Capítulo XIII

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Hoy debería ser 21 de marzo de 2017, pero como estamos en el siglo once, pues empezaré a contar de nuevo.

Día 1:
Nos despertamos muy temprano, poco antes del amanecer. Mientras la señora dormía plácidamente, decidimos escribirle una nota para que la leyera nada más despertar:

Querida señora:
Le damos gracias de corazón por habernos acogido esta noche. Como muestra de gratitud, le dejamos una botella de agua y un muslo de pollo. Una vez más, gracias, y deseamos tenga una buena cosecha.

Fdo: Aiden y Zoe

Luego de escribir esta carta, emprendimos de nuevo nuestra búsqueda de la taberna de Hallen. Después de varias horas caminando sin rumbo, decidimos volver a nuestro punto de partida. Regresamos a la primera taberna donde no nos habíamos atrevido a entrar, y gracias a dios, no había ningún guardia. Entramos, y le preguntamos al tabernero por "Hallen".

-Buenas, no sois de por aquí, verdad?  -Dijo el tabernero nada más vernos-

-No, somos viajeros.

-Oh, vale. Puedo ayudaros en algo? Queréis tomar alguno de nuestros licores?

-No, gracias. Buscamos la taberna de Hallen, puede decirnos dónde está?

-Está al norte de aquí, a una hora a pie. Pero os advierto una cosa. Hallen es una ciudad muy grande, llena de guardias que odian a los extranjeros. Intentad mezclaros un poco. Podeis visitar al barbero, ir al teatro, o simplemente pararos a comprar de vez en cuando para no levantar sospechas.

-Muchísimas gracias, señor. Hasta pronto!

Nos fuimos corriendo de la zona por miedo a que aparecieran de nuevo los guardias con sus imponentes caballos. Nos dirigimos al norte, únicamente guiados por la dirección del sol. Por el camino encontramos un carro roto. Le faltaba una rueda, y las otras tres estaban rotas. Investigamos mejor, y encontramos cuero, piel de lobo, lino, y unas botas de caballería. No entendía nada, pero supusimos que algún caballero habría pedido unas botas al zapatero, y este había sido atacado por bandidos. Era la única posibilidad, aunque un poco ilógica, porque la carga estaba intacta. No le dimos mayor importancia y seguimos nuestro camino. Un rato más tarde, vimos un enorme arco de piedra. Nos acercamos un poco más, y vimos un poste de madera clavado al lado del arco, que decía: Bienvenido a Hallen! Al leer esto, nos dio un vuelco el corazón. Por fin, después de un día de búsqueda, habíamos encontrado la ciudad. Ahora solo quedaba llegar a la taberna. Al entrar a la ciudad, vimos a la derecha la peluquería de la que nos habló el tabernero. Bueno, peluquería no, barbero. Todavía no me acostumbro a estar en el siglo doce. Seguimos avanzando por la ciudad y encontramos una enorme plaza, llena de mercaderes por el medio y alrededores de la misma, entre ellos un armero. Fuimos a hablar con él para vender las botas, y para nuestra sorpresa, valían aproximadamente 525 coronas. Nos quedamos alucinados por un momento, pero cogimos el dinero sin dudarlo. De paso, le preguntamos dónde estaba la taberna, y nos dijo que al este. Ahora, toca a ir al este otra vez. Nos tienen mareados, espero que Connor tenga algo interesante que contarnos. Poco después de salir de la plaza, encontramos por fin, "La taberna de Hallen".

-Buenas, tabernero, podría decirme si aquí se encuentra un tal Connor?

-Quién lo pregunta?

-Alguien que tiene que hablar con él de forma urgente.

-De acuerdo. Está en la mesa del fondo.

-Perfecto, gracias señor.

Fuimos a hablar con él, y nos invitó a un licor de uvas sin pipas. Un tipo de uva mayormente utilizado para bebidas alcohólicas y cócteles.

-Buenas, Connor, hemos leído tu carta.

-Al fin. Eres John, no? No mencionaste nada de...una mujer.  -Dijo señalando a Zoe-

No sabíamos qué decir, si decirle que sí, o que no. En ese momento, lo único que pensé fue que tenía algo que darnos, pero no valoré el riesgo.

-Claro, quién iba a ser si no? Ella es Zoe, mi hermana.  -Dije mirándola fijamente-

-No me importa quién sea. Esto son negocios, no una reunión de amigos. Tu recompensa está en El Molino de Abajo.

-Gracias, tiene algo más que añadir?

-Sí. Usted no me conoce. No hemos hablado ni hoy ni nunca. Ahora váyase.

Abandonamos Hallen rápidamente  en busca de una posada. Encontramos una por el camino, pero aunque era un poco más cara que las demás, nos servía. Costaba 10 coronas la noche por persona, mientras que las demás costaban 7 coronas. En realidad nos daba igual, habíamos conseguido una pequeña fortuna por las botas. Poco antes de dormir, estuvimos hablando un rato.

-Zoe, no crees que estamos teniendo demasiada suerte?

-Por qué, porque hemos retrocedido nueve siglos? o porque no sabemos qué hacer ni adónde ir?

-Mira el lado positivo, cielo. Tenemos dinero, y una recompensa que nos espera mañana bajo el molino que dijo Connor. Ayer encontramos sitio donde pasar la noche y comida barata. Hoy, conseguimos unas botas de más de quinientas coronas, tenemos una misteriosa recompensa que nos espera, y hemos encontrado posada a tiempo.

-Ya, pero...  -Dijo con voz tierna-

-Todo va a salir bien, Zoe. Tienes mi palabra.

-Te quiero Aiden, y aunque nos cueste, vamos a conseguirlo.

-Y yo Zoe, buenas noches.  -Dije con voz serena, acompañada de un bonito beso en la mejilla-

Mañana, a diferencia de hoy, tenemos un plan desde por la mañana. Buscar El Molino de Abajo.

La daga y el aprendizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora