16. La interrogante

44 19 2
                                    

ACACIA
DELIGIANNIS

Y aquí estoy, recostada en el pecho de Allen sin querer moverme ni un segundo. Siento tanta seguridad que me asusta que dentro de poco eso se acabará, pondremos nuestras vidas en riesgo y demonios, eso no es como sacarte la lotería. Esto es como sacarte un cupón de todo gratis en una funeraria, con todo incluido. Estoy escuchando las palpitaciones de su corazón y están casi tan agitadas como las mías pero luce tan sereno, una serenidad que llega a perturbar ya que ni se mueve. Yo permanezco callada viéndolo fijamente a sus ojos sin perder la concentración ni un momento.

— Tengo miedo... — suelta de pronto en un suspiro tan profundo. — ¡Demonios! Tengo miedo, Acacia. — exclama viéndome con mucha sinceridad en sus ojos.

— ¿Miedo de que? — me limitó a decir aunque sé que esa pregunta es algo absurda, no es como sea tan agradable saber que o se mueren tus rivales o te mueres tu, simple y sencillo.

El se toma una pausa, no me mira por un instante en vez de eso mira al cielo, un atardecer hermoso se acerca. Estamos rodeados de árboles en medio del bosque, completamente desnudos;En cuerpo y alma.

— Acacia... — comienza a decir y yo sólo lo escuchó sin siquiera emitir ni un ruido.— Acacia... ¿Crees que ganaremos? — me pregunta pero esa interrogante creó que nos atormenta a ambos y no se que contestarle.

Intento hablar pero nada sale de mi boca, en un momento mi mente sólo percibe una visión tan de fantasía de mi parte.

En un valle de flores, Allen y yo corriendo como dos adolescentes enamorados, sin tener cuentas que saldar, sin problemas, sólo el y yo. Viviendo una vida feliz sin tener que preocuparnos.

Pero desafortunadamente esto no es así, y dudó mucho que en este siglo así sea.

— Tenemos que — me limitó a decir sentándome viendo todo el paisaje del río, siento tanta tranquilidad pero tanta incertidumbre. No tengo paz, mi corazón esta acelerado. Estoy frustrada, no puedo ni siquiera respirar tranquilamente. Él sólo se queda observándome por unos momentos acostado hasta que se reincorpora y se asienta a mi lado, pasando su brazo por mi cintura haciendo que mi cabeza se ladeara y se arrecostara en su hombro.

— Allen... Yo también — le digo de pronto y el sólo me dedica una mirada confusa con su ceño ligeramente fruncido, no entiende de lo que habló.— También tengo miedo.— rectificó al notar su expresión y él sólo me sigue abrazando.

— Pensemos... Positivo, parecerá absurdo pero es lo último que nos queda. — exclama y sólo me limitó a asentir a todo lo que dice. — Acacia, nunca me imagine esto ¿sabes? No estoy listo para esto, demonios... — exclama tan frustrado, de pronto se levanta vistiéndose y caminando en círculos. Yo solamente imitó sus acciones.

—  Nadie esta listo, Allen... — exclamó tan tosca, últimamente me he vuelto tan fría y obsoleta. No sé, papá decía que la guerra cambiaba pero no pensaba que era cierto.

El sólo asiente, esta tan frustrado que patea rocas en todas partes. Yo sólo término de vestirme y recuesto mi cuerpo a un árbol.

— ¿Y sabes que es lo peor? ¿Sabes que es lo peor? — exclama con tanta ira interna. — ¡Mi mayor miedo es morirme y no hacer nada de provecho! Si claro, morir por la patria Smackdown. ¿Que ha hecho Smackdown? ¿Que ha hecho este maldito continente por mi? ¡Nada! ¿Por que yo tengo que sacrificar mi vida, mis sueños por esto? — gritaba con tanta furia hasta que se dejó caer al suelo.

— Son cosas que suceden, Jones. ¿Crees que yo quiero estar aquí? Y lo peor que yo se que seré el blanco fácil para todos, creeme grabate mis palabras seré la primera en morir.— digo y juego con las rocas en el suelo.

— No digas esas cosas, Acacia... — exclama volteandose hacia mi tan rápido y corre hacia donde estoy tomándome de las mejillas para verme fijo a mis ojos.— Por favor, ni siquiera lo repitas. Que se muera cualquiera, que se mueran todos pero tu no.— suspiraba con lágrimas en sus ojos, apenas podía hablar. — Por Dios, lo peor de esto es que te amo tanto y me aterra un mundo sin ti. No quiero saber lo que es vivir sin ti, no quiero saber que es estar del otro lado y que tu no estes a mi lado.— exclamó con tanta sinceridad.

— Allen por favor... No sigas. — exclamó agachando mi cabeza pero el la alza.

— Allen nada... Por favor Acacia, sólo quiero que me prometas algo, seremos fuertes. Lucharemos por sobrevivir ¿si? Pero te quiero pedir algo sea quien sea el que muera de los dos, quiero que hagamos un pacto... Si tu mueres yo llevó tu cuerpo sobre mi espalda hasta el final, y si yo muero... Dejame y sigue.— dice entrecerrando sus ojos con todo el dolor del mundo.

— sabes que no puedo hacer eso, ¿de que me serviría ganar esa guerra sin ti? — susurro con tantas ganas de llorar.

— Por favor, yo sé lo que te digo. — me acaricia el cabello con todo el amor del mundo, y ahí la interrogante en mi pecho se tranquiliza por unos momentos. Los dos sólo necesitamos amor, la angustia nos hace querer experimentar eso.

— A veces quisiera que esto fuera una mentira ¿sabes? Que no existiera nada de esto, que nos pudiéramos conocer normalmente y vivir sin estas angustias. — le confieso y el sólo suspira tan pesadamente.

— Podemos vivir ese sueño hoy, hagamoslo... Pretendamos que no hay serie, sólo por hoy. — se aleja un poco de mí y extiende su mano, trató de negarme y el sólo me calla acercándome a él. Comenzamos a movernos al ritmo de algo inconcluso, no hay música pero ¿quien necesita música cuando tenemos el ritmo de nuestros corazones? Me dejó llevar por los movimientos y comienzo a sentirme cómoda, viéndolo fijo a sus ojos. Lo miró sabiendo que es obvio que todo esto no será así. La interrogante sigue haciendo añicos mi pecho, la interrogante me sigue aterrorizando no puedo más pero hay algo que si estoy segura. ¿De que serviría una vida sin interrogantes? ¿Seria mejor una vida sin angustias? ¿Una vida con todo arreglado? ¿Es más satisfactoria esta vida? No se, no se y no sé son todas las respuestas. Pero de una cosa si puedo estar segura, gane o pierda, muera o viva para contarlo; por un momento en mi vida me siento viva. Viva antes de morir, viva antes de sentir el sufrimiento de cerca.

Pero es que sentirse viva por una última vez es tan tentador, una última vez.

Quiero estar viva, quiero estar viva. Tengo que estar viva, quiero ver si es cierto que los sueños se cumplen, quiero ver si todo esto llevará a un final feliz. Y una voz en mi cabeza me dice que no hay finales felices pero puede ser, nadie lo sabe ahí esta otra interrogante. Esas interrogantes que te hacen un nudo en la garganta y te dan puñetazos en el corazón.

Pero si me pongo a pensarlo por unos momentos, las interrogantes son las que nos mantienen vivas. Esas dudas de querer arriesgar, el miedo de poder perder y la angustia de intentar son las que le dan sentido a nuestra vida.

Y demonios, quiero vivir.

Survivor Series: La Serie de los Sobrevivientes© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora