Gwyllt

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Cuando ya se ha caído el último trozo de cáscara, unos ojos tan azules como el propio cielo me están mirando. Incluso su mirada transmite calor, me mira con esos ojos y yo no puedo hacer otra cosa que quedarme petrificada, no puedo ni soltar un grito, que sería lo que cualquier persona normal haría en el caso de que un dragón hubiera salido del huevo delante tuyo solo hace un momento, pero claro, yo no soy normal.

El pequeño dragón abre sus alitas, las extiende y las agita, como si se estuviera desperezando de un gran sueño. Guarda las alas a los costados de su azulado cuerpo, que no ocupa más del tamaño del huevo. De un salto se posa en el borde del cajón y entornando la cabeza me mira como si me estuviera analizando. Me acerco un poco más para verlo más de cerca, él se queda donde está pero cuando voy a tocarlo se estremece y se aparta, yo también aparto la mano asustada, pero decido volver a intentarlo. Esta vez se deja. El tacto es extrañamente agradable, las escamas son suaves pero a la vez ásperas, son duras pero a la vez blandas. Parece que a él le gusta que le acaricien así que no paro. Cuando los dos estamos tranquilos, él dejándose acariciar y yo acariciándolo, de repente suelta un tipo de estornudo y le salen pequeñas volutas de humo de las agujeros de la nariz, haciendo un ruido muy raro que me hace reír.

«Gwyllt» Bonito nombre para un dragón, salvaje.

Me estremezco cuando oigo ruidos procedentes de a fuera, ruidos que parecen que van a entrar de un momento a otro en la cabaña. Justamente cuando termino de ocultar a Gwyllt detrás mio se abre la puerta. Y no es otro que Jack, que raramente viene sin su lobo, que cierra la puerta y va directo hacia mi.

-No puedes estar aquí, y lo sabes, ¿qué haces aquí, qué quieres? -digo escondiendo bien al pequeño dragón.

-Ya ha salido, ¿verdad? He oído un ruido muy raro que procedía de aquí, aunque, sinceramente no esperaba que saliera tan rápido, parecía muy pequeño cuando me lo dieron, -dice muy rápido e intenta mirar detrás mio pero yo no se lo pérmito- déjamelo verlo, hombre.

-Mujer, -dijo poniendo las manos en mi cadera- ¿y que quieres decir con eso de que era muy pequeño cuando te lo dieron? ¿de qué estás hablando? -digo subiendo una ceja.

-No hagas como si no supieras nada, ¿creias que ese huevo se había aparecido mágicamente en tu cama? Pues no, fue mi lobo quién lo dejó ahí, -vele, eso me sorprende bastante, que Jack, o su lobo, hubiera dejado allí el huevo, y que no me hubiera dicho nada- Déjamelo verlo, no voy a hacer nada, te lo prometo.

Y no se porque le creo, pero lo hago, y me aparto del cajón abierto de la mesita donde Gwyllt está moviendo su colita al son de su respiración. Jack se pone junto a mi y los dos nos quedamos callados mientras observamos al pequeño dragón.

-Se llama Gwyllt.

-Bonito nombre.

Acaricio a Gwyllt por debajo del cuello, Jack me mira y yo asiento, entonces él también acerca su mano hacia el dragón e intenta tocarlo, este le mira con sus profundos ojos azules esperando algo malo pero como no llega se deja acariciar, pero solo porque yo le estoy acariciando más fuerte.

-Puedes empezar cuando quieras a explicarme el porque de todo esto.

-Antes de que me marchara mi madre me lo dió, me dijo que lo cuidara bien, que no le pasara nada ya que iba a ser muy importante en un futuro no muy lejano. Y por último me dijo que te lo diera a ti, bueno en realidad me dijo "Daseló a Elisa", en ese momento no lo comprendí, pero cuando te ví supe que tu eras esa Elisa. -dice encogiendo los hombros.

-¿Y si yo no soy esa Elisa? ¿¡Y por qué tenía tu madre un huevo de dragón?!

-Las preguntas de una en una. Primero, si eres esa Elisa, no me digas porque lo se, simplemente lo se. Y segundo, no tengo ni la más remota idea de porque lo tenía mi madre, ni siquiera sabía que era un huevo de dragón hasta hace un momento, lo que pasa es que soy un actor muy bueno, -dice, y no puedo hacer otra cosa que reírme , y él también se ríe, incluso Gwyllt suelta unas volutas de humo por los orificios nasales- y, ¿qué vas a hacer con él?

-Buena pregunta, pero entonces ¿el dragón es mio?, ¿sí? bueno, lo primero será encontrarle un lugar seguro en el que no le pueda ver nadie, porque esto solo lo vamos a saber tu y yo, ¿vale?

-Por supuesto, hay que mantener seguro a Gwyllt hasta que todos los planes venideros estén claros. En lo poco que llevo aquí ya me conozco mejor el bosque que cualquiera que lleve aquí una vida entera, y he visto unos lugares bastante buenos para esconderlo.

-Claro, todavía tenemos algo de tiempo antes de volver a entrenar, me los puedes enseñar y le podemos dejar ahí. Pero le tendremos que cuidar los dos, las veces que no pueda yo le cuidarás tu y viceversa, aunque no me quiero separar de él, -digo y doy un abrazo a Gwyllt- ¿Te puedo decir una cosa Jack? Antes, la primera vez que te ví pensaba que eras mucho más frió y arrogante, pero ahora veo que me equivocaba, eres majo.

Cuando no íbamos a ir decido contar a Jack de lo que creo que va todo esto. Cojo el papel del cajón en el que está Gwyllt, y le estiro y le quito las arrugas y se le doy a Jack. Este me mira a mi, luego al papel y finalmente a mi. No se porque lo estoy haciendo, no se ni siquiera si es de fiar o si no, pero hay algo dentro de mi que me dice que lo haga.

-Es la profecía, no preguntes como la conseguí. Pero con métodos legales, claro, soy una persona legal.

-Es seguro aquí, ¿no vendrá nadie? ¿no te buscará nadie? -y por un momento pienso en Kat, que se estará preguntando donde estoy, pero Kat es de las que preguntan pero no van a buscar.

-No, todos están en las canoas, y nadie me necesitará.

Vuelve la vista al papel y la lee atentamente deteniéndose al final de cada linea, asimilando toda la información. Después de un par de veces, mira a Gwyllt y luego a mi.

-"Del cielo ayuda recibiremos con garras y fuego" ¿crees que puede referir a Gwyllt? -dice doblando la nota y devolviendomela.

-No lo se, pero por lo menos ya tenemos algo.

Cojo una pequeña bolsa y me la pongo en el hombro, con cuidado meto a al pequeño dragón dentro. Jack y yo salimos de la cabaña 6 en dirección al bosque, donde, con suerte encontraremos un lugar seguro para refugiar a Gwyllt.

Vida de una semidiosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora