Abrí mis ojos lentamente siendo alumbrada por una fuerte luz que en un principio me encandiló, sentía una fuerte presión en mi mano izquierda así que me obligue a voltear mi rostro lentamente.
Sonreí suavemente, se veía muy tierno durmiendo allí, a mi lado.
Sentía una presión extraña en mi cabeza, así que con la mano desocupada que era la derecha, la dirigí a la zona dolorida; Tenía un pequeño parche y me dolió demasiado ante el contacto con mis dedos.
No quería hacer ningún gesto, pero no pude evitar emitir un gemido; me dolía el cuerpo y no pude evitar expresarme. En eso Damián abrió sus ojos.
-¡Alex! ¿Estas bien? - Preguntó con su rostro demasiado feliz. Tocó mi frente como cerciorandose de que no tuviese fiebre o algo.
-¿Qué ocurrío? - Pregunté sintiendo mi garganta reseca.
-Te desmayaste en el restaurant. Sam te encontró, estas deshidratada y anémica. - Explicó, yo lo mire sorprendida, ¿cómo había ocurrido?
-¿Loretta? - Pregunté ignorando el tema, quería ver a mi hija.
-Está con Sam en su casa. Estaba muy preocupada.
-Lo siento. - Susurré.
-No te preocupes. Ahora llamaré al doctor para que diga si podemos marcharnos.
Yo asentí y volví a mirar al techo ignorando el hecho de lo fría que se sintió mi mano en cuanto la soltó.
A los minutos entro un preocupado Anthony a la habitación.
-¡Alex! Me tenías preocupado. Yo sabía que había sido mi culpa. ¡Debi haberte cuidado mejor! - Se paseaba por la habitación completamente nervioso. Lo que me causó bastante gracia.
-Anthony... - Dije pero el seguía con su show.
-¡Nunca debí dejar que te marcharas de mi casa!
-¡Anthony! - Grité a lo que reaccionó por primera vez. Se acercó a mi y tomó mi mano besandola. Se sentía cálido por lo que sonreí.
-Relajate, Anthony. No es culpa tuya. - Mi amigo no tenía ninguna responsabilidad de lo ocurrido. Probablemente era solo yo y mi estupidez.
Al rato entró mi madre junto con Damián y el doctor.
-¡Mi niña! - Ella se acercó corriendo a mi. - ¡No me asustes así nuevamente! - Las lágrimas corrían por sus mejillas haciéndome sentír culpable por haberme descuidado tanto.
Ahí me di cuenta de que quizá no merecía la pena.
El medico dijo que debía mantener reposo. Y tomar algunas vitaminas, era obra de un simple descuido mío.
-Debes venir conmigo. Yo te cuidare. - Dijo mi madre rápidamente observando a los chicos.
-No exageres, mamá. - Dije yo. Cuidarme sola podía hacerlo.
-¿Cómo no voy a exagerar? - Añadió ella.
-Yo puedo cuidar de ti. Solo debes quedarte en mi departamento, Alex. - Dijo Anthony. ¿por qué de repente todos se preocupaban por mi?
-Yo creo que Alex debe decidir. - Añadió Damián sonriendome.
Percibí inmediatamente las miradas de odio de mamá y Anthony.
-Tú no tienes derecho a hablar aquí. - Mi madre escupió las palabras, haciéndome sentir un poco irritada.
-¡Mamá, Anthony! ¿Puedo conversar con Damián a solas? - pregunté viendo sus caras de sorpresa.
-¿Cómo se te ocurre? - Preguntó, mi mirada era suplicante a lo que mi madre no reprochó más. A regañadientes se retiró al igual que Anthony.
-¿Qué ocurre? - Pregunté.
-No me gusta verte así, Alex. - Susurró. - No soporto el verte sufrir.
-No estoy sufriendo, Damián. - Mentí. Era obvio que ocurría lo contrario.
-Te conozco más de lo que crees. Tú eres muy importante para mi, Alex. No se que haría si te ocurriera algo. - Estaba siendo sincero, pero a mi no me cabía en la cabeza como podía hablarme de esa manera.
-No te entiendo, Damián. - Suspiré. Él solo me confundía con sus palabras.
-Yo te amo, Alex. - Sus palabras fueron entrando en mi revolucionando todo. - Te amo más que a mi propia vida. Siempre lo hice.-Quería creer que todo lo que decía era verdad, pero sus hechos eran todo lo contrario. ¿Cómo confiar en aquello?
-Entonces, ¿por qué sigues con Brooke? - Pregunté. No lograba encontrar la razón lógica de por qué él mantenía esa relación siendo que me juraba amor eterno. Necesitaba saber por qué no podía separarse de ella.
Él pareció pensar y dio un largo suspiro.
-Te prometo que te contaré todo más adelante, pero por ahora hay algo que debo hacer. ¿Está bien si me marcho ahora?
Y ahí estaba de nuevo. Me juraba amor eterno sin ninguna explicación, no podía dejar a Brooke y ahora, debía correr quizás para qué.
Salió mi sentimiento de niña que ocultaba dentro de mi. Hice un puchero provocando una leve sonrisa demasiado dulce por su parte. Siempre lo dominaba con ese gesto, nunca se pudo resistir a el.
Su mirada era suplicante. Suspiro pesadamente.
-No me hagas esto, por favor, Alex. - Su mirada se notaba desesperada y mentiría si dijera que tenía demasiada curiosidad de saber que rayos pasaba.
-No me dejes. - Hice mi puchero nuevamente. Damián apretó sus puños con fuerza dando a pensar que intentaba controlarse. Pero al parecer, no resistió.
Se acerco a mí como en cámara lenta, tomó mi barbilla suavemente con sus dedos y selló nuestros labios en su beso.
Ese roce hizo que todos mis sentidos se activarán, las sensaciones hicieron estragos en mi panza por unos segundos y yo simplemente desee que no se acabará ese momento.
Damián se separó y me miró fijamente con sus bellos ojos. Demostraban ternura al igual que el gesto que profesó acariciando mi rostro.
-Te prometo que todo se solucionará pronto, Alex. Solo debes ser paciente. - Creía que nunca podria volver a confiar en él, sin embargo ese día me di cuenta de que lo seguía haciendo, sus ojos mostraban la sinceridad y por primera vez había decidido confiar en él a pesar de todo y ser paciente. De verdad sentía que todo iría mejor desde ahora en adelante.
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Cooking Our Love
RomanceA Alexandra Blair le rompieron el corazón, destruyendo su mundo por completo y dejándola con solo unos pocos meses de embarazo. Pero a pesar de esto, ella no se daría por vencida. Tiempo más tarde, siendo una de las mejores pasteleras de la ciudad...