Diez minutos para la medianoche.
Aunque ya no vivía con los Dursley era difícil romper una tradición.
Nueve minutos para la medianoche.
Desde que Hagrid le había contado sobre Hogwarts, magia y sus padres, Harry se había quedado despierto la noche antes de su cumpleaños.
Ocho minutos para la medianoche.
Normalmente a esa hora podía ver lechuzas en el horizonte.
Siete minutos para la medianoche.
Este año no habría lechuzas ni regalos de cumpleaños. Ninguno de sus amigos había nacido aún, y nadie en esta época sabía cuándo era su cumpleaños.
Seis minutos para la medianoche.
¿Debería despertar a Tom? Así no estaría solo. Pero el chico probablemente no estaría de buen humor si lo hacía. Desde la visita de Dumbledore habían estado practicando la magia sin varita. Aunque Tom tenía un talento natural con ese tipo de magia y ya había logrado mover pequeños objetos, la mitad de las veces que lo había tratado resultó un trabajo agotador.
Harry sabía lo frustrante que era. Era como estar de vuelta en primer año y aprender todo de nuevo. Y él había tenido que hacerlo solo, sin nadie que le guiara.
Cinco minutos para la medianoche.
Detuvo su paseo frente a la ventana y bostezó. Para enseñarle a Tom había tenido que hacer magia sin varita a menudo. Eso significaba que tenía un constante dolor de cabeza.
Cuatro minutos para la medianoche.
Pero la mirada en la cara de Tom valía la pena el dolor. Aunque a veces veía un destello de algo que no reconocía en la expresión del chico, cuando miraba nuevamente ya había desaparecido.
Tres minutos para la medianoche.
Tomó asiento al borde de la cama y se tomó la cara con las manos. ¿Habría alguien en su tiempo que lo extrañara? Sirius no estaba y no tenía dudas de que Remus lo culpaba por la muerte de su amigo.
Dos minutos para la medianoche.
Los Weasley y Hermione probablemente le habían creído a Dumbledore si esa maldita cabra les había dicho que se había vuelto oscuro. Dolía pensar en eso, pero era mejor enfrentar la realidad. Si alguna vez regresaba a su tiempo habrían consecuencias que enfrentar.
Un minuto para la medianoche.
Harry frunció el ceño, ¿quería regresar a su tiempo? Ahí sería el Niño-Que-Vivió. El chico dorado de Gryffindor. El hijo de James y Lily. El fenómeno. El marginado. El héroe del mundo mágico y chivo expiatorio. El asesino.
Aquí era Evan James. Un desconocido. El único que tenía expectativas sobre él era Tom. El chico que era la única familia que tenía. Había otros Potter en este tiempo, ¿si no de dónde había salido su padre? Pero no era como si pudiera hacer algo para contactarlos.
No sólo no tenía alguna excusa. No podía llegar a su puerta y decir: "Hola, mi nombre es Harry Potter. No me conocen pero está bien. Verán, soy del futuro"... Eso de seguro saldría bien.
También, por lo que sabía de los Potter, siempre habían sido una familia de la luz. Con Dumbledore como ícono de la luz no era probable que interactuara con su familia en el futuro.
Medianoche.
Harry se acostó en la cama y cerró los ojos. Ahora tenía dieciséis años.
Un año más y en realidad sería un adulto. Pero en este mundo tenía dieciocho.
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El comienzo del comienzo
FanfictionEsta historia no me pertenece, le pertenece a HuskyWalker de fanfiction en inglés y a fadamaja en español. Tomarry La continuación de la historia se llama "decido mi propio destino"