Capítulo II: Mattel Posee Este Episodio

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A lo largo de la historia, los seres humanos han demarcado el inicio de la adultez, o al menos de una edad a la que un jovencito o jovencita puede verse como un hombre o una mujer a través de rituales. Estos pueden incluir, algo religioso, algo espiritual, o en el caso de Romina, al igual que muchas jovencitas de la esfera latina del mundo, usar un vestido con un tono de color tan chocante a los ojos que parece no quedarle a ninguna chica mayor de edad.

—Estoy segura que Mattel patentó este rosa —ella dijo frente al espejo del vestidor, en el salón de fiestas en que se estaban haciendo los preparativos para su gran celebración: su fiesta de XV años.

—Sí hubieras estado con mamá para votar, hubieras podido elegir el tono que te gustaba más —Rocío, su hermana menor comentó, sentada a su lado mientras jugueteaba con su celular.

—¿No creen que esto es algo que me incumbe más? Es MÍ fiesta, y yo lloro si quiero.

—Eso lo oíste en una canción de los 60.

—Los clásicos nunca mueren.

Rocío se levantó, abrazó los hombros de su hermana mayor, sonrió, y se vio en el reflejo del espejo.

—Tampoco las clásicas porquerías —dijo.

—¡Hey!

—Ya, ya, pero es que sabes que no soy chica de momentos —Rocío se explicó mientras tomó de vuelta su asiento.

—Que bueno, porque tarde o temprano tendrás una de estas también.

—¿Una fiesta dónde me empolvaran y me pintarán más que un huevo de pascua? ¡No, gracias! ¡Prefiero el viaje!

—En teoría yo también —Romina contestó, al tiempo que se ordenaba un poco el cabello—, pero, quería darle una oportunidad a esto.

—¿El anuncio de "ya estoy en el mercado, señores que no sienten mucha obligación respecto a las leyes de edad de consentimiento y que quieren ir de una vez planeando con qué señorita van a reemplazar a la primera esposa" más costoso y ostentoso de la historia?

—¡Vamos Rocío! —Romina acercó una silla plegable a lado de la de su hermana, y se sentó en ella —. ¡Hablas como si se tratase de una corrientada decadente!

—¡Romina, no olvides prepararte para filmar el vídeo! —entró la madre de las hermanas Sepúlveda—. ¡Si creen que Rubí tuvo los quince más famosos del mundo, no han visto lo que tenemos preparado!

—El mono en triciclo me mordió la última vez que me le acerqué tanto...

—¡Ya hay vacunas para eso! ¡Mas vale que estés lista! ¿Bien? —y la señora Sepúlveda cerró la puerta.

—¿Rocío, es muy tarde para el viaje a Aruba para mi cumpleaños? —Romina preguntó.

—Los precios se fueron hacía el cielo; para comprarlos, tendríamos que vender un riñón.

—¿Uno de los míos o uno de los tuyos?

—Luego haremos el volado.

El momento de la verdad se encontraba a pocos días de distancia, y los detalles debían ser afinados; no se puede poner en marcha algo tan complejo como una quinceañera y esperar que todo caiga en su lugar por arte de magia; la comida, el vestuario, la música, ¡la música! Debía de ser algo digno para un evento de completa fineza y trascendencia en la vida de toda joven señorita.

—¡Por última vez DJ, no me pongas "Despacito"! —Romina gritó, poco después, en la pista de baile del salón de fiesta, de mano de su chambelán —. ¡Si escucho esa canción una vez más, me voy a apuñalar los oídos con tijeras oxidadas!

Mis XV Están En HebreoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora