Harry se lanzó hacía delante y se tiró de picada al suelo. Su cabello se alborotó alrededor recordándole que necesitaba un corte. Ya le llegaba hasta los hombros, parecía una chica. El aire estaba frío y sentía como si su piel estuviera siendo cortada con una navaja muy filosa.
Rió, aunque su risa no se escuchaba con el ruido del viento.
Ahora que estaba solo no necesitaba poner ningún hechizo en su escoba y se permitió volar lo más rápido posible. Se había dedicado a volar todos los días. Aunque no era tan divertido como jugar un partido o volar con sus amigos, le servía para olvidar todas sus preocupaciones.
De pronto sintió que alguien pasaba las protecciones y Harry salió de sus pensamientos. Sus pies tocaron el suelo y salió volando de la escoba, cayendo con fuerza y quitándole el aire de los pulmones por el golpe.
No se levantó enseguida, tosía e intentó respirar normalmente. El ya conocido sentimiento de ardor en sus pulmones había regresado. Parecía que sus pulmones estuvieran ardiendo y nada de lo que hacía parecía ayudar.
Se encogió en una bola intentando hacerse lo más pequeño posible. Ese tipo de dolor le venía de vez en cuando. No podía hacer nada más que esperar a que pasara. Hasta ahora había tenido suerte de que nadie lo hubiera visto en ese estado. No quería que nadie, especialmente Tom, supiera que probablemente había algo mal con él.
Incluso él mismo se había dado cuenta de que no estaba bien. No hacía falta ser un genio para percatarse de eso, pero un par de cosas le detenían para buscar ayuda.
Primero, era un viajero del tiempo ilegal. Si tenía suerte el Ministerio intentaría envíarlo a su propio tiempo. Pero conociendo su suerte sería encerrado en un laboratorio donde los Inefables lo usarían como conejillo de indias.
Segundo, ya que venía del futuro no tenía documentos. No sabía si le permitirían quedarse en el país. Quizá lo pondrían en Azkaban porque no era ciudadano de ninguna nación.
Si eso sucedía no podría encargarse de Tom. Incluso si aprendía a ser un Animago y escapaba de la prisión como Sirius lo hiciera. Alguien que amaba y se preocupaba por su ahijado pero que no pudo estar para él.
Pero la razón más importante era que durante su estadía con los Dursley había aprendido a encargarse de sí mismo. Cada vez que había estado enfermo o lastimado lo habían dejado solo. Tía Petunia le había dado medicina un par de veces, pero él mismo había tenido que averiguar las cantidades y cuándo tomarla.
Nunca había ido a un doctor antes de Hogwarts. Y había tenido la necesidad de ir algunas veces.
Harry salió de sus pensamientos cuando algo o alguien tocó su hombro. Ignorando el dolor, que había disminuido un poco pero aún lo sentía fuerte, se alejó del contacto y se acurrucó aún más en sí mismo.
-Evan, ¿qué sucede?
El sonido de la voz de Tom provocó que Harry saliera del estupor en el que estaba. Dejado de lado las oleadas de dolor que recorrían su cuerpo abrió los ojos y obligó a su cuerpo a sentarse.
Lamentándolo de inmediato, Harry respiró profundamente y esperó a que el mundo dejara de girar.
-Hola, Tom. Qué bueno que pudiste venir.
Incluso ahora podía sentir cómo Tom lo fulminaba con la mirada.
-No trates de cambiar el tema para no responder mi pregunta. ¿Qué sucede?
Harry sonrió y se puso de pie. El ardor en sus pulmones todavía era bastante notable pero al menos ya podía moverse. Ayudaba el que tuviera un umbral de dolor más alto que el de la gente normal.
ESTÁS LEYENDO
El comienzo del comienzo
FanfictionEsta historia no me pertenece, le pertenece a HuskyWalker de fanfiction en inglés y a fadamaja en español. Tomarry La continuación de la historia se llama "decido mi propio destino"