12.

132 18 5
                                    

Aquella escena me dejó devastado. ¿Cómo era posible? La imagen se repetía en mi cabeza una y otra vez... Elisa, Elisa, Elisa. ¿Fue el efecto del alcohol o es que no soy suficiente? No quería seguir pensando en eso, quería irme. No iba llegar a casa llorando, por qué probablemente mi madre me haría mil preguntas sobre qué me pasaba, pero lo que menos quiero decirle es lo que hace unos minutos vi en aquella habitación.

Salí de la casa, rápidamente, cerrando la puerta principal, tratando de no llamar la atención de nadie. No necesitaba a nadie, solo quería llorar y llorar y llorar. Aún sin poder recobrar el aliento, simplemente me senté en el piso. Me importaba poco si pasaba alguien y me veía ahí, pero no iba a entrar. Tampoco me iría a algún otro lugar, ya que vengo con los demás, y no puedo dejarlos solos.

Abracé mis piernas y así me quedé, al menos hasta unos segundos después. Pete salió de la casa, me quedó mirando. Se acercó  y se sentó a mi lado. 

– Lo siento mucho por eso, Patrick...

– Ni lo digas, Pete.

Me quedó mirando nuevamente.

– Sé que estás enojado y triste, pero no vayas a desquitarte conmigo...

– ¿Por qué no debería? ¡Si no fuera por qué vinimos a esta estúpida fiesta esto no habría pasado!

– Patrick...

– N-no Pete! Patrick nada! – Me levanté y me puse a la defensiva. – Si no hubiésemos venido todo estaría igual! E-estoy seguro que eso es efecto del alcohol! Y-yo... estoy seguro...

– Patrick, por favor...

– ¡Es culpa de tu amigo! E-ese... Ese tal Brendon! ¡Es su culpa! ¡El nos dio de beber! T-todo es su culpa... A-además el estaba con ella! ¡D-Dios mío, Pete!

– Cálmate.

– E-estoy calmado, Pete! Tú cálmate! – Comencé a llorar, sin poder parar. – T-tú...

Caí de rodillas al piso y seguí llorando ahí, en frente de Pete.






El no dijo ni una palabra más. Solo se acercó a mi, de rodillas también, y me abrazó. Fue un lindo y cálido abrazo... De alguna manera me hizo sentir algo mejor. De esos abrazos qué... te hacen sentir que de verdad le importas a quien te lo da.

Lo abracé también, tratando de calmar mis lágrimas. De alguna manera me hacía sentir seguro. No tengo ni idea de por qué, pero simplemente no me importaba ahora.

Se separó un poco de mi, quedando así, ambos de frente.

– Lo siento, Pete... – Dije, casi susurrándole. – D-de verdad que lo siento...

El solo sonrió y soltó una pequeña risa, cosa que me hizo sonreír a mí también, por alguna razón.

– No te disculpes... Está bien. Entiendo que estés alterado y obviamente enojado...

– Y-yo, no debí decir eso... M-me siento muy mal, en serio lo siento...

– En serio no importa, Trick... – Me sonrío. – Ven, sentémonos nuevamente...

Nuevamente nos sentamos como estábamos antes. Uno al lado del otro...

– Bien... Solo te diré que, las personas van y vienen, Patrick. Debes estar tranquilo, relájate... No pienses mucho en eso, sí? Si quieres, te puedo ir a dejar a tu casa, lo que tú quieras está bien... Solo quiero que tú estés bien, ¿Si? No te dejes llevar mucho por esto... Como dije antes, las personas vienen y van, Trick, a veces algunas se quedan con nosotros para siempre, otras se van tempranamente. por cierto... ¿Cuánto llevabas con esa chica?

Confused [Peterick].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora