Los dias fueron pasando con normalidad, para todos menos para mi...
-¿Que tal la salida con tu padre, Loretta?-Pregunté echando leche al potesito de cereal que tenia Loretta en la mesa.
-¡Estuvo genial!-Dijo efusiva-¡La pasamos muy bien con él y Brooke!-En cuanto mi niña dijo ese nombre sentí algo hervir fuertemente dentro de mi.
¿Por qué tenia que convivir con ella? Estaba bien que fuera la novia de su papá, pero eso no significaba nada. No podía meter a esa mujer en la vida de mi hija.
-¿Cómo es Brooke, Lore?-Pregunto Sam a mi niña, al ver que yo me había quedado en mis pensamientos.
-Es muy linda y simpática-Sonrió Loretta, lo que hizo que un sentimiento extraño se apoderara de mi.
No pude evitarlo, simplemente deje que el impulso me dominara, agarré mi bolso y salí de la casa sin dejar que nada me detuviera, no sin antes dejar a Loretta con Sam.
Corrí al departamento del maldito y no me importo tomar un taxi, solo sentía rabia contenida en mi. Toqué muchas veces, hasta que finalmente me abrió la puerta.
-¿Alex?-Preguntó él confundido, yo simplemente entré sin ser invitada.
-Puede que tu seas el papá de Loretta, pero eso no te da ningún derecho a que ella pase tiempo con Brooke ¡No quiero a esa mujer cerca de mi hija!-Mis palabras sonaban venenosas y llenas de resentimiento. Me sentía traicionada por él. ¡Era horrible!
Damián frunció el ceño, al parecer lo que había dicho no le cayo muy bien, por lo que me respondió rápidamente.
-Alex, Brooke es mi novia y Loretta es mi hija, así que es obvio que se conozcan y pasen tiempo juntas.-Se que trató de controlarse, pero yo ya estaba mas enojada.
-¡No me importa!-Dije cual niña pequeña.
-¿Estas celosa?-Preguntó él con un aire egocéntrico que me hizo molestar mas aun.
-¿Celosa de quien? ¿De Brooke?-Pregunté- ¡Por supuesto que no!
-No se porque otra razón vienes a reprocharme.-Me dijo él suspirando.
-¿Sabes qué? ¡Me da igual! -Grité y salí del departamento como alma que lleva el diablo.
No sabia el por qué de mi reacción. Solo quería llegar y acostarme por que me sentía ligeramente mal.
Mi pequeña armaba un rompecabezas junto con Sam cuando volví, yo simplemente las observé por largo rato.
¿Por qué tenia que estar Brooke ahí? ¿Se merecía ella ser parte de la vida de mi hija?
Si bien podía vivir sin Damián, pero no era lo mismo con mi pequeña.
Sin Loretta yo moriría.
Ella era mi vida, sin ella no habría sentido...
.....................
Lo días fueron pasando, las semanas, los meses. Y yo no se como en tan poco tiempo podía producir una cantidad tan inmensa de pensamientos negativos.
Me sentía tan asustada de que mi hija me cambiara que comencé a tomar muy malas decisiones.
La primera fue concretar la búsqueda de un espacio solo para mi y Loretta. Era un departamento bastante pequeño pero bueno para las dos. Cubría lo necesario y por fin Loretta tenia su habitación propia. Pese a la insistencia de Sam, decidí irme. Por que ya no quería ser carga para nadie.
Mi hija tiempo después comenzó a quejarse de que veía muy poco a su padre, por lo que tomamos la decisión que no solo lo vería los fines de semana, sino que seria día por medio.
Las veces que salía con él, se le notaba muy feliz, tanto que su rostro se mantenía iluminado completamente.
Y los días que la pasaba conmigo hablaba por horas de lo grandioso que había sido la salida con Damián y Brooke. Eso internamente me hacia sentir horrible, por lo que cuando mi pequeña dormía, yo me dedicaba a llorar en las penumbras de mi habitación.
¿Qué estaba haciendo mal?
En el trabajo no me estaba yendo muy buen, puesto que estaba cometiendo muchos errores, por suerte estaba Anna que me apoyaba en todo. Sin esa mujer me habrían despedido hace mucho tiempo.
Damián intentaba hablar conmigo en varias oportunidades, pero yo decidía no escucharlo. Eso era mas doloroso para mi. No quería oír nada de su maldita felicidad.
Sentía que solo me movía por inercia, ya ni ganas de comer me daban por lo que lo pasaba de largo. Hasta que Anthony se dio cuenta. Él todos los días iba a mi casa a hacerme la cena diciendo que si no comía iba a desaparecer, y yo sentía que estaba exagerando.
Tan mal no estaba, o así pensaba yo en ese momento. Hasta que un día en el trabajo Sam me increpó muy enojada en la cocina.
-¿Qué mierda pasa contigo, Alexandra?-Me dijo con rabia en su voz. Yo salté en mi lado sabiendo a que se debía su enojo. Lo único que fui capaz de hacer fue agachar la cabeza mirando al suelo, cual niño pequeño que esta siendo regañado.
-Lo siento...-Susurré sintiendo las lagrimas que caían y caían y caían. Sollozaba igual que una niña pero Sam no se inmutaba.
-¿Por qué te disculpas? ¡Si te molesta algo solo ve y díselo a Damián!-Me sorprende que sus gritos no alertaran a nadie- ¡No te eches a morir!
Me agaché en el suelo sin dejar de sollozar, de verdad que quería salir de allí. Quera dejar de pensar estupideces pero no podía. No salían de mi mente. Se repetían como una pelicula en mi sin parar.
Sam se agacho a mi altura, y me abrazó con fuerza.
-¡Por favor, Alex! ¡Ya, déjalo!-Su voz sonaba rota, con pena. Tampoco me gustaba que la gente me tuviera lastima. Mi amiga estaba sufriendo por mi culpa y yo solo lloraba sin parar, siendo incapaz de prometerla algo, siendo incapaz de responder.
Los días seguian pasando y siempre tenia el mismo pensamiento. Ellos tres como una familia y yo finalmente sola. Es increíble como tu propio cerebro juega contigo cruelmente, y lo peor es que uno no nota como crece el desgasto dentro de ti.
Esos pensamientos me torturaban, día y noche. Era un conflicto de emociones profundas que poco a poco destruían mi esencia.
Miedo.
Desesperación.
De verdad no quería estar lejos de mi niña, pero no sabia como...
Desesperanza.
Soledad.
Abandono.
¿Por qué tenia que vivir así? Al final parecía que hasta mi propia hija me estaba olvidando. La pena en mi corazón era tan grande que solo quería desaparecer por siempre, no encontraba las herramientas necesarias para continuar.
Muchas veces tuve ese pensamiento prohibido que no debí tener nunca, y siempre estuve a punto de concretarlo de no se por que aun me quedaba algo de razón en mi mente. Mi hija se me venia con su sonrisa, pero estaba tan centrada en su abandono que me volvía a caer en ese oscuro hoyo sin fondo, nunca para cometer una locura por suerte. Pero quizás si para descuidar por completo mi salud.
Recuerdo que era un día Martes, estaba en pleno horario de trabajo, cuando comencé a sentirme bastante débil. Sentía como mi cuerpo estaba cada vez mas pesado y mi vista estaba muy nublada. Anna justo había salido para hablar con el señor Lane. Por lo que me encontraba completamente sola, traté de agarrarme a la mesita que había allí, pero incluso mis dedos no tenían las fuerzas necesarias.
Finalmente sentí todo el peso de mi cuerpo dar contra el suelo de forma brusca sin poder siquiera quejarme del dolor.
-¡Por dios, Alex!-Escuché la voz de mi amiga a lo lejos acercándose a mi, pero ese fue el fin antes de que todo quedara completamente oscuro.
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Cooking Our Love
RomanceA Alexandra Blair le rompieron el corazón, destruyendo su mundo por completo y dejándola con solo unos pocos meses de embarazo. Pero a pesar de esto, ella no se daría por vencida. Tiempo más tarde, siendo una de las mejores pasteleras de la ciudad...