Capítulo XII: No Somos Machos Pero Somos Rusos

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Le había tomado mucho el formar una oración tan simple: su brazo herido fue justo aquel con el que era más diestro, pero encontró la voluntad y la forma de establecer un diálogo con su recién añadido contacto.

Porque si bien él le debía un par de explicaciones a Elliot, Romina le debía a su vez un par de explicaciones a él.

Y la espera fue larga; claro, él suponía que era por los preparativos de su fiesta de XV años, así que no era de extrañar, pero a veces parece que entre más esperas algo, más se dilata el tiempo, y por lo mismo, una tarde se sintió como una eternidad.

—Es la última vez que me meto en cosas que no me importan —Noah pensó reclinado en su cama, con el teléfono en un costado, esperando contestación.

Pero no hay mal que dure cien años, ni coreano lisiado que los aguante, y la respuesta de Romina finalmente se hizo notar.

—¿Qué sucede? —el muchacho leyó en su pantalla.

—Disculpa si me tardo en escribir —Noah detalló—, porque tengo... lastimada un poco la mano.

—Bien. Pero vamos, dime: ¿qué pasó?

—¿Recuerdas a tu ex? ¿El experimento soviético?

—¿Maksim? ¿Qué hay con él?

Aquello requeriría de una explicación muy detallada...

Era algo personal, y como una pintura recién terminada, aún le era un tanto fresco, pero tomando en cuenta que alguien sufrió físicamente por su culpa, Romina dedujo que le debía el hablar al respecto.

—Le acuerdo —Romina respondió, tras debatirse por unos segundos su accionar, con los ojos cerrados, y respirando cuán hondo le permitían sus pulmones—. Creo saber a qué te refieres, ¿no es así?

—Para mí, parecía algo aparente —Noah le escribió.

El momento de la verdad había arribado.

***

Al verlo desde el privilegio de la retrospectiva, parecía evidente, pero también el modo en que nos unimos como pareja. Eramos algo sacado de un viejo anuario escolar: un miembro del equipo del fútbol, y una de las animadoras del colegio, ¡por supuesto que íbamos a terminar juntos! O bueno, la lógica de Hollywood y de lo que a veces se espera y se estereotipa lo dictaba.

Amigos me habían dicho que él sentía algo por mí, y no lo iba a negar: siempre me pareció muy atractivo, ¿pero de ahí a de hecho salir? ¿Ser su novia? Lo creas o no, hasta decir esa palabra, o para el caso, la palabra "novio" me hace sentir muy incomoda: me es tan extraño, tan ajeno incluso, y es que, de nuevo, puedes creerme aquí o no, pero no soy tan segura como alguien podría pensar.

***

—Espera, espera —Noah interrumpió—. ¿Tú? ¿No te incomoda bailar, saltar y gritar en faldita frente a decenas de espectadores durante los juegos pero te incomodan palabras?

Romina rió brevemente, y es que al leerlo de parte de alguien más, no podía negarlo: SÍ sonaba tonto.

—Para empezar, es un deporte de verdad —Romina contestó—. Sé que no dijiste que no, pero no tienes la puta idea de cuántas veces la gente cree que sólo es espectáculo ñoño y para dar un taco de ojos a los jugadores. Perra, ya quisieran ellos tener mi condición física. Segundo: es extraño pero así hay contradicciones. Prince era un monstruo en el escenario, pero en el día a día hablaba con susurros. En el equipo, hay cierto aire de liberación: es como ser una súper-mujer, siento que lo puedo todo... y luego termina el juego o la práctica y me doy cuenta que soy sólo... yo.

Mis XV Están En HebreoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora