TIENES LA SONRISA QUE QUIERO QUE TENGAN MIS HIJOS

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Me quedé callada analizando cada palabra que soltaba, ¿Marc y yo haciendo cada uno vidas distintas? eso no podía ser, tenía que decirle que le quería, que le quería siempre, que quería que la sonrisa que él tiene es la que yo quiero que tengan mis hijos, quería casarme con él y tenerlo a mi lado todos los días de mi vida.

-Te quiero Marc, te quiero siempre a mi lado, haciéndome feliz, haciéndome reír con cualquier tontería tuya, haciéndome rabiar cuando me llevas la contraria, hasta incluso haciéndome llorar por cosas como éstas que superaremos juntos, y nos harán más fuertes, porque un amor sin antibajos no es un amor- le dije cogiéndole de las manos como él suele hacer conmigo cada vez que tiene algo importante que decirme, esta vez me metí en su papel.

Marc me abrazó y soltó un suspiro, sabía que estaba preocupado y que tenía miedo de que yo tomara la decisión de dejarlo, sólo había que verle la cara de preocupación que tenía.

-¿Quieres que vayamos a cenar?- propuse para zanjar el tema de una vez y olvidarnos de penas, debería de estar alegre por Marc que hoy ha subido al podio.

-Si- dijo él con su encantadora sonrisa y se levantó de la cama, me cogió en peso y enrollé mis piernas alrededor de su cintura.

-Esa camiseta te queda perfectamente perfecta- dijo Marc riendo.

-Lo sé, llevo un bonito 93 en mi espalda, no te creas que es porque pone Marc eh- le dije riéndome de él.

-Si, claro, seguro que es porque pone mi nombre-

-cállate y no mientas- le dije tirándole a la cara un cojín que había en la cama.

-¿Con que quieres guerra no?- dijo Marc levantando su ceja.

-No, no, no, no era mi intención por favor Marc, no te quería dar, siento tener tan buena puntería- dije y salí corriendo ya que Marc estaba preparado para empezar a correr detrás mía, fui tirando hacia atrás todo lo que se ponía por mi camino para que sean obstáculos para Marc y me dé mas ventaja, la habitación se me hacía pequeña, abrí la puerta de la habitación y salí corriendo por el pasillo, allí me crucé con varios pilotos pero no sabía quienes eran, no les pude ver la cara, escuché de parte de Lorenzo un -vaya trasero que tiene la novia de Marc- y Marc al respecto le contestó con un -cállate imbécil- que de mi boca salió un -wow- no me esperaba esa contestación. De la risa fui perdiendo la fuerza y caí en un sillón, donde miré a un lado y estaba la barbie con complejo de puta, pasé de ella, Marc cayó arriba mía dándome un beso, nos levantamos y caminamos hasta la habitación donde no parábamos de reír, me metí en la ducha, muy ligera para que el restaurante no cerrara y al salir entró Marc, yo escogí un vestido color granate con unos tacones negros y una cartera de mano donde metí el móvil y el dinero, el pelo me lo rice y me maquillé. Marc optó por unos pantalones negros y una camisa azul de manga larga con botones y el cuello de la camisa doblada, cogimos las chaquetas de ambos y salimos cogidos de la mano, subimos a un taxi que nos llevaría al restaurante que quedaba cerca del hotel.

Una vez allí nos sentamos en unas mesas donde pedimos la comida y estuvimos hablando de muchas cosas.

-bueno preciosa que te quedan diez días para tu cumpleaños, ¿quieres algún regalo en especial o prefieres que te sorprenda?-

-prefiero que me sorprendas- dije comuna sonrisa pícara.

Gas en las VenasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora