Capitulo 7.

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Rebeca Evans.

El pulso me va a mil por hora. Necesito salir de este maldito gimnasio y quitarme el dichoso vestido. Dan me mira preocupado mientras que Bieber tiene puesta una mano en lo bajo de mi espalda.

Vuelvo a mirar  la pantalla de mi teléfono y marco el numero del hospital. No puedo escuchar nada de lo que dicen, así que salgo del gimnasio con el teléfono en mi oreja y dos chicos detrás de mí.

Estoy tan nerviosa que no consigo entender lo que la doctora me está diciendo, así que decido ir directamente al hospital y sea lo que sea que está pasando, verlo con mis propios ojos.

-Necesito ir a al hospital.

-Yo te llevo.-Dice Justin que lleva mi chaqueta en su mano derecha. ¿Cuándo la ha cogido?

-Yo soy su pareja de baile.-Responde Dan.-Creo que debería llevarla yo.

-Lo que tú crees me es totalmente indiferente. – Frunzo el ceño ante lo que le dice Justin, porque ellos nunca se han hablado de esa manera. O al menos yo no les he visto hacerlo.- Vamos Becca, sube al coche.

-He dicho que la llevaré yo Justin. Maggie debe estar esperándote.- Y ya he tenido suficiente.

-¿Podéis cerrar la boca?- Los dos dirigen su atención hacia mí.- Cogeré un maldito autobús si hace falta.-Cojo mi chaqueta de las manos de Justin y me alejo de ambos.

-Espera Becca.- Me giro al escuchar la voz del chico de ojos miles.- Iremos ambos.- Ahora es a Dan a quien mira. Este asiente con la cabeza y camino hasta el coche de Justin.

Me siento en el asiento trasero y comienzo a morderme las uñas. No quiero que nada le pase a Eliot, es la única persona que me queda. Nosotros siempre habíamos estado muy unidos, es mi mejor amigo.

Corría a su cama cuando tenía pesadillas y le ayudaba a elegir vestuario en sus citas. A pesar de que mi gusto para la moda era pésimo, él parecía no notarlo y sus citas tampoco.

Íbamos al cine todos los jueves, después de su entrenamiento de hockey y a ambos nos encantaba ver el partido los sábados. Yo los había seguido yendo a ver con él en el hospital, pero no era lo mismo sin sus malas palabras hacia el equipo contrario.

Él tenía esa mágica forma de hacer que cualquier persona se sintiera bien, le gustaba pasarse el día haciendo bromas y aunque las odiaba, ahora las echaba de menos, incluso las necesitaba.

"Ha comenzado a llover y miro distraída las gotas cayendo por el cristal de la ventana del coche. Mi padre está enfadado, lo sé porque no ha dicho una palabra desde que mi hermano y yo hemos subido al coche.

No le culpo, Eliot me había llevado a mi primera fiesta y él creía que estaba en casa durmiendo.

-Papá, lo siento.-Digo intentando que la tensión en el coche sea menos densa.

-No es tú culpa, he sido yo quien te ha arrastrado a esa fiesta.-Mi hermano se gira a verme desde el asiento del copiloto.

-Está bien chicos.- Los ojos de mi padre me miran a través del espejo retrovisor.  –Tenéis edad para ir a fiestas. Pero la próxima vez pedir permiso.- Asiento con la cabeza estando de acuerdo con mi padre.

Eliot enciende la radio y la canción de Little Talks comienza a sonar. Ambos nos podemos a cantarla mientras mi padre golpea el volante al ritmo de la música.

Y entonces una luz nos cegó y todo se volvió negro.

Los odios me pitan de una forma horrible y cuando consigo abrir los ojos siento un peso sobre mi cuerpo. Llevo una mano hacía la zona de mi cabeza que duele y luego siento la sangre entre mis dedos. Respiro hondo porque no quiero entrar en pánico e intento orientarme.

Because of you.  [JB]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora