Capítulo 28

944 45 20
                                    

—Hola antigua casa.—dije en voz baja un poco triste por los recuerdos de aquel lugar.

Me encontraba en el pequeño jardín lleno de flores que había delante de la casa en donde viví un corto tiempo con mis padres.

—¿Nina?—una voz masculina provino de detrás mío.

Me giré y pude observar a un hombre de alta estatura vestido con una camisa con mangas largas color verde y un pantalón color caqui.

—Disculpe, ¿eres...?

—Soy Steve.—se acercó a mí y me sonrió.—¿No me recuerdas?

—¿Steve?—a mi mente vino aquel niño curioso del vecindario.—No lo puedo creer.—lo abracé de la emoción.—Ha pasado mucho tiempo.

—Si... no nos volvimos a ver después del accidente.—hizo una mueca tratando de no hacerme sentir mal con su comentario.

—Lo sé.

"Miré con atención como mami llenaba la información de las invitaciones para mi fiesta de cumpleaños.

—Solo falta ésta y terminamos, princesa.—me hinqué en el asiento de la silla para ver mejor.—Es la de Steve y se la entregarás tú personalmente.

—Mami.—sentí un ligero rubor en mis mejillas.—Ya te dije que Steve es solo mi amigo.

—Yo no he dicho lo contrario.—comenzó a reírse.—Listo. Mañana al regresar de la playa, iremos a dejársela a su casa.

—¿Qué cosa y a quién?—papá llegó con su maletín de trabajo.

—Hablábamos de que mañana, después de nuestro día de playa, iremos a entregarle su invitación a Steve.

—Nada de novios princesa.—él me miró serio.—No hasta que cumplas la mayoría de edad y a menos que le gusten mucho las ciencias."

—Nina, tu anillo.—hizo que volviera en si.

—¿Qué?

—Tu anillo.—lo señaló con la mirada.—Está parpadeando. ¿Eso es normal?

Lo miré y así fue, comenzó a brillar el símbolo del relámpago, lo que significa una cosa... me habían rastreado. En cualquier momento, lo tendría aquí.

—Si, es totalmente normal.—puse los ojos en blanco.—Disculpa.

—Que anillo de matrimonio más curioso.—rió divertido.

—Tengo que irme, Steve. Fue un gusto.—estaba a punto de irme cuando él ya se encontraba parado en la acera de enfrente.

—Creo que ya estaban esperándote.—Barry lo miraba con el ceño fruncido.—Espero vernos de nuevo.

Prosiguió su camino hasta la siguiente casa, en la cual ha vivido desde que me fuera a Central City.

Caminé hasta Barry donde me esperaba ahora con gesto impasible.

—Me encontraste.—dije de manera sarcástica.

—De hecho, yo estaba por llegar cuando Caitlin dio con tu ubicación.—dijo con seriedad.—No fue complicado encontrarte.

—Deberíamos irnos.—lo interrumpí.—Tenemos que ir por los niños a tierra dos.

—Estoy algo cansado y me gustaría sentarme un rato.—miró hacia un kiosko que había a unos cuantos metros de nosotros.—¿Me acompañas?

Caminamos hasta llegar a un banco que había en el centro del kiosko.
El lugar era algo romántico, pero la situación, no.

—Entonces... ¿qué hacías aquí?

Fast Enough -parte 3 |The flashDonde viven las historias. Descúbrelo ahora