capítulo xiii

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Sí, estaba loca. Iba en camino al gimnasio para buscar a la princesita. Le había dicho a Jungkook que me esperara, que tenía que hacer algo importante. Sí, porque lo es. Después de ver la manera en que se marchó no pude evitar sentirme culpable, no presté atención en la última clase. ¿Por qué siempre era tan misterioso? ¿Por qué cuándo había rechazado a la ratanejo sonrió de lado? Eran demasiadas preguntas que no soportaba. Necesitaba respuestas así que le pregunté a Hoseok donde estaba Yoongi y él me dijo que se había adelantado a la práctica de Basketball.

Cuando llegué al gimnasio, me asomé por la puerta con cierta reticencia. Vi a la princesita con ropa shorts y una camisa negra, corría con el balón hasta que pegó un salto y metió la pelota en la canasta. Quedé impresionada ante su habilidad, era ágil... y yo que creía que se veía como una especie de abuelo tortuga. Bueno, no por nada era el capitán del equipo. Siguió boteando la pelota, giró su cuerpo hacía donde yo estaba, no alcancé a huir.

Ya me había visto.

―¿Siempre espías a la gente? ―dejó el balón quieto en sus manos, apoyándolo contra su vientre, se veía cool de esa manera.

―¡Yo no... ―se me vino la ratanejo a la cabeza, ya no podía negarlo. Estaba allí por una razón. Suspire y me acerqué a él ―Habla ya.

Él levantó una ceja confundido y me esforcé porque no notase que miraba mucho el sudor que caía por su cuello.

―¿Qué...

―¡Que me digas lo que ibas a decir antes! ―exclame, interrumpiéndolo.

―No te lo diré ―contesto al instante, sin expresión.

―Pero...- ―entreabrí los labios, sin creérmelo ―¿¡Por qué!? ¡Antes ibas a decirlo!

―Ay ―llevó uno de sus dedos a su oído, poniendo mala cara ―Ya no grites, niña.

Y se volteó, comenzando a botar el balón. Al ver a Yoongi distraído otra vez con la pelota de Basketball se me vino una idea a la mente porque Hyo Seong es muy inteligente y competitiva, casi tanto como él.

―Juguemos un partido.

―Pfff... ―la princesita comenzó a reír como si hubiera visto algo muy gracioso. ¿Se estaba burlando de mí? Lo golpearía y nadie podría impedirlo porque estábamos solos.

―Verás que te ganare, princesita ― en realidad no pero bueno, hay que ser positiva, ¿no?

―Tendría que ocurrir un milagro para eso ―pero que ego tenía ―Mira, para hacerlo más simple sólo debes encestar el balón una vez ―Eso es fácil, podía hacerlo. Lo habia hecho una vez, con ayuda pero contaba, supongo ―...pero primero debes quitarme el balón.

Rayos.

No dejé que su expresión de suficiencia me molestara tanto, me quite el sueter y lo anudé en mi cintura para evitar accidentes y le sonreí, me miraba, expectante.

―Ya verás que lo conseguiré, princesita.

Me puse frente a él, retándolo. El abuelito basquetbolista sonrió satisfecho.

―Que comience el juego entonces ―murmuró, con la voz enronquecida.

Traté de bloquear el paso pero él era más rápido así pasó por mi lado boteando el balón como si fuera lo más simple, soltando una risita maliciosa cuando no conseguí tocarlo.

―¡Espera, no vayas, déjame tomarla!

―¡Noup!

Encestó el balón en el arco como si fuese lo más sencillo del mundo y bueno, esta era mi oportunidad, la única. Corrí por la pelota pero no logré alcanzarla antes de que él llegara pues aceleró al último minuto.

crush ; j. jungkook {en edición} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora