Capítulo 8: Chocolate

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El tiempo transcurrió tranquilo, llegando el mes de febrero.

A pesar de estar en tercer año, los compañeros de clase de Masahiro, estaban emocionados con San Valentín.

—¿Me pregunto si alguna bella muchacha me confesará su amor este año?— comentó Shige emocionado.

—Yo creo que no— comentó Yamabe, el del pañuelo en el cuello, rompiéndole las ilusiones.

—No te pregunté a ti.

—De seguro Hasekura vuelva a recibir un montón de chocolates.

—Tanto que los escucho hablar de chocolates, ya me dieron ganas de comer uno— comentó Masahiro recostado en la mesa.

Sus amigos lo miraron nerviosos. Desde que había empezado febrero, Masahiro tenía todos los días un antojo diferente. Nunca antes lo habían visto con tantas ganas de comer, ya se parecía a Hasekura.

—Espérate hasta san Valentín— comentó Hasekura.

—¿Cuándo es eso?

—El martes— respondió Shige.

—Oh, falta muy poco.

—¿Le darás algo al profesor Oshiba?— preguntó Yoshida, el delegado de la clase.

—¿De quién hablas? No conozco a nadie llamado así.

Sus amigos quedaron helados, mirándolo muy confundidos.

—Ay, Setagawa, ¿sigues molesto con mi hermano?— preguntó Kensuke, un poco apenado.

—¿Quién?

Kensuke suspiró frustrado, mientras que Hasekura se llevó una mano a su cara.

—¿Qué sucedió?— preguntó Yoshida.

—Mi hermano es muy sobreprotector con Setagawa...

—¡Superó el límite!— interrumpió Masahiro— ayer me prohibió cocinar sólo porque me corté un dedo pelando una zanahoria.

—Perder sangre en tu estado puede ser peligroso— comentó Yamabe.

—¡¿Ah?!— exclamó enojado, poniendo más nerviosos a sus amigos— si sólo me corté un poco, no es para tanto.

—Setagawa, tal vez sí haya sido exagerado, pero entiende a mi hermano, no quiere que te sobreexijas— comentó Kensuke.

—¿Cocinar es sobreexigirme?

—No, pero…

—Vengo cocinando desde el primer mes de embarazo, ya estoy por completar el cuarto, y mi bebé se encuentra bien, cocinar no le causa nada negativo.

—Sí, pero…

—Estoy embarazado, no enfermo.

—Lo sé, pero…

—No pueden evitar que haga algo que me gusta hacer.

—¡Ya! Me rindo.

Hasekura miró apenado como su novio se recostó sobre la mesa, derrotado por la discusión.

Aún no eran muchos los cambios de humor en Masahiro, pero sí últimamente estaba muy sensible y era fácil de irritar.

Llegó la tarde, y en la casa de los Oshiba, Kousuke se vio obligado a pedirle disculpas a su pareja.

En la noche, Masahiro llegó a su casa, luego de haber rechazado la invitación de Kousuke de quedarse allá y haber sido traído por él.

Vio como todo estaba desordenado y silencioso. Su madre aún se encontraba en el trabajo.

De los dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora