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Virgo

Cuando tenía cinco años pude visualizar una nueva familia mudándose al otro lado de la calle. Ellos se veían amables pero el pequeño niño junto a ellos no paraba de mirar hacía todos lados con el entrecejo fruncido. Nunca me sentí tan emocionado por una mudanza que encima traía un niño con quien jugar. En el vecindario no había niños con quienes jugar, era el único allí hasta que llegaron los nuevos vecinos con su hijo de cinco años. A los pocos meses éramos inseparables, su nombre era Escorpio y aunque se enojaba por casi todo, yo lo quería, era mi mejor amigo después de todo.

Los años pasaron y nosotros seguimos juntos hasta el punto de creer que nunca nos íbamos a separar uno del otro pero sucedió. Él estaba muerto.

Muy pocas veces en mi vida me he sentido realmente triste hasta el punto de querer encerrarme y llorar hasta que no queden más lágrimas. La muerte de mi abuela fue una de ellas pero la pude superar porque en aquel entonces tenía a mi mejor amigo quien se encargo de sacarme adelante pero ahora lloraba por su muerte. ¿Quién va a consolarme ahora?

La tristeza está metida en mis venas y parece no querer irse nunca. ¿Cómo se supera la muerte de un ser querido? ¿En algún momento se supera realmente o sólo fingimos para hacernos creer que podemos contra todo?

Ahora aquí, encerrado, se me hace más difícil tratar de engañarme a mi mismo.

— ¿Puedo sentarme? —la voz de Acuario me saco de mis pensamientos cosa que muy adentro se lo agradezco.

Asentí apenas porque el dolor de cabeza aún no se había ido. Se formó un silencio de aquellos que quieren decir tantas cosas y a la vez nada.

— ¿Sabes que puedes contar conmigo para lo que sea? —atraje su cuerpo en un cálido abrazo.

— Te quiero. —las palabras habían salido de mi boca tan bajo que juré que no lo había escuchado.

Acuario en poco tiempo se adueño de mi corazón hasta quizás cuando salgamos de aquí, si es que lo hacemos, podríamos intentar algo aunque no estoy muy seguro que ella sienta lo mismo. Quizás solo es la necesidad de querer aferrarme a alguien ya que no tengo a Escorpio.

Sus suaves labios me sacaron de mi transe llevándome a lo más alto y puedo jurar que siento las estúpidas mariposas en el estómago. Me siento un maldito adolescente de 15 años.

Se separó cuando la falta de aire se hizo presente dejando nuestras frentes unidas. — Me cuesta admitirlo pero...hm, yo también te quiero.

A toda costa trataba de evitar mi mirada aunque nuestras frentes estén pegadas. Acaricié su mejilla y la atraje nuevamente a mis brazos.

Me gusta la sensación de tenerla en mis brazos y me da miedo. Me da miedo enamorarme.

Aries.

Observar a los acaramelados de Virgo y Acuario hizo que una molestia se instalará en mi estómago. Tan solo unos días atrás Cáncer estaba a mi lado dándome todos los besos que pidiera aunque su cuerpo apenas podía moverse, ella siempre encontraba la forma de poder darme alguno. Incluso a solo unos metros también estaban Tauro y Sagitario charlando muy cerca uno del otro.

— Esto es triste. —Capricornio quien se encontraba a mi lado habló después de un tiempo largo.

Me limité a mirarla. Los segundos pasaban y mi vista no se apartaba de ella. Mis cejas se juntaron con curiosidad.

— Deja de verme, me asustas.

Una pequeña sonrisa se asomo en mis labios.

— ¿Cómo lo superaste?

La pregunta la tomo desprevenida así que se giró a mirarme con sorpresa. — ¿De qué hablas?

Comencé a jugar con los bordes de mi campera que cabe mencionar se encuentra bastante sucia. — Tú sabes, a Libra, digo, ustedes se gustaron en tan poco tiempo y su muerte fue muy rápida. — Rasque mi nuca tratando de encontrar las palabras correctas. — De alguna manera siento que nos paso lo mismo, nos enamorados en circunstancias difíciles pero aún así aquí estamos —Pausé tratando de retener las lágrimas que amenazan por salir. — con el corazón roto.

Su mirada no ayudaba del todo, sin dudas es una persona indescifrable.

— Creo que aquí todos creen que lo he superado pero es mentira, sigo atascada en el mismo lugar desde el comienzo. — Jugó con sus dedos. — Duele como la mierda pero se aprende a vivir con ello.

Ambos con la vista en las personas dentro del avión suspiramos. Quizás alguno día podremos superar todo esto.

Géminis.

— G-gem — se escuchó llamarme una voz dulce.

Abrí mis ojos y casi me caigo de la sorpresa. Mi corazón se estrujo dentro mío, la piel se me erizo y las lágrimas no tardaron en aparecer.

Quise acercarme pero se alejo y mi corazón se estrujo aún más. Las palabras no salían de mi boca.

— Estamos bien, no queremos que se preocupen. Fue planeado, Gem. No se asusten.

No puedo explicar los sentimientos atravesados que experimento ahora mismo pero la sorpresa y curiosidad están sobre todo pero por más que quisiese hablar abría la boca pero nada salía de ella. Esto comenzaba a desesperarme.

— Él dice que te extraña. — Las lágrimas no dejaban de caer mojando mis mejillas. — Te quiero amiga. Se fuerte y dile a los chicos que nos esperen.

Intenté nuevamente acercarme a ella al verla como de a poco iba desapareciendo pero se alejaba más. La desesperación era tan grande al punto de querer gritar pero que nada salga de tu garganta.

De repente todo se volvió negro.

n/a: estoy tratando de decidir el final y cuantos capítulos quedan así que les quiero informar que quedan pocos no se cuantos pero solo algunos capítulos más.

si encuentran algún error como ya puse antes estos serán corregidos al finalizar la historia.

cuarentena [zodiaco] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora