Con un puño en la boca mientras iba tosiendo pedazos de lechuga sobre su plato, aquella pregunta había tomado de sorpresa a Bianca. Teniendo los ojos cerrados, puso las hojas al lado de los cubiertos, el tenedor en la ensalada y comenzó a agitar la mano, sin ver a dónde la estaba dirigiendo realmente...
Spyro se quedó un momento buscando una manera de ayudarla, un poco perplejo porque no esperaba que su curiosidad le diera tanto impacto a Bianca, mientras que Zoe caminaba hasta él, dirigiéndole una mirada de reproche que sólo le acumuló un peso de culpabilidad en el estómago y removiéndole la comida recién digerida. Abrió la boca, dispuesto a disculparse, pero se calló cuando fue apuntado amenazadoramente por el tenedor de Zoe.
Cynder los observó, lamiéndose aún sus garras con aire inocente.
—¡Buen trabajo! —Le reprochó Zoe a Spyro con altivez, moviendo bruscamente el tenedor y señalando a Bianca, que logró atrapar milagrosamente una copa de jugo de manzana, que estaba en su izquierda—. ¡Un día matarás a alguien con tu curiosidad, cabeza hueca!
—Pero, sólo...
—¿Nunca recibiste modales, niño púrpura? —Tajó fieramente Zoe, moviendo el tenedor hacia adelante, como si hubiera clavado el corazón de alguien.
—Bueno... no, creo que no —Dijo Spyro, con los ojos fijos en ella ahora. Sentía mucho interés—. Fui criado en un pantano. Tuve que cazar mi comida con Sparx, mi hermano, aunque casi todo el tiempo me pedía que le cazara insectos.
Agarrándola de un rápido movimiento, una copa parecía ser lo que Bianca buscaba, porque, con un rápido movimiento, se la llevó a sus labios, dándole un sorbo profundo, lento y perfectamente sonoro.
—Me incluyo —Coincidió Cynder de pronto—. Al haber vivido toda una vida encadenada a las órdenes de un simio apestoso, ¿realmente creen que voy a saber algo de cómo tomar un tenedor? ¡Prefiero usar a éstos!
Como si su boca fuera una cueva profunda, enseñó, muy orgullosa de sí misma, sus afiladas navajas que tenía por dientes. Zoe se estremeció y dio un torpe paso atrás, chocando de espalda con una copa de oro llena de jugo que había detrás. Tambaleó, desparramando su contenido por todos lados. Fue cayendo en el sentido opuesto en el que estaba Zoe, que soltó su cubierto y corrió a toda velocidad hasta llegar delante del objeto de oro, con las manos alzadas, y consiguió atraparla a tiempo, pero ahora estaba sobre su frágil y pequeño cuerpo. Entonces Zoe, con sus labios exageradamente apretados y sus ojos bien saltones, tuvo que ir reuniendo fuerzas en sus brazos para intentar enderezar la copa, chillando y sudado en el proceso.
Estando al frente de ese momento, Cynder ocultó su dentadura al cerrar sus labios con sutileza, descendiendo el cuello hasta que su mandíbula casi rozara la mesa, y afligió su mirada de forma encantadora, con las comisuras de sus labios curvadas. Disfrutaba de la situación de Zoe como un escenario dedicado especialmente para ella.
Pero, en la derecha de la dragona, Spyro sonrió, mirándola de soslayo. Él también prefería usar sus instintos salvajes que esos complicados cubiertos con sus tres garras de cada pata, pero realmente eso no le importaba mucho en aquel momento, peros el gemido de agotamiento de Zoe lo bajó de sus pensamientos, y al fin la miró con preocupación.
Ella había llegado a la derecha de una bandeja de pollos desnudos (eran puro huesos ahora) encima. Zoe tenía mojado el cabello rojo, le sudaba en las esquinas de la cara y portaba manchas rojas en las apretadas mejillas. Spyro bajó la mirada, siguiendo un rastro de jugo, entre los cientos de platos, cubiertos y copas, que paraba en aquella dirección, y, adquiriendo una expresión de incredulidad en la cara, concluyó que Zoe había hecho un desastre al tratar de incorporar la copa.
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La Leyenda de Spyro: El Reino de Éter [CANCELADA]
FanfictionLa historia toma lugar justo después de los acontecimientos desatados en Dawn of the Dragon. El planeta se ha vuelto irreconocible y extrañamente fragmentado en pequeñas islas que flotan a su alrededor que van colisionando entre sí. ¿Y qué ha pasado...