Capítulo 16: Dad

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Loretta habia decidido ponerse un vestido moradito hermoso, junto con sus tan preciados zapatitos de charol negro. Se había hecho dos colitas en su cabello. En cuanto a mi, no tenia idea de como vestirme. Al final solo opte por unos jeans ajustados y una blusa de color verde agua que quedaba un poco suelta y mis tan amadas botas café. 

Lo se, lo se. No muy combinada pero no sabia que mas elegir. Me maquille sobriamente y en cuando ambas estuvimos listas, partimos a nuestro lugar de encuentro. Al final habíamos quedado en un restaurante no muy caro, pero si que valía la pena. No sabia en que momento hablaría con las dos personas con las cuales saldría, pero esperaba que todo resultara bien. Aunque mi cuerpo me decía que si estaría todo sería exitoso. Al final, Damián supo perdonarme y yo igual a él. O por lo menos eso creí ya que nuestra relación se había afianzado mas.

Cuando entramos al restaurant, pude distinguir a Damián. Lo reconocería donde fuera. Su espalda y su cabello desordenado daban claros indicios de que era el. 

-Hola...-Dije acercándome a él. Damián me sonrió pasando su mirada por todo mi cuerpo y luego la desvió hacia el pequeño ser que estaba frente a mi.

-Hola, Alex. Hola Loretta...-Mi pequeña hija se sonrojo y se dirigió a saludar a Damián con un pequeño beso en la mejilla. Aunque Damián no dijera nada, se notaba lo muy emocionado que estaba. 

-Hola...-Su voz sonaba tan dulce que yo sentía que me derretiría en cualquier momento. Me gustaba ver la relación de Damián y Loretta, a pesar de que esta ultima no supiera la verdad. Aun...

-¡Feliz cumpleaños, Damián!-Dije yo abrazándolo posteriormente. Él me miro sorprendido. Estoy segura de que no espero que lo recordara.

-¿No lo olvidaste?-Preguntó entrecortadamente.

-Por supuesto que no.-Añadí.

-¿Es su cumpleaños?-Preguntó la pequeña Loretta. Yo solo asentí-....oh, lo siento. No traje regalo.-Dijo con la cabeza gacha.

-No te preocupes-Hablo Damián-... Ya es un regalo que tú estés aquí.-Loretta sonrió a mas no poder. Era la verdad. Ellos ya tenían una gran relación y era lo mejor que podría pasarme a mi como madre. Que mi bebe fuera aceptada y tan querida así como había hecho Damián. Su padre.

Pedimos nuestra orden y nos dedicamos a conversar. Damián trataba de hablar con nuestra hija y ella respondía todo sinceramente. Era gracioso ver las muecas de celos de Damián. Como la mayoría de las veces, él trataba de convencer a Loretta de que tener un novio a tan temprana edad estaba muy mal. Pero ella parecía no prestarle mucha atención a eso, Loretta ni sabia que significaba tener novio, pero era complicado hacerle entender eso a Damián.

Ese chico era celos con patas.

Después nos dirigimos al parque para que Loretta disfrutara de los juegos junto con Damián. Debido a la estatura de Loretta no era mucho a lo que podía subir, pero Damián se encargaba de que fuera la gran mayoría. Ambos estaban en el carrusel riendo como posesos, siendo que era bastante lento todo. De verdad que era muy lento el carrusel y al parecer para ellos era enorme la adrenalina.

Cuando el juego hubo terminado, ambos se dirigieron hacia mi.

-¡Quiero ir a la rueda, Damián!-Dijo Loretta riendo.

-¡Por supuesto!-Dijo este sonriendo.

-¿Vamos, mami?-Preguntó mi pequeña hija, yo sonreí asintiendo.

Los tres nos subimos a uno de lo carritos que era de color azul. Veíamos todo el espacio desde lo más alto. 

Cuando la rueda de la fortuna se detuvo en la cima, observando el tan espectacular paisaje, me di cuenta de que era el momento perfecto.

-Ya que estamos aquí, yo... debo decir algo...-Ambos me miraron con sus ojos tan iguales, sintiendo como los nervios subían por mi cuerpo, incluso hasta mi garganta. Primero mire a Loretta y luego a Damián, este ultimo alzo una ceja por lo que yo asentí. Damián dio un suspiro soltando todo el aire contenido dentro ya que sabia que pasaría a continuación.

-¿Qué pasa, mami?-Preguntó mi niña haciendo que los nervios finalmente se fueran. 

-¿Recuerdas que te prometí que un día te contaría de tu papá?-Pregunté, ella asintió con una sonrisa extrema.

-¡Si! ¿Me dirás quien es?-Yo asentí sonriendo.- ¡Dime!- Exigió.

-Pues, es cocinero y uno de los mejores.-Dije yo mirando a Damián, él solo miraba serio, me imagino que sentía muchos nervios por no saber la reaccion de Loretta y era entendible. No todos los días le dices a una niña que eres su padre.

-¿Así como tú y Damián?-Yo volví a asentir- ¿Cómo se llama?-Pregunto con sus ojitos brillando de la emoción.

-Pues, tu padre se llama...-Observé por ultima vez al chico y respondí-... Damián y es él que esta aquí junto a ti...-La niña abrió sus ojos con sorpresa y luego miro a Damián.

-¿Mi papá es Damián?-Preguntó Loretta a lo que yo asentí, Damián tenia sus ojos cristalizados pero no se movía ya que esperaba la reacción de mi hija. Pasaron segundos que fueron eternos y por un leve momento pensé que la información no le había gustado a Loretta. Pero rápidamente eso se esfumó cuando mi niña sonrió a mas no poder.-¡Damián es mi papá!-Gritó y se lanzó a sus brazos. Damián se demoró en reaccionar pero luego la abrazo con fuerza y vi como una lagrima rebelde se escapaba de su ojo derecho.

Damián no decía nada solo sonreía tratando de ocultar sus lagrimas, y yo trataba de aguantar las mías. Era tan bonito el momento. Todo era increíble, no podía haber salido mejor.

-¿Dónde estuviste tanto tiempo?-Preguntó mi chiquita.

-Yo...-Él me miro un segundo como tratando de medir sus palabras-... estuve muy ocupado.

-¿Viajando?-Preguntó inocentemente a lo que Damián me miro. Él pareció ver la suplica en mis ojos. Luego observo a Loretta. Ella recordó lo que yo le había contado antes de su padre, lo que obviamente era mentira.

-Si...-Respondió él.-...me gusta mucho viajar y fui a muchos lados para ver a que lugar podre llevarte después.-Mi niña sonrió a mas no poder.

-¿Me llevaras a conocer lugares?-Preguntó de nuevo. Era increíble la felicidad que se demostraba. Ambos rostros, similares pero distintos que me hacían temblar de emociona. Amaba ese momento que quedaría plasmado en mi memoria por siempre.

-Por supuesto-Añadió Damián sonriendo. Continuaron hablando en lo que la rueda llego al suelo, tomamos fotografías para que Loretta pudiera tenerlas cuando mirara el celular. 

Iban los dos tomados de la mano, Damián reía por todo lo dicho por mi hija. Y yo me reía de sus estupideces.

Cuando llegamos a una esquina a esperar el taxi, Damián se puso a la altura de Loretta. 

-Que estés bien, Loretta.-Dijo el con voz dulce.

-¿Cuando te veré de nuevo, papi?-Preguntó mi niña. Damián iba a responder pero una voz nos sorprendió a los tres.

-¿¡Papi!?-Todos miraron a la dirección donde provenía la voz que sin duda había escuchado antes. Ahí, a solo unos metros de distancia se encontraba una sorprendida y enojada Brooke que nos miraba expectante.


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