Confused [Peterick].

9.

Después de haberme encontrado con Pete, comencé a caminar a casa. Estaba bastante confundido, la verdad, llegué a pensar que me podía estar acosando. Pero bueno, quién sabe, ¿no?

Mientras iba de camino a casa, pensé en la fiesta que daría Pete hoy. Me dijo que podía invitar a mis amigos, pero, ¿Y si llevo a mi novia? Creo que no estaría mal, ojalá no haya problemas con eso.

Como aún no tenía mi celular (Sí, aún no.) tendría que esperar a llegar para poder llamarla, y también para avisarle a los demás sobre la fiesta y todo eso.

Al llegar a casa, dejé mis cosas en el sillón y agarré el teléfono de la casa, para poder llamar a mi novia y a los demás.

– ¿Hola?

– ¡Elisa, amor!

– ¿Patrick? ¿Por qué no me llamas de tu celular? – Soltó una pequeña risa.

– Ya te había dicho que lo rompí...

– Cierto... Bueno, ¿qué pasa?

– Quería ver si me acompañabas a una fiesta, de un amigos, con Gerard, Ryan y Andy, si es que van

– Claro! Con gusto iré contigo, cariño

– Está bien, es hoy, en la noche, ¿Te paso a buscar?

– No, no. Tranquilo, yo me voy a tu casa y de ahí nos vamos para allá, ¿No te parece mejor?

– Me parece perfecto!

– ¿A qué hora?

Oops. No le había preguntado. O quizás no había escuchado, no lo sé.

– Supongo que... ¿A las ocho y media?

– Está bien!

Después de eso, nos despedimos y corté.

Llamé a los demás y todos me confirmaron, todos podrían ir! Iba a ser genial. Espero que no se comporten como unos idiotas en frente de Pete y sus amigos... No es que me importe, pero, seremos los más "chicos" ahí, ¿No? No quiero quedar mal en frente de... Pete.

Y claro, los demás. Creo.

No debería de importarme... Bueno, no es que me importe, pero, bueno. No sé. Da igual. Solo quedaba esperar a que fueran las ocho y que llegaran los chicos y mi novia a la casa, para irnos todos juntos a la casa de Pete, claro.

8:15 pm.

Ya me había arreglado y, la verdad, no tenía nada que llevar, más que las llaves de casa. De verdad necesito comprarme otro celular.

Ahora que lo pienso, no sé por qué me arregle tanto. Era una simple fiesta, ¿No?

Además, pareciera como si me hubiese echado un litro de perfume encima. Qué idiota.

Estaba sentado en el living, esperando a que llegaran los chicos para poder partir a la fiesta, cosa que quizás ya había empezado.

Sacándome de mis pensamientos, alguien tocó la puerta. Rápidamente me paré y fui a abrirle a puerta a quien quiera que sea.

El primero en llegar fue... Gerard.

¿Por qué, mundo cruel?

– Hola, bebé rubio! – Me saludó, lanzándose a darme un abrazo. – ¿Soy el primero o ya llegaron los otros dos idiotas?

– Eres el primer idiota en llegar, Gee. – solté una risa –

– Cállate. Además de tonto, mal educado, ni hola me dices!