No había sido tan difícil encontrar el orfanato donde vivía Tom.
...aunque debió decir eso de otra manera.
¿Quién había sido el idiota que había tenido la genial idea de poner un puñado de orfanatos en la misma área de Londres? Si alguna vez se encontrara con esa persona le diría un par de cosas. Y no serían nada agradables.
Harry había dejado su nuevo hogar temprano en la mañana, Hubert vigilaría el lugar. Confiaba en que el fantasma no permitiría que nadie entrara a la casa mientras él no estaba. Cuando se iba, vio a Hubert pasearse frente a la puerta con expresión seria.
Suspirando, reemplazó el hechizo glamour que había utilizado mientras buscaba el orfanato. No había cambiando mucho, sólo lo suficiente para hacerlo ver mayor de lo que era. Si alguien revisara sus recuerdos sólo verían a un hombre que buscaba a un familiar perdido.
No estaba usando una túnica, sino una de las mejores ropas que había conseguido de los Dursley. Aunque no era mucho no sobresalía tanto entre la gente.
Limpiando la casa el día anterior había utilizado su varita por accidente cuando un librero cayó casi aplastándolo. Había esperado por horas la lechuza del Ministerio. Después de todo, los menores de edad no tenían permitido usar magia fuera del colegio.
A media noche, cuando todavía nada sucedía, Harry se dio por vencido. Pensó que, dado que él técnicamente no existía en este tiempo, el Ministerio no podía prohibirle usar su magia. Cualquiera que fuera la razón hacía las cosas más sencillas para él.
Este orfanato era el sexto en el que intentaba. Comenzó a preguntarse si acaso valía la pena la molestia. Pero entonces pensaba en aquellos a los que había dejado en el futuro. Si no era capaz de regresar donde ellos y salvarlos, entonces al menos podía hacer que las cosas cambiaran para que no necesitaran ser salvados.
Respiró profundamente y entró al orfanato. Era hora de ver si su plan funcionaría.
Ya no se preguntaba por qué Ryddle se había convertido en Voldemort en el futuro. Después de conocer a la mujer que estaba a cargo del orfanato era seguro decir que cualquier cosa que Voldemort hizo/hacía/hiciera... ¡maldición! se estaba confundiendo a sí mismo, estaba explicado.
Mientras Harry se acomodó más en la silla pensó que habría sido mejor que hubiera tenido un mejor plan. Recordando al Ryddle que había visto cuando llegó a este tiempo apretó los dientes. Estaba casi seguro de que los demás niños eran del mismo orfanato. No podía permitir que el niño creciera así. No cuando sabía lo que sucedería en el futuro si las cosas no cambiaban.
La encargada del orfanato Santa María tenía el cabello rubio y lucía como si nunca hubiera estado bajo el sol en toda su vida.
-Así que usted viene de América, señor...
-Evan James, Madame- sonrió Harry obligadamente.
-No suena como alguien que viene de América.
-Nací aquí, pero mis padres decidieron mudarse. Después de que murieran en un accidente de automóvil decidí volver a Inglaterra.
-Y ahora viene aquí a adoptar un niño.
Harry suprimió la necesidad de gruñir. Ya había perdido media hora dentro de esas cuatro paredes. Si algo no sucedía pronto comenzaría a hechizar a alguien. La mujer tras el escritorio sería su objetivo favorito.
-En realidad estoy buscando a un miembro de mi familia que debe estar en alguna parte de Londres. Verá usted, después de que mis padres murieron supe que tengo un pariente con vida. Para mi familia la sangre lo era todo. Nunca hubo miembro de nuestra familia que no creciera con alguien a su alrededor.
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El comienzo del comienzo
FanfictionEsta historia no me pertenece, le pertenece a HuskyWalker de fanfiction en inglés y a fadamaja en español. Tomarry La continuación de la historia se llama "decido mi propio destino"