De los dos

Capítulo 13: Conflicto

Durante el camino a casa, Kousuke había comenzado a sentirse incómodo, al notar que Masahiro no se tomaba su helado, ni le hablaba.

—Se te va a derretir— comentó.

Masahiro se sobresaltó al escucharlo.

—Lo siento, perdí las ganas de tomarlo— contestó.

—Y tanto que me insististe en que te comprara uno.

—Lo siento.

—No te disculpes, pero dime, ¿qué te sucede? De un momento a otro cambiaste de ánimo.

—No me siento muy bien.

Kousuke detuvo el paso y se paró frente a él, mirándolo muy preocupado.

—¿En serio? ¿Qué sientes?

Masahiro lo miró apenado. Las palabras de Natsuo le habían afectado mucho.

—Estoy un poco fatigado, no es nada grave. Volvamos a casa.

De esa manera, regresaron a casa, donde Masahiro se fue de inmediato a su habitación, a recostarse en la cama.

«Si Kousuke se llegara a aburrir de ti, tendría que quedarse a la fuerza a tu lado, ¿podrías vivir sabiendo eso?», recordó las palabras de Natsuo, y enterró sus uñas sobre el cubrecama.

No podía evitar sentirse afectado por lo dicho por ese hombre, después de todo sentía que tenía razón. Sentía que daba lástima, no tenía una casa propia, no había podido entrar a estudiar a la universidad por su embarazo, no tenía más familia, dependía completamente de Kousuke.

Si algún día Kousuke dejaba de amarlo, iba a quedarse solo, pero eso no era el único problema, ya que en el pasado ya se había acostumbrado a la soledad y había aprendido a convivir con ella, sabría volver a acostumbrarse. El problema era que Kousuke no lo dejaría solo, aunque dejara de amarlo, y eso era algo con lo que no podría vivir, no quería dar lástima, y que se quedara a su lado sólo por eso.

Llevó sus manos a su vientre, el cual cada vez estaba más abultado. No estaba solo, aunque existía el miedo de criar sin apoyo a su hija, sabía que de algún modo u otro, lograría solucionar aquello.

—Masahiro— la voz de Kousuke entrando a la habitación interrumpió sus pensamientos.

Masahiro, quieto sobre su cama, se quedó mirándolo en silencio. Amaba tanto a su pareja, tanto que temía que algún día ese amor ya no fuera mutuo.

—Mañana es sábado— comentó Kousuke —si te sientes bien, podríamos ir al centro comercial a comprar algunas cosas para Kaori.

—Sí, me parece bien.

—Y continuamos con nuestra cita— sonrió.

Masahiro se sonrojó, mirándolo dudoso.

—Sí…— contestó.

Kousuke lo miró extrañado, pero prefirió no decir nada, sabía que algo raro pasaba con él.

Al día siguiente llegaron al centro comercial, donde dieron vueltas por un montón de tiendas de bebés, hasta llegar a una en particular.

—¿Qué te parecen estas cunas?— preguntó Kousuke.

—Están lin…— no pudo terminar la palabra al ver los precios —deben haber otras más lindas en otro lugar.

—¿Tú crees? Pero si ya hemos visto en casi todos lados, y estas se ven mejor.

«Con ese precio, por supuesto que deben verse mejor», pensó con frustración.