Las Cazadoras

711 45 4
                                    

Poco a poco kat va abriendo los ojos. Se lleva la mano al hombro y al tocarlo emite un pequeño quejido. Enfoca los ojos y me ve allí, sentada en una silla al lado de su cama esperando a que despierte con una sonrisa en la cara.

-Hola

-Hola, ¿qué tal estás?

-Bueno he estado mejor, -se ríe, pero al hacerlo se vuelve a llevar la mano al brazo- ahora imsmo se me ocurren un millón de situaciones mejores.

-¿Tes sigue doliendo el brazo? -Kat niega con la cabeza, pero se que aunque se estuviera muriendo de dolor no lo diría- ¿Quieres que llame a alguien?

-¿Y tu qué? Vi como lanzaste esa flecha, sin ti no hubiéramos acabado con ella tan rápido.

-¿Habían pasado por aquí quimeras antes?

-No, han pasado todo tipo de monstruos, pero nunca quimeras, -esto me lama la atención, que esta hubiera sido la primera vez que una quimera hubiera atacado el campamento despues de tantos años- ¿por qué lo preguntas?

-Simple curiosidad, -decido que ya es el momento de contarla todo lo ocurrido con mi madr..., bueno nuestra madre, todavía me resulta raro que sea mi hermanastra- Te tengo que contar una cosa.

-Vale, ¿es de la batalla?

-No, exactamente, -digo sonriendo y encogiendo los hombros- De camino que venia a verte, pues, eh, mama se ha aparecido, -espero a que diga algo, pero no lo hace y sigo hablando- hemos estado hablando, bueno..., de mi infancia. Y luego me ha dado esto, -me quito el anillo y se lo pongo en la palma de la mano- si te lo pones en el dedo y piensas en un arco mientras lo tocas, no se como, del anillo sale un arco con flechas y todo. Me mira sorprendida, todavía sin articular palabra.

-No pasa nada -me mira, y toca el anillo por segunda vez- por lo menos en mi -se quita el anillo y me le devuelve.

Me pongo el anillo y al momento un arco precioso, de un color entre marrón y dorado, aparece en mi mano. De mi espalda cuelga un carcaj cargado de flechas más afiladas que cualquier espada. Kat se me queda mirando alucinada.

-Al parecer solo funciona en mi -digo, y nos reímos las dos.

Dejo descansando a Kat en la enfermería, y como toso ya está mucho más tranquilo y todos han vuelto a la normalidad voy al bosque para ver como está Gwyllt.

Me acerca a la pequeña cueva en la que le dejamos. Veo que Nieve, el lobo de Jack, tiene un conejo en la boca y lo deja delante de la cueva, donde sale Gwyllt, carboniza a el conejo y se lo come de dos bocados.

-Bonita pareja, algo exrtaña, pero en si bonita -dice una voz detrás mio, me giro y veo que apoyado en un árbol está Nico DiAngelo, con los brazos cruzados sobre el pecho y el pelo negro azabache ocultando su cara- si queréis que nadie lo descubra tendréis que esconderlo algo mejor.

-¿Como lo has encontrado? -me pongo delante de Gwyllt, pero este se pone a mi lado.

-Estaba dando un paseo por el bosque cuando lo he encontrado, y he estado esperando a ver quien venía a por él.

El lobo de Jack se pone a mi lado, y por primera vez cuando le toco no siento un escalofrío. Este aúlla levantando la cabeza hacia el cielo. Espiro, y me doy cuenta de que he estado aguantando el aliento todo este tiempo.

-¿Qué quieres?

-¿Es que tengo que quieres algo? No eres la única que ha leído la profecía, y solo vengo a decirte que estas en lo cierto, Elisa, cuídale bien, nos hará falta bien pronto -se da la vuelta y se va, pero antes de entrar en las sombras se para- Vigilare esta parte del bosque.

Estoy un rato con Gwyllt y con Nieve hasta que me doy cuenta de que he pasado allí mucho tiempo y que es mejor volver. Acaricio a Nieve una última vez y le susurro al oído que le diga a Jack que quiero verle.

El resto del día pasa rápido y sin problemas, también sin noticias de Jack. Kat ya ha salido de la enfermería y junto con Travis, pasamos la tarde entrenando con espadas. A veces veo pasar volando algo parecido a un pájaro muy grande, de un color azul oscuro. Pero al final del día suena un cuerno, y de la colina baja un grupo de gente.

-¡Las cazadoras han llegado! -grita todo el mundo.

Alrededor de la hoguera hay un grupo de chicas junto a Quirón, ninguna tendrá más de 15 años. Los campistas se van acercando para saber el motivo de porque están aquí.

-Las Cazadoras de Artemisa no suelen pasar mucho por aquí, no soportan a los chicos -dice mirando a Travis, que encoje los hombros- si van a pasar la noche aquí será por algo importante.

 -Sí, la llevábamos buscando un tiempo, -dice la cazadora que está hablando con Quirón- es bueno saber que habéis acabado con ella. 

Me acerco más para poder enterarme de que están hablando, cuando la que está hablando con Quirón se fija en mi.

-Así que esta es Elisa, -dice sonriéndome-me han contado buenas cosas sobre ti, ¿habias cojido un arco antes?

-No, -digo interesada- ¿quien eres?

-Soy Thalia Grace, jefa de las Cazadoras de Artemisa, -dice acercándose a mi- y tengo mucho de que hablar contigo, Elisa.

Vida de una semidiosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora