Capítulo 6 (Parte 1)

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- Narra Josh

Llevo cinco horas mirando por la ventana. Esperaba que sucediese como en Kentucky, que la nieve adornase las calles, que fuera el juguete más valioso para los niños, que Los Angeles se convirtiera en una ciudad todavía más bella bajo el blanco frío manto. Los días han pasado rápidos ante mis ojos. Ni siquiera he llamado a Jen, no sé si porque no quería, porque estaba demasiado destrozado o, porque realmente no hubiera sabido que decirle.

Pienso en ella y no siento nada, solo un tremendo vacío. Probablemente me hubiese sentido como un cristal golpeado por un bate de béisbol de no ser porque ya me había sentido así durante una semana. Ya no queda nada más por destrozar. Hace poco, un par de días, iba con Avan dando un paseo, él me hablaba de una nueva peli en la que iba a trabajar pero, yo no le escuchaba. Solo algo, mejor dicho alguien me llamó la atención. Pude ver a Nicholas al final del paseo. Para mi sorpresa no iba con Jennifer pero, igualmente Avan me tuvo que sujetar cuando me puse rojo de furia e hice ademán de romperle la cara. Él no se inmutó, pasó como si nada ante mis narices, como si fuera una hormiga pero no mereciese su atención pero, cuando ya había pasado se giró y me miró a los ojos con superioridad y, algo de envidia.

Para no cabrearme de nuevo, me concentro en otra cosa que no me hace sentir mucho mejor. Pienso en qué estará Jen pensando en este momento, en qué estará viendo, en qué estará oyendo. no sé por qué no soy capaz de imaginarla en este momento en Los Angeles, no creo que esté aquí. Se rumoreaba que se ha marchado, no se sabe bien a donde pero, yo soy capaz de imaginarlo, la conozco. Si lo intento, es posible que sea capaz de escuchar a los niños pidiendo regalos, a hombres vestidos de Papá Noel agitando un cascabel y deseando feliz navidad a todos. Ojalá lo fuese. Aún queda una semana pero, hace ya un mes que esto estaba así. Para mí la navidad en Los Angeles no es navidad, es una copia, probablemente algún día intenten recrear nieve, inventar una máquina que dispare copos de nieve falsa desde la terraza de todos los edificios, aunque, sería igual o peor, sería falso, por eso no me gusta la navidad en Los Angeles, porque es como una navidad falsa. De hecho, hay pocas cosas reales.

Salgo de mis pensamientos porque oigo ruidos en la puerta. El timbre suena una y otra vez. Me levanto perezosamente y, sinceramente, siquiera me preocupo por no ir afeitado y únicamente vestido con una camiseta vieja y un pantalón de chándal. El cartero me sonríe y me entrega unas cuantas cartas. Me despido y entro de nuevo.

Me acomodo de nuevo en el sofá y voy pasándolas, buscando algo importante. Facturas, publicidad, facturas, un bono para no se que gel, y... Me quedo paralizado cuando la veo. En mi interior aparece una pequeña luz que me da fuerza, que me da esperanza. No me hace falta ni leer de quien es. Yo ya sé a quién pertenecen esas delicadas y fuertes letras, tan delicadas y fuertes como su autora. Abro el sobre con cuidado, como si fuera de cristal y temiese que se rompiese en mil pedazos. Extraigo la carta y comienzo a leer.

Querido Josh:

Te escribo esta carta en los campos de Kentucky, sentada en la fresca hierba, mojada por el rocío de la mañana. Me siento bien de volver a casa, mis padres y mis hermanos me han recibido con los brazos abiertos y les he contado todo lo sucedido. Temen por mí, porque esté mal y cuando me preguntan cómo estoy yo no les miento, estoy mal. De todos modos, he venido aquí buscando la paz y la calma, intentando alejarme de todo lo horrible que ha ocurrido (y que podría ocurrir) allí, en Los Ángeles. Pero, lo cierto es que al estar aquí me he dado cuenta de algo: no se puede huir, no se puede olvidar el pasado ya que eso te persigue hasta alcanzarte y acabar contigo. Creo que te escribo en parte porque mi intención era disculparme por lo ocurrido allí, por el daño que te ha causado Nicholas y, sobretodo yo.

Lo he estado pensando y, sinceramente, me importa una mierda lo que digan los médicos, yo sé de quien es este bebé y, sé que es tuyo. Lo noto por como me siento, por esa felicidad que me envuelve incluso cuando estoy triste, como una manta, me calienta como tus brazos pero no lo suficiente. Tomo mi vientre y, casi es como acariciar tu rostro, el calor es el mismo. Suelo sentirme así cuando pienso en tu sonrisa, pen tu rostro, en tus ojos, en ti. Probablemente porque, siempre te llevo conmigo.

A veces pienso que intentas esconderte en esa imagen de chico malo que se te ha otorgado. Yo nunca pensé que fueras así. Siempre pensé que eras el chico más loco y divertido del mundo, una roca, mi roca, con los pies en la Tierra y la mirada al frente, aguardando a lo que tiene que llegar pero, siempre adelantándote a ello. Siempre me he preguntado porqué yo sentía esa especie de conexión contigo, esa facilidad de entendernos y comprendernos solo con una mirada, una palabra, una caricia. Ahora lo sé, sé el nombre de esa conexión. Se llama amor y es lo que nos une y nos separa. Nuestro inquebrantable amor. A veces me aterra que podamos olvidarnos el uno del otro pero, luego comprendo que eso es imposible porque yo soy tú y tú eres yo. Porque tu mente y la mía forman un cerebro completo, porque tu corazón y el mío forman un corazón completo, porque tú y yo formamos una persona completa y, eso es inquebrantable, irrompible e indestructible. Porque, y no exagero, te necesito, te necesito porque no puedo vivir medio-viviendo, medio-respirando, medio-sonriendo. Porque solo puedo ser yo cuando estás tú.  

Jennifer

Agarro la carta más fuerte y la aprieto contra mi pecho y lloro, lloro por alegría, porque me quiere, porque ella siempre me ha querido, porque me apoya, porque confía en mí y porque me necesita; lloro de tristeza, por no haberla creído, por no estar allí ahora con ella, escondiendo mi cabeza en cuello y contándole historias sobre las estrellas, por no estar allí abrazándola, apoyándola como está haciendo ella conmigo incluso desde Kentucky, igual que haría desde el fin del mundo. Entonces me doy cuenta de que yo haría lo mismo por ella, yo iría esta la Luna sin traje espacial y volvería por ella, yo sacaría a Spider Man del cómic por ella, yo escribiría su nombre en todos los papeles del mundo por ella. Entonces sé que eso es amor, que eso sí es realmente amor, un amor como ningún otro ya que, ambos nos necesitamos para vivir, somos el agua que mantiene vivo al otro. Llevo mucho tiempo con sed. Por una vez en muchos días sé que hacer. He encontrado mi fuente.

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Realmente creo que este capítulo es de las cosas más bonitas y profundas que he escrito jamás, espero que lo disfrutéis tanto como yo he hecho escribiéndolo y gracias otra vez por leer. Joshifer forever.

Somos Mejores Juntos: Joshifer © (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora