XVII

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Lucas corrió a la oficina, pero no podía ingresar

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Lucas corrió a la oficina, pero no podía ingresar. Lo único que podía hacer era esperar afuera, sin embargo un gendarme estaba allí y eso no sería un impedimento para el rubio.

―Ness es mi amigo... ―dijo Lucas al vigilante―. No haré nada, solo voy a esperarlo.

El hombre rió un poco del rubio al verlo y oírlo hablando solo.

―¿Qué es tan gracioso?

―Nada niño.

―¡No soy un niño!

―No grites o te saco como un colador de aquí. ―Dijo mostrando su metralleta.

―No me das miedo, apúntame lo que quieras, si quieres me matas, no me importa. Ni siquiera sabes sostener bien el arma.

El hombre se puso nervioso un poco, prefirió fingir que no escuchó al molesto enano.

―Quiero saber de qué rayos te reías.

―De tú cara de culo.

―Y tú tienes cara de coño.

El sujeto una vez más se reía de lo que el rubio había dicho. Le dio un par de empujoncito hacia adelante, para que se asomara en la puerta. Lucas lo miró sorprendido, él lo instaba a mirar a escondidas en la oficina.

―Que solo sean dos minutos ―dijo el hombre guiñándole un ojo―, yo te cubriré.

―Oh... gracias, ―respondió Lucas mirando el nombre en la vestimenta de aquel vigilante―. Duster.

Ness abrió la puerta de una patada, la puerta le llegó a Lucas en la cara.

―¡Lucas! ―Perdón dijo abrazándolo de inmediato. Lo tomó de una de sus manos y corrió con él a su habitación.

Lucas aún sostenía con la otra mano su nariz, estaba sangrando.

―Perdón princesita de verdad no quise lastimarte.

―No es nada, fue solo un golpe.

Ness buscó entre sus pertenencias algo que pudiera servir para secar la sangre de su amigo. Solo había ropa interior, ropa sucia y su pantalón favorito... puso su pantalón encima de la nariz ensangrentada de Lucas.

―Ness... es tu pantalón favorito.

―La sangre sale... ¿O no? Bueno, no importa. Quiero saber que estabas haciendo allí.

―Quiero saber que hiciste tú para que te llevaran a la oficina y terminaras tan enojado como para dar semejante patada a la puerta que casi me rompe la nariz.

―Le pegué a Abbot.

―¿Solo eso? ―Lucas lo miró seriamente.

―N-no, Lucas, no pude contenerme, es que no quiero que te pasen a llevar... hablarán de eso en el juicio, del daño que le hice.

Una vez más Lucas se puso a llorar. ―Seguro no tienes ninguna posibilidad de quedarte después de la idiotez que acabas de hacer.

―Perdón...

―No puedo creer que mañana será el último día que estaré contigo. ¿Que será de mí?

―Lucas...

Ness no podía decir nada, nada ya tenía sentido, no había nada más que hacer, era imposible que lo dejaran quedarse hasta cumplir los 20 años. Ni siquiera sabía como consolar a Lucas, su promesa la había roto en cuanto empezó a defender a Lucas de los acosadores. Cada día su sentencia iba aumentando sin que el rubio lo supiera.

―Lucas, tienes un amigo, confía en el gendarme llamado Duster, yo hablaré con él y le diré que cuide de ti.

―Cállate, lo arruinas todo cada vez más.

Lucas se acostó en su cama quedándose casi de inmediato dormido. Ness esperó hasta ese momento para volver a salir de la habitación. Tomó las llaves del güerito y cerró por fuera.

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