Mis manos temblaban, de mi frente caía una gota que demostraba lo suficiente mente nerviosa que me encontraba en ese momento.
Miraba el gran edificio, había pasado mucho tiempo desde la última vez que había estado ahí. Y si, dos semanas para mi era mucho tiempo.
Entre y salude al conserje quien se alegró de verme, y subí al piso que conocía de memoria.
Toqué la puerta suavemente aún tratando de que mi cuerpo y mente no me jugarán una mala pasada.
Cuando la puerta se abrió dando paso a mi mejor amigo, sonreí.
Sus ojos castaños demostraban sorpresa y mucha pena. Se notaba que ni había dormido en días.-¡Alex! - Anthony se acercó a mi apresurado. Y me abrazó con fuerza.
-Lo siento, lo siento-Le dije el borde de las lágrimas.
-No hay nada que perdonar-Susurró este sin dejar de abrazarme. Las palabras no salían pero daba igual. De todas maneras el sabía lo que yo quería decir. Ni necesitamos palabras para darnos cuenta de que los dos lo sentíamos en lo mas profundo.
Anthony era mi amigo, y así seguiría por largo tiempo.Me alegraba haber vuelto a hablar con mi amigo, ya que sin él no podría hacer nada.
Todo había resultado bien hasta con mi madre. Ella me entendió dentro de todo y no me juzgo por la tonta decisión de irme a casa de Sam.
Al final, las dos únicas personas que me apoyaron, volvieron a hacerlo de manera incondicional.
Mamá me rogó que dejara a Loretta quedarse con ella. Ese día. Yo no pude negarme ya que se notaba la emoción en su rostro.
-¿volveras?-Preguntó Anthony con una leve esperanza que paso como un flash frente a sus ojos.
Yo negué con la cabeza, ya me había marchado. Y era hora desde que buscará un lugar para Loretta y para mi.
-Sabes que no tengo ningún problema. - añadió.
-Tranquilo. No es por ti. - le dije suavemente - creo que ya es hora de que Tenga mi propio lugar.-el asintió pareciendo entender.
-¿Quieres algo de beber? - Preguntó a lo que yo negué. Aún me quedaba una salida por hacer. Las dos principales ya estaban hechas.
-Debo salir con Damián.-Le dije a lo que su mirada se torno triste. La agachó.
-Para otra oportunidad entonces. - Levantó la vista como. Si nada hubiese pasado.
(...)
-¿Y cuál es su dulce favorito? - Preguntó Damian cómo un niño pequeño.
-es fanática de los chocolates-Respondi. Hace una semana habíamos decidido juntarnos por lo. Menos una vez para contarle los gustos de Loretta. Estábamos sentado en un café dentro de un ambiente muy ameno.
-Igual que tú - me dijo el sonriendo dulcemente.
Mi corazón bombea bastante mente. Su mirada azulina me estaba volviendo sumamente nerviosa. Pero por nada del mundo, debo confesar, quería dejar de. Mirar.
-¿Desde cuando le gusta ese tonto de Joel? - Preguntó en tono celoso a lo que yo reí exageradamente.
-¡Es un niño, Damián! - lo regañé.
-me da igual. No tiene ningún derecho- su cara de indignación era épica y yo no podía dejar de reír.
-Siempre le ha gustado, desde que inició el jardín. - Le respondí.
-Ese estúpido niño pasa más tiempo con ella que yo. - Yo solo lo observaba mientras se quejaba. Se veía muy dulce. Y no lo podía creer. Aún me daban esas estúpidas mariposas en el estómago.
-No seas celoso.-Le dije sonriendo dulcemente. Él me sonrió de vuelta. Me sentía temblar y de verdad que no podía dejar de mirarle, y a parecer a Él le sucedió lo mismo ya que me miraba sonriendo. Por sobre la mesa toco suavemente mi mano, haciendo que mi cuerpo tuviera una leve descarga eléctrica.
Fue muy poco el tiempo que estuve así con Él, ya que todo tuvo que cortarse debido al sonido de su celular. Damián lo tomo mirando la pantalla y posteriormente frunció el ceño. Estando yo presente, contestÓ.
-¿Brooke?-Preguntó, a penas escuché decir el nombre de la chica que era su novia, hizo que me perdiera en mis pensamientos. Por mucho que el fuera el padre de Loretta, eso no significaba que algo cambiara entre nosotros. Damián tenia novia, y mucho menos solo por que yo era la que estaba enamorada estúpidamente.
-¿Alex?-No me di cuenta de el momento en que había terminado de hablar, solo sabia que hace unos segundos me estaba haciendo señas frente al rostro para que yo despertara de mi trance.
-Lo siento, lo siento-Dije riendo, él rió unto conmigo-¿Sucedió algo?-Me atreví a preguntar y vi como frunció el ceño.
-Brooke quería que me marchara ya, pero le dije que no. Al fin y al cabo mi hija es mas importante.-Dijo simplemente. Mi corazón dio un vuelco con fuerza. Eso era lo mejor que había escuchado, Damián ponía a mi Loretta como prioridad, y creo que eso era lo mas bonito que podría pasar.
-¿Sabes?-Le dije- Debo ser sincera. Me encanta que te preocupes tanto por Loretta.-Él me sonrió.
-¿Cómo no hacerlo? Es mi hija. Es lo mínimo que puedo hacer-Respondió. Mirándolo así, frente a mi. Me preguntaba, ¿Que hubiese pasado si nunca nos hubiésemos separado? ¿Que pasaría si él hubiese estado junto a mi durante estos años?
Lo mas probable, es que hubiésemos sido una pareja casi perfecta. Así nos sentía antes, no era que nunca discutiéramos o algo por el estilo, a veces teníamos peleas muy tontas, otras no tanto. Pero sabíamos salir adelante. Por eso encontraba que eramos perfectos.
Quizás hubiésemos sido la familia que siempre quise tener con él.
-¿Crees que podamos salir los tres?-Preguntó. Y yo aun pensaba que era increíble. Cuando Damián descubrió la verdad me había dicho que quería que Loretta viviera con él. Pero a los días se le paso y empezó a entenderme. Iba lento, no me exigía nada. Él era feliz solo con estar con Loretta, pero yo sabia que algún día ella debía saber la verdad. Y eso quería hacerlo pronto. No se me olvidaba que Damián estaba de cumpleaños, y creo que ese podría ser un lindo regalo, ¿no?
-Por supuesto, es mas...-Dije-... este sábado podríamos ir al parque. ¿Te parece?-Pregunté. Él se rascó la nuca nervioso.
-¿El sábado?-Preguntó. Yo era muy estúpida, era su cumpleaños, lo mas probable es que tuviera otra cosa que hacer. Me arrepentí al instante.
-¿No puedes?-Pregunté nuevamente, él observó mi rostro, no se que cara fue la puse en ese momento que rápidamente respondió.
-Si, si claro. Vamos el sábado.- Algo dentro de mi me hizo sentir muy emocionada. Él a pesar de todo, había dicho que si.
Y ese seria mi regalo. Le diría toda la verdad a Loretta. De todas maneras, ella merecía tener un padre, y yo estaba segura de que Damián era perfecto para eso.
ESTÁS LEYENDO
Cooking Our Love
RomanceA Alexandra Blair le rompieron el corazón, destruyendo su mundo por completo y dejándola con solo unos pocos meses de embarazo. Pero a pesar de esto, ella no se daría por vencida. Tiempo más tarde, siendo una de las mejores pasteleras de la ciudad...