« Los grandes cambios siempre vienen de una fuerte sacudida... Para muchos significa el principio de una nueva era de paz... Para algunos el fin del mundo... Sin embargo... Es el inicio de un nuevo capítulo. »
...
Era un momento muy especial para todos los habitantes de aquel mundo que había sufrido una muy, muy larga guerra que lo llevó a que una infinidad de soldados dieran sus vidas por la supervivencia de estos para que algún día vivieran en paz, en armonía y libres de guerras. ¿Quién no atesoraría un deseo así? Sin embargo, aquel deseo finalmente había sido cumplido gracias al valiente acto de un pequeño dragón purpura cuyo nombre iba ser recordado por muchas generaciones hasta para los entes más importantes del mundo, los cuales reconstruían sus ciudades, pueblos, aldeas y hogares respectivamente.
¿Y dónde se encontraban los aliados que le sirvieron lealmente al dragón púrpura? Más allá de aquel campo de batalla en la Guarida de Malefor, donde se había desatado la batalla más épica de todos los tiempos, en la orilla de un bosque cerca de un cueva ancha y aparentemente profunda, se encontraban los Guardianes de los Elementos; Terrador, un dragón de tierra de color verde, robusto, alto, de aspecto intimidante pero de buen corazón y sus ojos verdosos reflejaban el alivio que este experimentaba, a su vez que respiraba profundamente agotado. A su lado izquierdo estaba Volteer, un dragón eléctrico de escamas amarillas, como los relámpagos mismos, complexión fuerte pero no tanta como la de su compañero Terrador, y se contenía las ganas de romper a llorar al estar observando el hermoso paisaje que se deleitaba frente a sus ojos amarillos. Y por último, situado en el lado derecho del dragón verde, se hallaba un dragón de hielo llamado Cyril, quién estaba manteniendo su pecho en alto e intentando no expresarse demasiado pero los sentimientos que ocultaba eran demasiado fuertes que no tuvo la fuerza y orgullo suficiente para que una sonrisa sutil se esbozara en su rostro celeste como el hielo, su tamaño era comparable con la de Volteer, pero Terrador le ganaba por una cabeza de altura y su musculatura era más delgada que estos.
¿Y cómo se veía el paisaje? Pues la verdad era complicado de deducir incluso para los que lo estaban viendo. Sin embargo, ellos observaban, no sólo un campo sino, a cientos de campos flotando de un sentido para otro, como si la gravedad nunca hubiese existido, aquellos horizontes, los cuales habían formado parte de la Tierra, eran sólo simples islas que se iban uniéndose a la corteza terrestre, a un ritmo inexistente y exageradamente lento.
Terrador siempre se mantuvo con la esperanza de que un día todo se arreglara, era solamente cuestión de tiempo. Si no lo hubiera hecho así, habría perdido los ánimos de combatir hace mucho tiempo y le hubiese costado ganar la lucha contra el ejército del malévolo Malefor, así como guiar al héroe que lo salvó, a él y a sus seres más cercanos. Escuchaba revoloteos acercándose, para él era imposible no reconocerlos, bufó mientras recuperaba la compostura y se volteó para encontrarse con una libélula dorada con brazos, además de que mostraba una cara de asombro acompañado por una mueca de preocupación.
— Así que por fin te animaste a salir, Sparx —Carcajeó Terrador, mientras que sus compañeros se giraban un poco sus cabezas para ver al nuevo visitante.
— Creí que te quedarías ahí escondido por más tiempo, pequeñín. Lloriqueabas sin cesar cuando oías esas explosiones de afuera —Agregó Cyril girando sus ojos con exageración y burla.
Sparx se había quedado helado. Aquellas palabras le atravesaron su orgullo, o eso consideraba él, como un millón de pequeñas agujas en el pecho, que acabó soltando una risa nerviosa, como si intentara ocultar aquel hecho con una apariencia segura. Él se fue volando con gran velocidad, a su vez de que desprendía múltiples zumbidos con sus cuatro alas, hasta que llegó al costado derecho de Terrador.
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La Leyenda de Spyro: El Reino de Éter [CANCELADA]
FanfictionLa historia toma lugar justo después de los acontecimientos desatados en Dawn of the Dragon. El planeta se ha vuelto irreconocible y extrañamente fragmentado en pequeñas islas que flotan a su alrededor que van colisionando entre sí. ¿Y qué ha pasado...