-Narra Josh
Decir que este lugar es bonito es quedarse corto. Un gran bosque rodea los alrededores de una casa blanca, que se yergue majestuosa sobre una montaña. Tiene unas grandes ventanas azules decoradas con diferentes motivos y un porche con chimenea para las noches más frías. También tiene un cenador, algo más alejado, al que se llega por un camino de piedras y flores. Me sorprende mucho que mis tíos no la vendiesen, pero, entonces recuerdo la gran reforma que le hemos hecho y, sinceramente, creo que si hubiese quedado mejor, sería magia. La única pega podría ser su localización, algo alejada del mundo, pero eso justo lo que nosotros queríamos. Este es el hogar que hemos elegido.
Vuelvo al coche y ayudo a Jennifer a bajar, a quien le quedan tres o cuatro meses para dar a luz a nuestro hijo, o hija. Ella me dedica una sonrisa e intenta ir al maletero para recoger parte de su equipaje, pero yo no se lo permito. Le prometí que la cuidaría siempre, y más ahora.
- Jen, ya hablamos de esto –le digo, y cojo un par de maletas.
Ella hace un puchero y toma otras bolsas. Intento detenerla, pero ella no se deja convencer.
-Jen, Jen para – le digo, intentando detener la sonrisa que se está formando en mis labios al ver la que se dibuja en los suyos. De pronto, se me ocurre una estrategia -. Acabo de recordar que mis padres dejaron una pizza en la cocina esta mañana. Tu pizza favorita.
Automáticamente, ella suelta las bolsas, yo las atrapo a tiempo, antes de que acaben en el suelo, y veo a Jennifer correr hacia el interior de la casa.
Ahora sí que sonrío.
Cojo lo que puedo y, decido volver en cuanto deje lo otro a llevar el resto. El interior de la casa es tan impresionante como el exterior. Lámparas de araña adornan el techo blanco y se reflejan en el suelo de losa blanca, que casi parece de espejos. Las paredes son de un color crema que hace el interior mucho más acogedor. Al entrar, hay un pequeño recibidor con un espejo en la pared y un armario en la otra. Al pasar, me reflejo en el espejo y, creo que nunca me había sentido tan bien, nunca había tenido esa sensación de tener una misión en la vida, de lo que realmente deba hacer con mi vida. Ahora lo sé, y lo más curioso es que esa misión la tengo compartida con Jen. Nuestra misión es hacer de esta casa un hogar.
Cruzo el pasillo hasta la cocina, preguntándome si Jennifer la habrá encontrado, pero la conozco más que a la palma de mi mano y sé que cuando se trata de ella y de pizza, no hay nada que se interponga en su camino.
Cuando llego a la cocina allí está ella, con los brazos cruzados sobre el pecho, con mirada asesina y el ceño fruncido. Me encanta cuando se enfada, sus ojos adquieren un tono más azul y me dan más ganas, que las habituales, de rodearla con mis brazos. Hoy lleva una camisa ancha de color pastel, unos pantalones vaqueros negros y unas botas marrones con flecos. Aunque ella odia no poder ponerse su ropa normal, yo le digo que ella siempre va preciosa. No lo hago para convencerla, lo digo porque es una gran verdad. Vamos a ver, Jennifer iría preciosa incluso con una bolsa de basura.
Me voy acercando y dejo las maletas en un lado, con la mirada de Jen siguiendo cada uno de mis pasos. Cuando me vuelvo hacia ella, ella sigue mirándome del mismo moco. A pesar de que ella siempre finge enfadarse, como he dicho antes, nada se interpone entre la pizza y Jennifer Lawrence.
Intento coger su mano, pero ella la aparta. Le miro a los ojos y ella mira a otro lado.
-No se miente en temas “pizzeros” –me dice Jen, molesta-. Sabes que conmigo no.
Yo le sonrío, con un destello de astucia en los ojos.
- Lo siento mucho –le aseguro-. ¿Qué puedo hacer –agarro su cintura y le beso la nariz- para compensarte?- Y le beso en los labios.
Juro que nunca me cansaré de este delicioso sabor. Al principio Jen no me responde, pero rápidamente está como yo, saboreándonos el uno al otro, aunque ya lo hayamos hecho muchas veces, pero siempre se siente como si fuera la primera. Por un momento, decido olvidar que está embarazada y la llevo a nuestra nueva habitación. Es un poco complicado, la verdad. Yo llevo los ojos cerrados, al igual que ella y estoy subiendo la escalera que lleva al segundo piso con la posibilidad de matarnos los tres. Sí, los tres, también cuento al bebé.
No sé como llegamos al segundo piso. Jennifer sigue ocupada en mi boca y yo en la suya, buscando con las manos la puerta que lleva a nuestra habitación. Para que luego digan que los hombres no sabemos hacer dos cosas a la vez.
Finalmente llegamos y la dejo sobre la cama. Me coloco sobre ella, con cuidado, y comienzo a besarle el cuello, ella suspira, cosa que me impulsa para seguir complaciéndola. Apoya su mano en mi nuca para unir nuestras bocas de nuevo. Ella decide tomar la iniciativa y aumenta la pasión del beso, lo que nos hace, tanto a ella como a mí, emitir gruñidos contra nuestras bocas, contra nuestras lenguas, contra nuestra pasión. Justo cuando creo que ha llegado el momento, Jennifer se separa y me mira a los ojos, jadeando.
- Ve a comprarme una pizza si quieres seguir con esto después- me dice, con una amplia sonrisa. Yo le sonrío de nuevo y le beso, conteniendo las ganas de quedarme.
Paso los dedos por los tallos de las margaritas, que son fuertes pero flexibles. Voy uniendo flores, preciosas, adornadas con minúscula escarcha, hasta que la termino. Llamo la atención de Jennifer, quien tiene la cabeza apoyada en mi pecho, escuchando como mi corazón late por ella, continuamente, sin pausas. Tiene las manos en la cadena que cuelga de mi cuello, y está jugando con ella. Estamos sobre un asiento balancín que se encuentra en nuestro porche, y, por las bajas temperaturas, hemos encendido la chimenea y nos hemos echado una manta aunque, creo que con el calor del otro, ambos estaríamos más que satisfechos.
Sus ojos celestiales se posan en los míos y yo me pregunto, ¿cómo una mirada puede sonreír? Es extraño, lo sé, pero la de Jen sonríe tan ampliamente que casi me ciega. Le pongo la corona de flores en la cabeza, pero ella la coge para examinarla mejor. Su mirada no para de susurrarme admiración y felicidad.
-Josh, ¿la has hecho tú?
-Sí –le respondo, y le doy un beso en la frente.
-¿Y cómo? –me pregunta, sorprendida, todavía con los ojos puestos en la corona.
-Cuando Connor y yo éramos niños, mi madre solía coger flores de nuestro jardín –le explico, con los ojos puestos en ese recuerdo-. Nos llamaba a Connor y a mí y la escuchábamos contar historias mientras hacía las coronas con flores de todos los tipos y colores. Poco a poco, los tres comenzamos a hacerlas, todos juntos y sincronizados. Luego jugábamos mientras mi madre cantaba cancines que solo ella conocía.
Cuando termino de contar el recuerdo, Jennifer se está riendo. Yo le miro, confuso.
-Lo que acabo de entender –confiesa Jen, entre risas-, es que cuando eras niño, tu hermano y tú queríais ser princesas.
Yo intento mirarle enfadado, pero en ese momento, mis dotes para la actuación no acuden a mí, por lo que acabamos los dos muertos de risa. Cuando me tranquilizo un poco le digo.
-No voy a volver a comprarte pizza nunca más, al menos no de ese sitio. Te pone más estúpida delo normal.
Ella coge un cojín del asiento y comienza a pegarme con él.
-La culpa de que esté más estúpida de lo normal es tuya –apunta ella, sin dejar de pegarme-. Me contagias de tu estupidez –le miro atónito-. La culpa la tienes por tus formas de compensarme. Tú también estás más estúpido que de costumbre, “princeso”.
Yo me río.
-Prefiero ser estúpido de este modo, junto a ti, por ti. que ser un estúpido por no haber luchado por estar en esta casa, en este día, a esta hora, contigo.
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Hola a todos.
Esta es la primera parte de los capítulos especiales, espero que os haya gustado. Yo me como a besos a Josh, creo que sería un padre estupendo, y Jen una madre estupenda. Os dejo una canción preciosa, Wait for Me, en la multimedia. Espero vuestras opiniones, tanto en votos como en comentarios, que sepáis que sin vuestro apoyo, esto que acabáis de leer no existiría. Muchas gracias.
PD: JOSHIFER FOREVER!!!!
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Somos Mejores Juntos: Joshifer © (Editando)
FanficJennifer y Josh son dos actores reconocidos y admirados por muchas personas. Muchos fans desean que sean pareja en la vida real aunque todavía no lo sean pero, ¿y si se amasen el uno al otro? Humor, drama y un intenso romance da vida a este fanficti...