Lo quiero todo

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Bethany POV

Hacía solo una hora que había vuelto de mi desayuno con Lucas y no podía haber estado más confundida. Al despedirnos él había dicho “deberíamos ir despacio Beth, así evitamos más daños”

¿Más daños? ¿Enserio? El estar lejos de él ya era un daño bastante fuerte para mí. Había estado extrañándole dos meses, eso era mucho tiempo.

Mi cabeza daba vueltas en torno a una idea. Era una idea tan loca pero eso ya me daba igual, tenía que saberlo.

Salí de casa y me di cuenta de que llovía a cantaros pero eso no iba a impedir que llevara a cabo mi locura de plan.

Cogí el coche y conduje hacia la que hasta hace dos meses había sido mi hogar.

Me bajé del coche y di un pequeño paseo en la entrada, dudando. Al final llamé al timbre y esperé bajo la lluvia, empapándome hasta los huesos.

Lucas me abrió la puerta y me miró extrañado.

-Beth, ¿qué haces aquí?

-No quiero ir despacio –empecé a decir. –No se pueden evitar los daños y ya es suficientemente doloroso extrañarte con cada célula de mi cuerpo como para ir despacio.

Hice una pausa y continué soltándolo todo.

-Te amo. ¿Sabes que eres la única persona aparte de Maddie y Caroline a la que le he dicho eso alguna vez? Te amo y solo quiero saber si el daño que te he hecho es irreparable, si todavía sientes eso que sentías cuando nos besamos en la piscina o cuando me consolaste en la bañera. Solo quiero saber si todavía me quieres de esa manera.

Lucas se acercó a mí bajo la lluvia y me besó tan súbitamente que por unos segundos me quedé completamente inmóvil, pero luego respondí a su beso con la misma fuerza.

-Nunca he dejado de amarte, Beth.

Sonreí y volví a besarle. Sus labios sabían a lluvia y me encantaba. Puse mis manos en su nuca y le atraje más a mi. Lucas me hizo caminar hasta entrar en casa sin dejar de besarnos. Mis manos volaron hasta su cintura, le subí la camisa y se la quité. Le empujé suavemente escaleras arriba y mi blusa desapareció a mitad de camino.

Los dos sabíamos que esta vez iba enserio, y, siendo sincera, no sentía la más mínima vergüenza.

Desabroché sus pantalones, besé y acaricié cada centímetro de su pecho y estomago. Mi mano recorrió su espalda trazando suaves círculos por su piel.

Lucas bajó hasta mi cuello y sus manos hicieron desaparecer mis vaqueros mojados. Besó mis piernas y cada tramo de piel que alcanzaba. Su boca hizo un recorrido desde mis labios hasta el borde de mis braguitas, dejando una estela de fuego a su paso. Acarició mi espalda y desabrochó el enganche de mi sujetador, tirándolo lejos de nosotros. Acarició mis pechos con las manos y volvió a besarme, con más pasión, más urgencia y un toque de timidez.

-Eres preciosa –susurró en mi oído.

-Te amo –ahora que había descubierto la frase, me encantaba decirla.

Nos tumbamos en la cama, besándonos como si no necesitáramos aire. Lucas enroscó sus dedos en el elástico de mis braguitas y me las bajó muy lentamente, como si quisiera torturarme. Mi turno: me deshice de sus bóxers rápidamente, que a estas alturas albergaban un bulto bastante grande. Lucas sacó un condón de la mesita de noche y se lo puso. Le mordisqueé un poco el cuello y él se introdujo dentro de mi. Solté un gemido ahogado al sentirlo. Enrosqué las piernas en sus caderas e hicimos el amor hasta que ambos quedamos satisfechos.

Después de unos minutos, cuando nuestras respiraciones dejaron de ser jadeos sofocados, me recosté boca abajo sobre su pecho y apoyé mi mejilla en él. Lucas se dedicó a trazar figuras con su dedo en mi espalda.

-Creo que ahora ya sabemos lo que viene después del punto agridulce –susurré sonriendo. Su pecho subía y bajaba al compás de su suave risa.

-Deberíamos estar en el punto agridulce más a menudo –comentó él llevando sus dedos más abajo de forma sugerente.

-Um, así que es eso, el sexo ¿no? –dije con un tono ofendido mientras contenía la risa.

-Eh, no –parecía que Lucas no sabía dónde meterse –sabes que no es eso… yo te quiero Beth, no…

Al final no pude contener más la risa y me apoyé sobre mi barbilla para poder verle la cara.

-Calla tonto, solo te estaba tomando el pelo, ahora voy a ser la primera en querer meterse en tus pantalones.

-Oh –Lucas parecía contento con la idea –creo que me gusta.

Me acerqué un poco para poder darle un beso rápido, pero un beso llevó a otro, y luego a otro, y luego… bueno, digamos que no estoy nada decepcionada con lo que pasó luego.

No quiero enamorarme de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora