22

2K 152 62
                                    

Tauro.

Todo era un caos, el cual solo al pasar las horas iba empeorando.

He perdido la noción del tiempo pero todos dicen que llevamos un mes aquí pero yo creo que es parte de la paranoia de estar encerrados sin más que mirarnos las caras y no querer hablar entre sí. Lo que si sé es que hace días no nos dirigimos una palabra, lo cual hace esto más agobiante de lo que ya es.

Piscis realmente se transformó en otra persona, casi nunca esta en el avión y cuando lo está ni siquiera nos mira.

Cáncer ha estado muy enferma y nadie sabe por qué excepto Aries quien no dejo su lugar junto a ella en ningún momento.

Géminis está totalmente deprimida, no hace más que llorar y estar al lado de su amiga.

Leo anda detrás de Piscis buscando e investigando porqué esta transformación repentina del chico, no dándose cuenta lo mal que le hace.

Sagitario, Acuario y Virgo se hicieron más cercanos, al punto de alejarse de nosotros y sólo dirigirnos la palabra para llamarnos a comer.

Y finalmente Capricornio y yo, digamos que somos las más cuerdas aquí tratando siempre de unir al grupo para poder sobrellevar esto todos juntos pero parece no estar funcionando.

Realmente es una situación de mierda. Nunca en mi vida imaginé estar encerrada tanto tiempo con personas desconocidas por un virus letal que se llevo a dos de nosotros. Yo solo tomaba un vuelo para encontrarme con el despreciable de mi padre y creo que lo amaría si me sacara de aquí.

Piscis.

Me moví rápidamente haciendo que Leo gimiera aún más fuerte.

— Cierra la boca. –ordené como pude.

Sentía como me venía y me moví aún más fuerte al tal punto de que mi pene tocaba lo más profundo del cuerpo de la chica.

— ¡Pis-scis! –gritó llegando al orgasmo junto a mi.

Salí lentamente de ella y limpie mi longitud con un papel que se encontraba en la mesa.

Vi como Leo se bajaba de ella y acomodaba su ropa, a lo que repetí sus actos.

— ¿Te han dicho de que eres muy ruidosa, bebé?

Apoye mi cuerpo en la tabla de madera donde anteriormente se encontraba la chica y la tomé de su cintura atrayéndola contra mi cuerpo.

— Es que amo hacerlo contigo, no puedo mentirte. —me sonrió y acercó su rostro dejando un casto beso sobre mis labios.

Se alejó y comenzó a caminar.

— Vamos a seguir buscando esas malditas llaves. —la escuché decir.

La seguí a paso lento. — Solo si me prometes otra ronda.

Un puchero apareció en mi rostro, vi como ladeó la cabeza para mirarme y luego sonrió.

Solo se limitó a guiñarme el ojo.

Sonreí y sacudí la cabeza sacando pensamientos fuera de lugar.

Esta chica si que me volvía realmente loco, no me cansaría nunca de decirlo.

Troté hasta donde se encontraba y agarrados de las manos seguimos con nuestra investigación.

cuarentena [zodiaco] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora