Si supieras.

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Al final es en días como hoy, que de repente cualquier cosa rompe nuestra serenidad, cualquier pequeño detalle negativo es capaz de cegar todo un mundo de luz y de cosas buenas que nos pasan y nos pasaran en los años venideros. 

Los malos momentos que cada uno de nosotros tiene que afrontar; son inevitables e innumerables, a lo largo de nuestra vida siempre, repito, siempre nos sucederán cosas malas, llámalo karma, mala suerte o cualquier otro tipo de sandeces que nos interponemos para creer que aquello nace de algo o de alguien que conspira contra nosotros, sin embargo yo lo considero otra cosa, lo llamo vida.

Los desengaños, el sufrimiento, el dolor, la traición, la muerte, los accidentes al final forman parte de la vida, forman parte de nosotros mismos por ello no podemos desesperar cuando caemos en una de sus redes y nos vemos muchas veces privados del elemento más valioso que cualquier ser de este planeta puede tener, lo llamo felicidad.

La felicidad es lo único a lo que deberíamos aspirar en esta vida, debería ser el único objetivo por el que lucháramos desde el momento en el que nacemos. Sin embargo, parece que cada vez nos esforzamos más por alejarnos de ella, nos esmeramos en ponernos objetivos y metas donde según nosotros, una que vez llegamos allí, nos esperara la felicidad, cual taza de chocolate caliente que nos preparaba mamà en las frías tardes de invierno. Pero esto no es así.
Sí tengo que ser sincera, los objetivos que nos marcamos simplemente sirven para distraer a nuestra mente, a veces perdemos el tiempo centrándonos en cosas que no sabemos del todo como van a ser dejando pasar el presente, algo que se escapa y no vuelve jamás ¿Por qué permitimos que algo tan valioso se esfume sin aprovecharlo?

Todos nos preguntamos alguna vez cual es el secreto para llegar a ser feliz y yo creo que lo he encontrado, en un principio ya formulamos mal la pregunta, no se trata de llegar a ser feliz, sino simplemente de serlo. A cada persona le suceden infinidad de pequeñas cosas todos los días que infravaloramos pero que en ellas se esconde este gran secreto.