Capítulo 38

110 11 0
                                    

MATT 

Cora y yo nos miramos asustados. Nos levantamos rápidamente y Cora se puso una bata mientras yo me ponía mi camisa y mis shorts. 

— ¿Quién es? — susurró Cora —. Ya son casi las 11 de la noche ¿por qué tocarían a esta hora?

— No lo sé, esperemos a que toquen de nuevo, si es muy urgente seguirán tocando y tocando — no tuvimos que esperar mucho para que volvieran a tocar —. Tal vez nos reconocieron.

— ¿Nos van a sacar? — siguieron tocando y tocando, hasta que entonces reconocimos una voz.

— Cora, Matt ¿están ahí? — sí, era mi madre.

— ¿Cómo nos encontró? 

— Estamos en las redes, debió adivinar que veníamos para acá. 

— ¿Qué haremos Matt?

— Quedarnos callados, no nos puede sacar a la fuerza, ni pedir que abran la puerta sin autorización — y tal cómo lo sugerí nos quedamos callados por varios minutos, hasta que escuchamos sus pasos alejándose. 

— Uff, estuvo cerca. 

— Ahora ¿podemos terminar lo que hacíamos? — le dije a Cora con una sonrisa picarona.

— Estoy cansada, tal vez luego — respondió con una sonrisa.


A la mañana siguiente después de arreglarnos bajamos a desayunar, volvimos por nuestras cosas y nos dirigimos al estacionamiento, donde nos encontramos una no tan buena sorpresa, nuestros padres. 

— ¡Retrocede! — dijo Cora, aun no nos habían visto, pero estaban justo frente a la camioneta, saben que en algún momento debemos salir —. ¿Ahora qué haremos? Tenemos que irnos ya al aeropuerto, es casi media hora de camino — Cora revisó su celular, encontrándose con mensajes de su madre diciendo "ya los encontramos, y están en graves problemas".

— Di que estamos dentro del hotel, en el restaurante, que ahí los veremos — cuando Cora envió el mensaje nos escondimos detrás de unas personas mientras nuestros padres entraban al hotel, y rápidamente subimos a la camioneta

— Yo manejo — dijo Cora subiéndose al asiento del copiloto, para ese momento nuestros padres ya se habían dado cuenta de que los habíamos engañado.

— ¡Sal ahora! — y a todo gas, Cora nos sacó de ahí.

Minutos después de estar tranquilamente en la carretera, reconocimos un auto detrás de nosotros, el auto donde venían nuestros padres.

— Enserio no se rinden — dije yo.

— Busca en Google Maps un atajo.

— Bien, según esto hay una desviación a 2 km, a la derecha — y 2 km después encontramos la desviación, haciendo perder a nuestros padres.

Y también haciéndonos perder a nosotros.




FlashlightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora