Capítulo 31

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CORA 

Esa noche soñaba con estar en una cómoda cama acurrucada al lado de Matt, pero en lugar de eso me había ganado dormir en una pequeña celda, y todo por un pequeño accidente.

— ¿Qué es lo que hiciste? — preguntó una chica masomenos de mi edad que se encontraba en la celda de enfrente.

— Rompí algo de un castillo, por accidente.

— Si fueras menor de edad ya te hubieran dejado libre, pero asumo que eres mayor de edad.

— Sí, al menos gracias a eso no van a llamar a mis padres, mi novio y yo nos escapamos.

— ¿Entonces eres una chica rebelde verdad? — dijo la chica haciéndome reír un poco —. ¿Y dónde está él? 

— Pues los dos estábamos a punto de entrar al tren, las puertas se cerraron y yo quedé afuera, ahí es donde me agarraron.

— ¿Crees que vuelva?

— Espero que lo haga, y si no, yo misma saldré de aquí — la chica sonrió.

— Chica independiente y rebelde, así me gusta — después de eso me acosté en la cama y cerré los ojos, tratando de olvidarme de todo este problema

A las 6:00 am, los policías abrieron mi celda y me llevaron a la oficina del sheriff, y le comenté todo lo que había sucedido.

— Si hubieras explicado esto desde un inicio, te hubieras ahorrado este alboroto.

— Si les hubiera explicado, hubiera perdido mi tren.

— Pero te hubiéramos llevado a Filadelfia, a ti y a tu novio, al parecer él tuvo suerte de lograr entrar al tren ¿se llama Matt cierto?

— Sí.

— Llamó varias veces durante la noche preguntando por ti, le dijimos que te sacaríamos por la mañana.

— ¿Está diciendo que ya me puedo ir?

— Exacto, el daño fue severo, lo que rompieron era un jarrón valioso pero no lo suficiente cómo para encerrarte para siempre. Te escoltaremos afuera. 

— Gracias — dije con una leve sonrisa.

Cuando los policías me llevaron afuera, Matt se encontraba ahí, esperándome con brazos abiertos, e inmediatamente me uní a él.

— Pareces un desastre — me dijo al oído, aun sin soltarme.

— Te agradezco el cumplido.

— Eres un bonito desastre — dijo mirándome a los ojos.

— Un desastre que no durmió para nada bien. 

— Regresaremos a Filadelfia ahora mismo, y me quedaré en la cama contigo todo el tiempo que quieras.

— ¿Qué te parece para siempre? — Matt sonrió y depositó un beso en mis labios. 

Al llegar a Filadelfia me tomé una larga ducha, y cómo Matt me lo prometió, nos quedamos en la cama todo el tiempo que quise. Despertamos casi a media noche, con bastante energía, energía suficiente para dirigirnos a nuestro siguiente destino.

Washington D.C.





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