Capítulo 46

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MATT 

A la mañana siguiente me di cuenta que me había quedado dormido a lado de Cora. Mamá vino a despertarme trayéndome un café. Cora seguía dormida pacíficamente, era cómo si nada le doliera, pienso que es el único momento donde realmente está tranquila. Ese día le hicieron bastantes estudios a Cora, tratando de averiguar una última salvación, tal vez al final podría lograrlo debido a que ha durado más de lo normal.

Pero el diagnóstico fue el mismo.

— Cora ¿cómo te has sentido últimamente? — le preguntó el doctor, nuestros padres y yo nos encontrábamos ahí a su alrededor.

— Tengo un poco de dolor, pero fuera de eso me siento relativamente bien, aunque triste.

— ¿Por qué triste? — Cora miró a sus padres, luego a los míos y finalmente me miró a mí.

— Anoche le comenté a Matt algo sobre eso, que aun no me siento lista para irme, que no quiero dejarlos, pero quiero que el dolor se detenga — dijo mientras las lágrimas caían de sus ojos, e inmediatamente sus padres comenzaran a llorar, e incluso los míos.

— Oh cariño — dijo su madre entre sollozos.

Luego de que el doctor hiciera más preguntas, Cora cayó profundamente dormida.

Y al día siguiente, ella seguía viva, pero ya no despertaba. Se encontraba sudorosa, y sus latidos ya eran lentos. El doctor dijo que aun podía escucharnos, así que era momento de despedirnos.

Algunos familiares entraron a despedirse, también nuestros amigos, todos estaban en eternas lágrimas, pero no se comparaba con cómo estaban sus padres. Yo me estaba ahogando en mis propias lágrimas.

— Te liberamos cariño — dijo su padre mientras la tomaba de la mano.

— Hiciste un gran trabajo — dijo su madre acariciando su rostro y acomodando su cabello —. Eres un total orgullo para mí, siempre serás mi pequeña, mi hija. Pronto estaré a tu lado allá arriba ¿okay? Sé que me cuidaras a mí y a tu padre desde allá, y nosotros siempre te recordaremos y estarás en nuestros corazones, hasta el último respiro.

— Eres mi tercer gran amor Cora, el primero fue mi madre, el segundo fue tu madre, y tu mi pequeña eres el tercero, y puedo decir que el más grande. Te amo mi niña linda, te llevas nuestros corazones, tal y cómo el día que naciste, nos has robado el corazón.

— Yo los amo más — susurró Cora sorprendiéndonos a todos, con los ojos levemente cerrados. Después se acercaron mis padres, acariciaron su rostro y sonrieron levemente.

— Siempre vamos a estar agradecidos contigo pequeña Cora, porque desde el primer momento has alegrado la vida de nuestro hijo, y también la nuestra. Te vamos a querer siempre, te recordaremos cómo una persona maravillosa, una persona con el corazón más grande. Buen viaje Cora — dijo mi padre.

— Desde que tus padres y tu se mudaron a la casa de enfrente, has iluminado nuestras vidas por completo, cualquier persona que te llegó a conocer sé que siente lo mismo. Te amamos Cora, y siempre te vamos a querer cómo una hija, siempre. 

Y llegó mi turno, llegó la hora de decirle adiós a mi persona favorita, al amor de mi vida. 


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