quieras y te daré el tiempo que necesites hasta que estés lista.

Y creo que ese es el problema, yo quiero, quiero ser completamente suya pero me da miedo no cumplir con sus expectativas, que no sea lo que el espera.

-¿Y que pasa si no soy lo que... Lo que tu esperas?

-Jamas, escúchame bien... -me gira nuevamente haciendo que lo observe -Jamas, vuelvas a decir eso. Tu eres y te juro que pase lo que pase siempre seras mas de lo que yo esperaba, mucho mas -me toma de la mano y me jala con el hasta la salida.

Caminamos fuera del edificio hasta tu auto, se adelanta para abrirme la puerta y después rodea el coche y se sube el.
Minutos despues llegamos a un restaurante, uno que yo conozco a la perfección y que me trae uno de los mejores recuerdos que tengo, el restaurante al que Adiel me trajo por primera ves, cuando aun no sabíamos nuestros nombres, cuando un eramos dos locos que soñábamos en que el dia que supiéramos nuestros nombres iba a ser especial.

Volteo a verlo y puedo ver a través de sus ojos como está pensando justamente lo mismo que yo hace unos segundos. Sonríe y sale del auto para rodearlo y abrirme la puerta, podría acostumbrarme a este tipo de actos si son con la misma persona siempre.

Sin conocer tu nombre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora