capítulo viii

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―¿¡Por qué no me contesta este idiota!? ―exclamé exasperada. Perdía la paciencia, había llamado al idiota de Heechul y a Baekhyun millones de veces y no respondían. ¿A caso ya se habían arrepentido de ir al cine conmigo? ¡No podía ser! ―Esos dos... se las verán conmigo ―dije para mí misma, apretando la mandíbula, volviendo a marcar el número del friki más diva a.k.a Baek. Escuche una cadena del baño activarse y entonces recordé donde estaba. ¡En los baños del cine! Encerrada en un cubículo con el teléfono pegado a la oreja, esperando que respondieran. Me senté en la tapa cerrada del inodoro y como si fuera magia, respondieron al fin.

―¿Hyo? ―su voz sonaba como si hubiera pescado un resfriado... fingido. La voz sonaba demasiado nasal.―Lo siento, pero hoy podre salir... ―tosió como si se le fuera a salir un pulmón ―Heechul tampoco irá, esta aquí conmigo, estamos en cuarentena.

―Si, es cierto ―reconocí la voz de Heechul y el más falso estornudo que oí en mi vida.

―Pero... ¡Yo gane, ustedes perdieron! Ahora tienen que veni--

Antes de que dijera algo más, me cortaron. Suspire. ¡Ellos eran mayores que yo y estaban asustados de la ciencia ficción! Eso de las películas era todo maquillaje y efectos. Ugh, tendría que ver esa película yo sola. A menos que marcara a Sojung... Estuve a punto de apretar el botón pero antes de hacerlo me detuve... ¿Por qué tenía que llamar? Podía resolver eso sola, era solo una peli tonta de una muñeca diabólica, pero ese no era el problema... ¡Él, la rataconejo estaba ahí! Eso me desconcertaba.

―¿Qué voy a hacer? ¿Qué hare? ¡Estoy completamente sola! Sola, solin, solita ―exclame lloriqueando mientras abrazaba mis rodillas y las presionaba contra mi cara, haciéndome algo de daño. El inodoro era el lugar más cómodo en momentos como estos, de soledad y dolor. Mis lloriqueos fingidos fueron interrumpidos cuando alguien lanzó papel higiénico por el espacio que quedaba entre la puerta y el suelo. Pestañee confundida, lo levante reticente porque además tenía un mensaje escrito.

''Puedes sonar tus mocos con esto, no lloriquees tanto. Estúpida.''

Entre en pánico cuando recordé la escena del tráiler de la película cuando el demonio dejaba papelitos con mensajes y los tiraba por ese lugar. Y lo peor fue cuando vi unos zapatos, muy parecidas a las que usaría una muñeca por debajo de la puerta.

―¡Anabelle, déjame en paz!―grité―.Yo soy una buena persona, lo juro.

Escuche un risa lo que podía pasar fácilmente por el de una niña pequeña, incluso parecía diabólica. Lo cual me confirmo que estaba completamente muerta.

―Por favor, no me comas ―le hable al aire porque nadie me respondía. Me atreví a abrir la puerta lentamente, hubo un chirrido estremecedor, había llegado mi momento combatiría a la muñeca del demonio y salvaría al mundo ―¡Ajá! Te atrapé ―tiré al papel donde se suponía donde debería estar en la muñeca pero en lugar de eso, me encontré la sobrina de Yoongi. Estaba haciendo un puchero con sus ojitos muy abiertos y llenos de lágrimas. ¡Ay, ay no! El papel higiénico solo había rozado su cabello por suerte, no le iba a hacer daño pero si lloraba Yoongi iba a matarme ―Be-be... bebé lo siento ―me agache a su lado mientras otras mujeres que estaban maquillándose me miraban como un bicho raro y no niego que lo soy ―Creí que eras la muñeca fea... lo siento.

Pero ya era demasiado tarde pues había explotado en llanto y salió corriendo.

―Es-es-es-... espera ―trate de detenerla corriendo detrás de ella pero eso solo la hacía llorar y correr más, chillando alto ―¡Bebé no te haré daño!

Oh, Yoongi me mataría de verdad. Me detuve un momento. ¿Debería salir o volver a esconderme en el cubículo? ¡Disimular! Claro, eso serviría. Pobre bebé, de verdad que no quería asustarla. Salí del baño, lo más normal posible encontrándome con esa mirada juzgadora de la princesita con la bebé en sus brazos, se veía muy paternal y con ganas de asesinarme.

crush ; j. jungkook {en edición} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora