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Me concentraba en los números que había en mi libreta, los deberes de la escuela en el verano eran de lo peor ¿no podían dejarlos ser felices ni en vacaciones?.

Aún así los entendía perfecto y podía resolverlos aunque eran tediosos, el calor sofocante no ayudaba a mi cabeza a funcionar así que me dispuse a abrir la ventana y dejar que el viento golpeara mi cara.

Mire a la calle unos momentos, mi casa estaba situada en una calle un poco concurrida así que mire como la gente pasaba envidiando a los adolescentes que pasaban con sus amigos.

Tenía la lógica teoría de que estoy maldita, nunca parecía estar en sitios normales o encajar en grupos, no podía hacer que nadie se quedará a mi lado ni aunque les rogara de rodillas y lo había aceptado pero no dejaba de doler.

Una cabellera negra que reconocí como Thomas caminaba mirando al suelo y me debatí si hablar con el o no, llevaba días sin salir debido a mi pelea con mis amigos y el aburrimiento me estaba por matar pero por el otro lado no sabía si sabría quién soy después de todo nuestra conversación duró menos de 5 minutos por culpa de Bill.

Bill.

- Hey- dije lo suficientemente alto para que me escuchará.

-Hey- respondió mirándome con una media sonrisa- Creía que no nos volveríamos a topar.

-Así que me recuerdas- sonreí sin enseñar mis dientes

-No eres fácil de olvidar- mi sonrisa se ensanchó al máximo- Iba a dar un paseo al lago ¿quieres ir?

Asentí y prepare mis cosas a la velocidad de un rayo, tomé mi bicicleta y me acerque a el.

-De hecho pensaba ir caminando- me dijo acomodando su mochila.

-¿Estás bromeando? Llegarás tan cansado que no querrás poner ni un pie en el agua- respondí montandome- vamos, te llevaré.

Le tendí mi mano que tomo con gusto y se subió detrás mío.

-¿Puedo?- mire hacia atrás y entendí lo que me pedía, acepté.

Sus manos se agarraron de mi cintura con delicadeza y yo comencé a pedalear tratando de no ir tan rápido. Cuando llegamos a los locales decidí detenerme por algo de comer ya que no había tenido oportunidad de desayunar y moría de hambre.

-No tardo- le dije acomodando mi bicicleta en una pared.

Me di la vuelta y el brazo de Thomas rodeo mi cuello, lo mire con el ceño fruncido pero el me dio una sonrisa como respuesta.

-¿No esperabas ir sola, verdad?- dijo mirando hacia el frente- No voy a desperdiciar la oportunidad de que me vean con la chica más bonita de todo Derry.

-¿Solo soy eso para ti? ¿Una cara bonita?- fingí indignación pero al ver qué su cara se torno pálida (si es que eso es posible), reí- Solo estoy bromeando.

Caminamos hacia un mini supermercado y una vez ahí elegí bocadillos al igual que bebidas.

-Una cosa que debes de saber de mí- tomé unas papas fritas de empaque amarillo- estás son mis favoritas, no hay otra cosa que me guste más en esta tierra que estás papas.

Me miraba sonriendo de lado pendiente a lo que le iba diciendo, después de que le dijera hasta mis pecados llegamos a la caja y saque la cartera que mi mamá me había dado pero fui interrumpida por Thomas quien se adelantó y pagó por mi.

-Oye- dije con un ligero enfado cuando estuvimos afuera y le extendí el dinero pero negó con la cabeza- No quiero estar en deuda contigo.

-No lo estas- respondió tomando las bolsas de mis manos- Consideralo un pago por el transporte.

Solté un bufido antes de caminar a su lado en total silencio.

- Así que pase de ser solo una cara bonita a tu chófer- solté una risita- vamos de mal en peor.

-¿Jamás olvidarás esto verdad?- reí aún más fuerte.

Mi suerte comenzó a desaparecer cuando alcé mi vista al frente y vi a Bill con Beverly caminando en la misma banqueta pero en diferente sentido. Los tres nos vimos y el ojiazul no pudo ignorar a mi acompañante analizándolo de arriba a bajo.

Casi como un instinto tomé la mano de Thomas entrelazando sus dedos con los míos tomándolo por sorpresa pero no sé quejo. La mirada de mi ex algo parecía más furiosa que aquel día pero está vez mi frente estaba en alto.

Pasamos a su lado y suspiré sin mirar atras, agradecía que se mantuviera lejos de mi así todo sería más fácil.

-Bien, vamos-

(...)

El agua estaba tibia debido al ardiente sol, Thomas estaba nadando en lo profundo mientras yo me mantenía en la orilla apreciando la tranquilidad del bosque.

Recuerdos de mis, ahora, separados amigos vinieron a mi mente, no comprendía cómo todo se habia ido al demonio tan rápido. Los extrañaba mucho.

- Mira - Tom tenía consigo una piedra de color esmeralda muy brillante- Es extraño que esté en un lago como este ¿No crees?

-Es bonita- respondí mirándola.

-Bueno, es tuya- la puso en mis manos acercándose un poco más de la cuenta.

Lo mire unos momentos apreciando su casi perfecta piel pálida antes de separarme unos centímetros.

-¿Tu no preguntas por mis cicatrices?- dije mirando el regalo- Todos los demás lo hacen.

- Pensé que tenías claro que no soy como los demás, ______- me dijo tomando mi mano- No tengo interés en que me cuentes algo que no quieres.

-Debo admitir que no eres igual al resto- dije con una sonrisa picara- Los otros no me regalaban piedras ni me decían piropos tan raros.

Thomas me fulminó con la miraba y lanzo agua contra mi cara.

Así se pasó mi tarde, entre risas, cotilleo y de vez en cuando tonteando.

(...)

-Buenas noches ______-sus labios fueron a parar a mis mejillas que estaban rojas debido a que me queme por el sol.

-Buenas noches tom- respondí con una sonrisa- Me divertí hoy.

-Tambien podrías divertirte mañana-dijo fingiendo desinterés- ¿Cómo te suena el cine a las 6 pm? Obviamente irías con una magnífica compañía.

- Entonces me temo que no podras ir- recibí una mirada seria de su parte mientras yo me reia- Está bien a las 6, te espero. 

Siempre juntos [Bill Denbrough]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora