capítulo xviii

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El sonido de mi celular me despertó. Ugh... hoy era sábado y pensaba dormir mucho pero tenia la sensación de que habia dormido demasiado poco. ¿A quién se le ocurría llamar un sábado por la mañana? Busqué con los ojos cerrados mi celular que de seguro estaba tirado por ahí en la cama cuando lo encontré lo puse contra mi oído y contesté.

―¿Aloó?

―Que bueno que contestas―era Hoseok, su tono cantarín me hizo fruncir el ceño con los ojos cerrados todavía.―solo quería contarte que estamos esperando a Yoongi hyung en la estación del tren y no sé si te gustaría venir pero de todos modos te aviso. ―Mh, ¿Y eso qué tenia que ver conmigo? Él realmente sonaba tan energético y yo apenas podía pensar.

―Umh, ¿A mi? ¿Por qué me avisas esto? ―Para que vayas a la estación por él, duh. Si, pero, ¿realmente quería ir a buscarlo? Carraspeé un poco,HoSeok soltó una risita adorable al oír mi voz de camionero recién despierto.― ¿Qué hora es?

―Son las 8:30 de la mañana. ¿Vendrás, Hyo? Tienes tiempo de sobra para llegar. ―¿Y preguntaba por qué? Miré mi reflejo en el espejo frente a mi cama, parecía un zombie recién resucitado con el pelo desordenado y la cara hinchada por haber despertado.

―Maldición...―dije por lo bajo tratando de que Hoseok no me escuchara―Bien, voy en camino.

―Me alegra, Yoongi-hyung también se alegrara. ¡Te envío el número del anden por mensaje, adiós!

La llamada se cortó antes de que pudiera decir algo y me quedé acostada por unos minutos más. ¿Desde cuándo mi vida se habia vuelto tan complicada? De seguro Jungkook estaría ahí y no me vería a la cara y será demasiado incómodo. Después de que despertó en el autobús, se bajó sin decirme absolutamente nada. Agh... no tengo las agallas para enfrentarlo pero Yoongi... quería verlo y no maldecirlo por primera vez. Bueno, eso era inevitable.

Quería verlo, eso si era seguro. Había extrañado a la princesa del hielo. Por un momento pensé en llamarlo Elsa.

Me arregle de forma rápida en mi casa nadie estaba despierto aun, asi que me fui sin avisar. Espero no me golpeen con la chancla después. Corrí bastante, cuando llegué a la estación de trenes, no vi a Hoseok sino esta que camine un par de paradas más.

―¡Hyo! ―para mi sorpresa solo estaba él ahí, luciendo fresco y deportivo, sonriendo con amplitud como siempre. ―Llegas justo a tiempo porque, uff, sabes, tengo que irme, adios. ―Y riéndose, salió corriendo en dirección a las escaleras, abrí los ojos como platos al caer en cuenta de que significaba una cosa...

Estar a solas con la princesita.

―¿¡Qué!? Pero...―balbuceé un insulto y comencé a ponerme nerviosa pues como si fuese parte de un guion de telenovela, llegó un tren.

Trague saliva esperando que no fuera el de Yoongi.

Pero lo era detrás de un par de personas, lo vi salir con una simple mochila que era la misma que usaba para ir a clases. Su estilo seguía siendo llamativo y su piel, pálida como la nieve, también lo era. Se congelo cuando me vio, hasta creo que lo vi enrojecer mientras caminaba en mi dirección pero eso era imposible.

Ugh... espera. Le gusto a Yoongi y a Jungkook, ¿es en serio?

Le salude tontamente con la mano y una sonrisa incomoda. Hyo... será mejor que corras, pensé, pero ya era demasiado tarde para correr porque él se acercaba a mí con el ceño fruncido, sus ojos rasgados fueron de izquierda a derecha, confundido por mi presencia, supongo.

―¿Tú? ¿Qué haces aquí, torpe? Y...―Me miró a los ojos, parpadeando, extrañado. ― ¿Y los chicos?

―No tengo idea, Hoseok me abandonó aquí, literalmente, se fue corriendo. ―Debió haberse imaginado la escena pues una sonrisa bastante amplia adornó sus delicados rasgos.

crush ; j. jungkook {en edición} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora