En busca de la profecía perdida

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-Ya decía yo que no ibaís a tardar mucho en necesitar mi ayuda, es yo soy de lo mejor -su cara está reflejada en la cristalina agua de una fuente que encontramos a unos metros al aterrizar.

-No es exactamente por eso, -digo cruzándome de brazos- ten controlado el mar, los próximos monstruos saldrán de allí.

-¿Y cómo los sabeís vosotros? -pregunta Annabeth desde el fondo.

-Es una historia muy larga que claramente no nos daría tiempo a contar, -dice Travis a mi lado- pero tener un ojo puesto allí.

-Si sabéis algo más no dudéis en volver a mandarnos un mensaje iris -dice Annabeth subiendo la voz cada vez más cuando el arco iris de desvanece, como si eso fuera a hacerlo parar o lentizarlo.

Travis y yo nos sentamos en el suelo esperando a que venga Jack, el cual ha ido a echar una ojeada al terreno para ver si estamos seguros, mientras recogemos los restos de la comida. Llevábamos solo un par de horas volando hasta que tuvimos que parar, y ya el paisaje ha cambiado muchísimo. Estamos en el jardín de una vieja casa. Hace tiempo debió de ser una casa impresionante, pero ahora mismo está abandonada, se nota que los dueños no han vivido aquí desde hace muchos años. Aunque estamos rodeados de bosque por todos los lados no me siento atrapada, al contrario, me siento libre, libre como no me he sentido nunca. Travis tiene la cabeza apoyada contra un árbol y parece que le está gustando tanto esta sensación como a mi. Mira al frente, sus ojos perdidos en el horizonte, marrones y profundos. Se debe de dar cuenta de que le estoy mirando porque gira la cabeza y me sonríe.

- Ya siento que no puedas dejar de mirarme, en fin, que se le va a hacer, si el que es guapo es guapo, -dice, y los dos nos reímos- Tengo la sensación de que este va a ser una buena misión. De que lo vamos a hacer bien.

Me aferro a eso, ya que la empresa que tenemos por delante es muy difícil y complicada. Mientras esperamos a que Jack vuelva, Travis se sienta a mi lado y me cuenta como fue su primer en el Campamento Mestizo. Ni para él, ni para su hermano gemelo, Connor, fue fácil adaptarse pero una vez que ya formaban parte del campamento se convirtieron en los jefes de la cabaña 11. Yo le cuento como era mi vida antes de saber que era hija de una diosa, el colegio, mis amigos, mi padre... Lo normal sería sentirse perdida, sola e incluso asustada, pero aquí, en el poco tiempo que llevo parece que he encontrado otra familia.

-Viene alguien -dice Travis levantándose y sacando un poco la espada de su funda.

Pero solo es Jack, que viene acompañado por alguien. Yo también me levanto. El hombre que lo acompaña estará alrededor de los 30 años, moreno y de estatura media, bastante parecido a Travis. Se dirigió primero hacia él, Travis se había quedado quieto sin habla. << Hermes >> pienso.

-Hola Travis, Elisa, -dice Hermes sonriendo- tenéis suerte de que me haya encontrado con vuestro amigo Jack, ya que tengo una ligera idea de donde podréis encontrar lo que estáis buscando.

-Hola papa -dice Travis en un tono que no consigo descifrar- ya es triste que le primera vez que nos encontremos se por casualidad -dice a lo bajo.

-Yo no lo llamaría casualidad, -dice acercándose a Travis y guiñandole un ojo- y os he estado vigilando a tu hermano y a ti desde que nacisteis, siempre he estado allí, solo me no me veíais.

-Siento interrumpir ente momento padre-hijo, pero, bueno, tenemos un poco de prisa... señor Hermes -digo interponiéndome entre ellos.

-Cierto señorita, y llámame solo Hermes, ¿vale? porque presiento que esta no va a ser la ultima vez que nos veamos, ¡y eso que no soy mi hermano Apolo! -dice riéndose- bueno, si no me equivoco estáis buscando el resto de una profecía,<<Del cielo ayuda recibiremos con garras y fuego, / la madre del fuego y el lobo partirán sin ruego. Juntos todos deberemos luchar contra su juego, / el mundo conocido vivirá o perecerá bajo....>>, pues, no digáis nada porque esto es top secret, hay un sitio en el que igual la podéis encontrar, aunque siento mucho deciros que tendréis que dar la vuelta, ya que está en Nueva York -dice sonriendo.

-¿Pero en Nueva York, dónde? No podemos buscar a ciegas, es una ciudad enorme -dice Jack desconcertado.

-A veces las cosas más simples son las más difíciles de ver solo porque las tenemos delante -una vez dicho esto se despide y se va.

Los tres nos quedamos un rato en silencio pensando en lo que acaba de decir Hermes, ya que no tenemos otra pista que esa, y me parece muchas más s que bajar al Inframundo para preguntar a los monstruos si sabes de algo grande que se avecina, sinceramente.

-¿Pero tu padre no es el padre de los viajeros? ¿No nos podría haber ayudado un poco más? no se, Nueva York es enorme -dice Jack sentándose en el suelo.

-Lo se tío, pero ahora tenemos que centrarnos en esto, ¿alguna idea a lo que se refería con eso de 'A veces las cosas más simples son las más difíciles de ver solo porque las tenemos delante'?

-Claro, ya esta, digo después de un rato pensando- ¿Cuando tenéis una duda sobre algo o necesitáis información a donde vais? 

-¡Internet! -dicen Travis y Jack a la vez.

-Ya, pero como buenos semidioses que sois os acordáis de que no podemos usarlo y os dais cuanta de... ¿no? ¡Una biblioteca! Tiene que estar allí, lo que pasa es que tenemos que saber buscarlo bien -digo levantándome de un salto- venga, vamos.

-Pero, ¿estas segura de que estará en una biblioteca? Quiero decir, es un lugar muy transitado, no creo que una cosa como esa se guarde en un lugar como ese.

-Elisa tiene razón, ¿qué sería más obvia que eso? Deberíamos empezar por la Biblioteca Publica de Nueva York -dice Jack levantándose.

Recogemos todo y nos ponemos en marcha. Nieve emprende su viaje antes que nosotros ya que como va corriendo le toma más tiempo. Lo meto todo en mi mochila y compruebo el anillo que me regaló mi madre a ver si funciona, y lo hace, cuando paso el dedo con encima aparece magicamente el arco y el carcaj en mi espalda. Nos montamos en Gwyllt y Jack insiste en que el quiere ir delante, para ver todo el camino y que esta vez no haya problemas, así que me pongo con Travis atrás. El dragón empieza a volar y el viento choca contra nuestras caras al instante pero luego se vuelve una sensación de libertad. Me paso el viaje hablando con Travis, la mayor parte del tiempo hablando de cosas sin sentido e inútiles, pero nunca consideraría que hablar con él es estar perdiendo el tiempo, porque con el la cosa más aburrida del mundo se puede convertir en la más divertida. La verdad es que es una buena persona con la que estar, aunque no estemos hablando todo es genial , ya sea por sus gestos o por sus miradas. 

Como ya estamos cerca decidimos que sería mejor dejar a Gwyllt en el campamento e ir derechos a la biblioteca. Descendemos a unos 500 metros del campamento mestizo, y en lo que nos bajamos del dragón aparece Nieve, que lame la mano de Jack en señal de saludo.

-Mira quienes han venido después de fracasar en su primera misión, ¡qué sorpresa! ay, espera, ¡no! -dice Clarisse, que acaba de salir de detrás de un grupo de arboles.

-Seguimos una pista, la cual nos ha vuelto a traer aquí, -dice Travis mientras se ajusta la espada al cinto que lleva en el pantalón- y por cierto ¿qué haces tu aquí sola?

-Siguiendo la pista de un par de monstruos -dice algo enfadada al ver que no hemos fracasado en la misión.

-¿Te refieres a esos? -dice Jack sacando su espada de la funda y señalando detrás de la espalda de Clarisse.

-Oléis demasiado a semidios, por eso han venido tan rápido, -dice con la espada ya en la mano- ¿preparados para una buena fiesta?

Vida de una semidiosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora