El comienzo del comienzo

Capitulo 37

Antes de poder correr y salvar a su padrino unos fuertes brazos rodearon su torso impidiéndole hacer lo que tenía planeado. Harry se vio forzado a mirar cómo Sirius caía en cámara lenta. Estaban cerca pero los brazos alrededor de su cuerpo le impedían acercarse más para tomar la mano de Sirius.

De repente era Harry quien caía. No necesitó mirar para saber que el velo estaba tras él. Miró hacia adelante. No quería que el velo fuera la última cosa que veía antes de morir.

Vio los rostros de las personas que había conocido en su propio tiempo antes de que Dumbledore tratara de matarlo. El profesor al que le había vuelto el cabello azul cuando había estado muy molesto. Hagrid, Hedwig, Draco, Ron, Hermione, y los profesores de Hogwarts que había tenido durante los años, mortífagos, los Weasley.

Se mezclaron en una retorcida cara como de serpiente con ojos rojos y sin labios ni nariz. Voldemort sonreía diabólico y la victoria brillaba en sus ojos.

El rostro de Voldemort se transformó en el de Tom. Ahora era Tom quien trataba de alcanzarlo de manera similar a como él había tratado de alcanzar a Sirius. Tom estaba siendo sostenido por Voldemort que estaba parado tras el chico de manera similar a como Remus lo había sostenido para evitar que siguiera a Sirius a través del velo.

La espalda de Harry chocó contra una superficie dura y obligó a sus ojos a abrirse aunque no quería ver a Tom y Voldemort juntos de esa manera.

Sus alrededores estaban borrosos y Harry se dio cuenta de que no tenia puestos sus anteojos. La luz en la habitación le dijo que ya no estaba en el departamento de Misterios. Se encontraba de espaldas en el piso de su sala.

Lágrimas llenaron sus ojos y trató de alejarlas. Sólo había sido un sueño y no había tenido un sueño así en mucho tiempo. Sirius aun no moría; ni siquiera había nacido aún. Harry no dudaba que su padrino vendría al mundo cuando fuera su momento. Aunque Orion y Walburga no se amaban cumplirían con su deber y se asegurarían de que la familia Black tuviera un heredero para continuar el nombre familiar.

Se sentía raro saber que un día vería a sus padres y amigos asistir a Hogwarts. Harry sabía que nunca estaría con ellos de la manera que quería pero al menos podría mirarlos a la distancia.

Mientras yacía en el piso las llamas de la chimenea se volvieron verdes, señalándole que alguien quería hablar con él. Harry se sentó y fulminó con la mirada a las llamas como si fuera su culpa que estuviera tan cansado después de su encuentro con Grindelwald en la noche.

Sabiendo que no podía ignorar la llamada todo el día se acercó a la chimenea y se sentó en la alfombra frente a ella.

La cabeza de Ragnok apareció ente las llamas y Harry le sonrío al goblin.

-Buen día, Ragnok. ¿Hay trabajo para mi hoy?

-¿Cual otra razón tengo para contactarte?

Harry le sonrío sin que el tono le molestara. Era cierto que el goblin sólo lo llamaba cuando era algo relacionado con el trabajo. Pero Harry sabía que Ragnok usaba esa oportunidad para asegurarse de que estuviera bien.

El goblin clamaba que era porque no quería perder a alguien que les hacia ganar dinero pero a Harry le gustaba pensar que era porque eran amigos.

-En todo caso, el lord de la Valiente y Noble Casa Potter te ha invitado a la mansión Potter.

Por un breve momento sintió como si sus pulmones hubieran dejado de trabajar y Harry se preocupó de que Ragnok fuera a ser testigo de uno de sus ataques.

Desde que Harry podía recordar él había sido el único Potter. Él nunca había visto a su padres excepto en fotografías y en cuarto año en el cementerio. Al resto de su familia los había visto en el espejo de Oesed.