Anthony no podía creer lo que le contaba. Eran mas de las cuatro de la mañana, y en cuanto me vio ahí prácticamente destrozada, estuvo consolándome largo rato. Le conté cada detalle de lo vivido esa noche.
-¿Que hacia Maily ahí? Fue algo fuera de lugar y lo peor es que no le dijiste nada.
-Lo se. No pude, no me salían las palabras. De verdad que me hubiera gustado empezar de cero con él, pero el ya me había engañado una vez, lo haría de nuevo, ¿no?-Él asintió con el ceño fruncido.
-Lo siento mucho, Alex.-Él me abrazo fuerte mientras mis lagrimas corrían- Odio verte así.
Se separó un poco mirándome directamente a los ojos.
-Te cuidare, no dejare que Damián les haga daño ni a ti, ni a Loretta.- Agradecí sus palabras, mi amigo me cuidaba y me defendía de todo, y siempre estaba presente para mi. Yo no podía sentirme mas dichosa con él. Lo miré fijamente, nunca me había dignando a mirar sus bellos ojos; penetrantes y llamativos. Nos quedamos mirando unos segundos hasta que sentí el tacto de su mano contra mi mejilla suavemente.
Me sentía tan bien.
Anthony se acercó a mi lentamente y yo no me moví del lugar, no lo detuve cuando sus labios se encontraron lentamente con los míos.
No sabia que estaba pasando por mente en esos momentos, pero le correspondí. Por que así lo quería. Era un beso suave que me hizo sentir bien pero era extraño.
Anthony había sido mi amigo siempre, y siempre lo vi así. Como amigo.
Debo admitir que no quería parar, pero me vi en la obligación de hacerlo.
¿Yo hablando de engaño? siendo que engañaba a mi propio amigo al besarle de esa manera.
Me separe de el lentamente con algo de arrepentimiento en mi rostro que Anthony pudo notar. Él al instante se disculpo.
.Lo siento, Alex. No se que me paso.-Explicó- Solo, odio que ese idiota juegue contigo, yo no soporto verte triste.
-Nada puede evitar que yo sufra, Anthony...-Le dije. Era como una mártir. Me gustaba sufrir.
-No, Alex. Yo... ya no puedo ocultarlo mas...-Susurró-... no quiero verte sufrir nuevamente. ¿Por que lo aceptas? Yo soy mucho mejor que él. Yo puedo hacerte feliz a ti y a Loretta si me das la oportunidad.
¿Que?
¿Era eso una declaración?
No, no, no.
Por favor, no. No quería mas problemas, no quería mas enredos en mi mente. Anthony era mi amigo y nada mas que eso.
Mi corazón latía desbocado y no sabia como calmarlo. Podría fácilmente haberme dado una crisis con lo nerviosa que estaba.
-Lo siento, Anthony.-Le dije agachando al cabeza, no quería hacerlo sentir mal pero mucho menos quería jugar con él, ya que yo le tenia un cariño enorme.-yo... debo pensar.
Sentencié antes de marcharme a mi habitación.
¿Qué había pasado? ¿Como habíamos llegado a eso?
Anthony me había besado. Anthony me quería. Pero...¿eso estaban bien? No tenia clara la respuesta, pero ese beso me hizo darme cuenta de algo muy importante que no quería asumir anteriormente.
Seguía amando a Damián.
Lo amaba aun como el primer día, amaba todo de él, pero sabia que no era lo indicado.
Por otro lado, Anthony si era un chico que lo daba todo. Estaba pendiente de mi y de mi hija. La pasábamos bien juntos y nos reíamos de cada locura. pero, ¿era lo correcto?
De todas maneras jugaría con sus sentimientos. Y yo lo que menos quería era dañarle.
(...)
Los días pasaron y Anthony al día siguiente actuó con normalidad, como si nada hubiera pasado, y en el fondo yo agradecía eso.
Por otro lado, Damián trataba de hablar conmigo, pero yo simplemente lo ignoraba. No podía aclarar nada con el revoltijo de pensamientos en el que mi mente se había convertido.
Fue una semana de mierdas literalmente. Damián me había dejado de insistir y yo estaba bastante agradecida. Había llegado el día viernes y era el ultimo esfuerzo antes de descansar por fin.
Debía despejar la mente, ya que todos mi problemas repercutían en el trabajo. Le conté a Sam todos los detalles, y ella se impresionaba de sobremanera. ¿Tan trágica era mi historia?
Sam aun insitía en que le dijera la verdad a Damián. Pero yo seguía negándome.
Ademas el debía de estar muy molesto conmigo, me refiero a que lo había ignorado completamente durante la semana, y si llegaba de la nada, quizás no me trataría muy bien.
Estaba haciendo un postre de tiramisu, tranquilamente cuando paso algo que no espere para nada.
Como termino ese día fue como ponerle la guinda a una torta. Fue todo muy rápido y no lo pude impedir. Estaba decorando el postre cuando una pequeña niña llegó corriendo a mi lado y me abrazo con fuerza.
-¡Mami!-Gritó Loretta con su voz expresiva, yo la abracé y me puse a su altura.
-¿Que haces aquí, Loretta?-Pregunté asustada con la voz temblando. Mi hija nunca debió ir allí. ¿Como había llegado?
-Vinimos con la abuela a visitarte...-Respondió con una sonrisa, bueno, mas bien fue una mueca.
-¿Ella es tu hija?-¡oh, no! Esa voz... ¿Por qué el mundo me castigaba así?
¡Fui muy mala en mi otra vida, estoy segura!
Esto ya era demasiado, todo me salia fatal.
No, no, no.
¡Por favor tierra tragame y nunca mas me escupas de nuevo a la vida!
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Cooking Our Love
Storie d'amoreA Alexandra Blair le rompieron el corazón, destruyendo su mundo por completo y dejándola con solo unos pocos meses de embarazo. Pero a pesar de esto, ella no se daría por vencida. Tiempo más tarde, siendo una de las mejores pasteleras de la ciudad...