Capítulo 45

113 12 0
                                    

CORA 

No recuerdo muy bien cómo, pero cuando abrí los ojos me encontraba en un hospital diferente, deduce que era el hospital de Nueva Jersey. Desde que Matt me llevó al hospital, todo lo que veo me parece cómo un sueño, ya no puedo distinguir lo que es real y lo que no es real. 

— Ya despertaste — dijo mi madre dándome un beso en la frente.

— Creo que dormí todo el camino.

— Llegaste hace dos días y apenas despertaste.

— Oh — me levanté un poco y pude ver a mi padre dormido en una esquina —. ¿Dónde está Matt?

— Sus padres decidieron llevarlo a casa a que descansará, está tan preocupado que no ha dormido.

— ¿Están enojados? ¿Por lo que hicimos?

— Estábamos muy enojados, pero comprendimos que debías disfrutar una última aventura con la persona que amas.

— Perdón.

— Matt también nos pidió perdón, pero no es necesario cariño — dijo mamá con una sonrisa.

Horas después llegó Matt, feliz por que había despertado, pensó que ya me había perdido.

— Aun me tienes aquí Matt, no me iré a ningún lado, tendrás que seguir soportandome — una risa salió de sus labios.

— Soportarte es lo mejor que hago.

El resto de los días, varios amigos fueron a visitarme y hacerme sonreír un poco, el doctor dijo que esa era la mejor medicina, las sonrisas compartidas con personas importantes.

— Adivina que — dijo Matt una noche sentado a mi lado besando mi mano.

— ¿Qué?

— Me aceptaron en la universidad — mi rostro se transformo en un rostro de sorpresa.

— ¿Es enserio? — pregunté mientras se formaba una sonrisa.

— Sí Cora, ya me puedo considerar oficialmente un universitario.

— ¡Estoy muy feliz por ti! ¡Felicidades Matt! — y mientras él se reía se acercó a mí para plantarme un beso en los labios y yo rodeaba su cuello con mis brazos.

— Y tu madre quiso que yo te diera esto — dijo dándome una carta enviada por la misma universidad. La abrí lentamente, y las primeras palabras que leí fueron "ha sido aceptada para formar parte de este plantel", lágrimas se me escaparon de los ojos.

— Si tan sólo supieran.

— Ten esperanza Cora, tal vez puedas lograrlo, tenemos fe en ti.

— Tú, yo y todos sabemos que no importa cuánta fe tengan, el diagnóstico es el diagnóstico, pronto llegará mi momento — Matt bajó la mirada.

— Lo sé, pero no quiero que llegué ese momento, ni hoy ni nunca — dejé la carta a un lado.

— Mírame Matt — él levantó lentamente la mirada —. Yo tampoco quiero que llegué ese momento, aún no estoy lista para irme, sabiendo que te voy a dejar a ti y a mi familia, pero en algún momento me iré.

— El doctor mencionó algo sobre eso.

— ¿Qué cosa?

— Qué debiste irte ya desde hace unos días de acuerdo al diagnóstico, pero si no te has ido es porque aun no te sientes liberada — suspiré mientras una lágrima cayó de mis ojos.

— Quisiera tener esperanza, pero no la tengo, y lo peor es que no quiero irme — dije antes de soltarme a llorar, Matt inmediatamente me abrazó. 

— Yo tampoco quiero que te vayas — dijo Matt entre sollozos.

Y así, esa noche unimos nuestros corazones y nuestras lágrimas. 






FlashlightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora