-Por Merlín-. Harry fulminó el periódico que había comprado como si fuera su culpa. Y por lo que sabía en esos momentos podía serlo-. No puedo creerlo. No pudo simplemente matarme, no. Soy el Niño-Que-No-Se-Muere-Malditamente-Nunca.
1941.
La maldición de Dumbledore lo había enviado en el tiempo en lugar de matarlo como habría hecho con cualquier persona normal.
Frunció el ceño y siguió paseándose por la pequeña habitación que actualmente ocupaba. No le había tomado mucho tiempo encontrar el Callejón Diagon. En vez de rentar una habitación en el Caldero Chorreante había encontrado una pequeña habitación en el Callejón Knocturn.
Cualquiera que supiera sobre Harry Potter, ícono de la luz, jamás pensaría en buscarlo en un lugar como ese.
El único problema era que no había nadie buscándolo. Todos aquellos a lo que conocía todavía ni nacían. Bueno, todos menos Albus Dumbledore y Tom S. Ryddle.
Y ninguno de ellos era confiable para pedir ayuda.
Uno era sólo un niño, tres años menor que él. Y ambos habían intentando acabar con su vida. Uno varias veces y el otro apenas hacía dos días.
Y ya que no quedaba nadie más tendría que hacer las cosas por sí mismo.
El Niño-Que-Vivió escondió el rostro entre sus manos.
- ¿Acaso esto puede ponerse peor? Uno pensaría que mi vida no podría empeorar. ¿Por qué el Destino me odia tanto? ¿Qué habría hecho Sirius?-. Un fuerte golpeteó desde el otro lado de la pared distrajo sus pensamientos-. Cállate. Hay gente aquí que quiere dormir. ¿Qué haría Sirius?- se volvió a preguntar ignorando al que hacía ruido. Probablemente ya se había vuelto a dormir- ¿Qué haría Sirius?- repitió. Era algo que hacía más y más desde que su padrino había caído por el Velo. Normalmente lo ayudaba a encontrar una respuesta y esta vez no fue la excepción.
Sonrió y dejó de pasear. Miró la única ventana en su habitación. Abajo la gente seguía su camino. A diferencia del Callejón Diagon, el Knocturn volvía a la vida cuando se ponía el sol. Entonces todo tipo de seres que se escondían de la luz solar salían.
Harry despertó temprano a la mañana siguiente. Yacía acostando sobre la cama esperando que su cerebro se pusiera al día con los acontecimientos sucedidos el día anterior.
Apenas recordó por qué estaba en esa oscura habitación en lugar de la casa de sus parientes; se levantó y comenzó a estirar su cuerpo como si fuera un gato.
No sabía si era por la cama o por la maldición de Dumbledore, pero su cuerpo todavía no volvía a la normalidad.
-Al menos el malestar en mis pulmones se fue- se dijo.
En circunstancias normales habría ido con un sanador o, si estuviera en el colegio, con Madame Pormfrey. Pero ahora no tenía respuestas a las preguntas que seguro le harían.
Y primero lo primero.
Vestido con una túnica negra, Harry dejó su habitación con el baúl flotando tras él. Sabía que nadie entraba al callejón Knockturn vestido como muggle. No si quería seguir viviendo.
El uso de la magia le dio a Harry un dolor de cabeza constante, pero no llevaría sus cosas arrastrando. De esa manera nadie podría robarle. Además había visto a mucha gente haciendo lo mismo. No sería bueno que los demás pensaran que era un nacido muggle. Sólo terminaría causándole dolor.
Caminó hacía la puerta del Caldero Chorreante. El lugar lucía exactamente igual que en el futuro. El mundo mágico cambiaba muy lentamente. Hasta ahora no había visto mucha diferencia.
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El comienzo del comienzo
FanfictionEsta historia no me pertenece, le pertenece a HuskyWalker de fanfiction en inglés y a fadamaja en español. Tomarry La continuación de la historia se llama "decido mi propio destino"