Capítulo 22: Angustia

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En la casa de los Oshiba vivían Kousuke, Masahiro, Kaori y Miho. Hace tres años Kensuke se había ido a vivir al departamento de Hasekura.

Masahiro tenía 27 años, ya tenía 8 meses de embarazo y cada día se quedaba en casa, tenía licencia por prenatal. Miho y Kaori se preocupaban de él y lo cuidaban, hasta que en la tarde llegaba Kousuke de su trabajo como profesor. Kousuke tenía 39 años y seguía trabajando en el mismo lugar, sólo que con los años su sueldo había aumentado y tenía un cargo como miembro importante del establecimiento.

Era de noche, Kaori dormía en su propia habitación, al igual que Miho. Kousuke y Masahiro compartían su habitación matrimonial.
Ya era de medianoche, cuando Kousuke despertó de golpe al escuchar un quejido de dolor.

Se levantó con rapidez y miró a Masahiro, quien tenía las manos en su vientre y una gran mueca de dolor en su rostro.

—Masahiro, ¿qué sucede? —preguntó, muy preocupado.

El nombrado ya botaba lágrimas de sus ojos por el dolor.

—Estoy bien, es sólo que me duele mucho. Tengo contracciones —respondió.

Kousuke lo miró angustiado, tomó su mano para tratar de transmitirle un poco de calma.

—Te llevaré al hospital.

—No es necesario, ya me siento mejor.

—Tienes que despertarme de inmediato, cuando el dolor empiece.

Masahiro formó una pequeña sonrisa en su rostro, la cual fue interrumpida por otra punzada de dolor.

Ambos pasaron una mala noche, la cual se vio reflejadas en sus aspectos al día siguiente.

Kousuke se fue a trabajar, sintiéndose frustrado por tener que dejar a Masahiro en casa.

Megumi llegó a la casa de los Oshiba, sabía la situación por la que pasaba su hijo y estaba muy preocupada por él. Ella y Miho se encargaban de su bienestar.

Kaori había sido llevada al colegio por su padre, pero su mal ánimo era notorio para todos. Ella sabía lo que estaba ocurriendo con su madre y tenía mucho miedo, sabía que si Masahiro no se cuidaba bien, el embarazo podía complicarse, incluso las vidas de él y los gemelos podían verse en peligro.

Llegó la tarde, y como era rutina de las últimas semanas en las que Masahiro no podía salir de casa por su estado, Kaori esperó que alguna de sus abuelas la fuera a buscar al colegio, pero el tiempo comenzó a pasar y ninguna llegaba.

Kaori se comenzó a preocupar, sabía que no existía la posibilidad de que simplemente se habían olvidado de ella, sabía que algo había pasado y por eso nadie llegaba. Pensó en Masahiro, cada pensamiento lo llevaba a él, tenía miedo de que algo le hubiese pasado.

Se cumplió hora y media esperando, cuando pudo ver a los lejos como dos hombres caminaban a paso rápido hacia ella. Al verlos, Kaori supo de inmediato que algo malo había pasado en casa.

Kensuke y Hasekura llegaron al colegio de Kaori para buscarla y llevarla a casa. Kaori corrió hacia ellos y abrazó a su tío Kensuke.

—¿Qué pasó con mi mamá? —preguntó sin siquiera saludarlos.

Kensuke se sobresaltó y miró angustiado a Hasekura, quien los miraba sin saber tampoco qué decir. Decidieron decir la verdad, después de todo sabían que Kaori no era para nada tonta.

—Tuvo una recaída y fue hospitalizado, pero no te preocupes, se encuentra bien —respondió Kensuke.

Kaori se puso pálida y apretó los dientes, su más grande miedo estaba a pocos pasos de hacerse realidad.

De los dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora