Alina (Elijah /Niklaus Mikaelson)

Capítulo 38: Genevieve y La fete des benedictions

—Hola Alina— dijo ella sonriéndome, algo que se me hizo extraño— es extraño verte por aquí— dijo tranquilamente—

—no, lo que es extraño es que no me has intentado matar— dije sarcásticamente, y ella se rio—

—no tengo porque hacerlo, cuando estuve con Nik, ya sabía que era tu esposo—dijo ella y me quede sorprendida de que lo supiera— no importa, ¿a qué debo tu visita? —

—aunque me cueste aceptarlo, necesito ayuda de las brujas— ella miro sorprendida— es para el Padre Kieran, el tío de Camille— por su expresión pude ver que ella ya conocía la situación—

—oh eso, ya se lo dije a Klaus, no nada que yo pueda hacer— dijo ella tranquilamente, y luego vi como si le llegara una idea— aunque tal vez, en el grimorio de la madre de Klaus, pueda haber algo—me reí—

— ¿quieres el grimorio de Esther? —Dije riendo, y ella no dijo nada, afirmando lo que había preguntado— ¿sabes qué?, tuve que saberlo, las brujas nunca hacen nada sin nada a cambio, y ese grimorio, es un precio muy alto— dije dirigiéndome a la salida—

—eso debe saberlo tú muy bien, ¿cierto? —soltó ella de repente, y pare, para luego ver lo que tenía que decir— claro, la gran Alina, la bruja poderosa, que se convirtió en vampiro— esta vez sabía que tenía que escuchar lo que decía— sabes, hablan mucho de ti en otro lado— dijo de repente y me quede en shock—

— ¿disculpa? — pregunte, pues aun no digería lo que acaba de decir— ¿Quién habla de mí? —

—oh todas las brujas, sabia quien eras cuando llegue de nuevo aquí, incluso cuando me metí en la cama de tu esposo—dijo burlonamente, mientras yo me aguantaba las ganas de arrancarle la cabeza— Esther habla mucho a mis ancestros de ti, incluso muchas brujas antiguas sabían de ti, y varias veces hasta te buscaron para matarte, y poder consagrar tu cuerpo— le mire extrañada, ahora me estaba asustando— pero de lo que más hablaban, era de tu propio grimorio—

—No sabes de que hablas— dije como si nada, intentando irme de allí, pero ella cerró las puertas con su magia—

—Olvida el grimorio de Esther, te daré mi ayuda a cambio de algunas páginas del tuyo— dijo negociando conmigo, y me reí de esto—

— ¿En serio piensas que dejaría mi grimorio en manos de cualquiera?— dije riéndome—

—así que si existe—dijo ella, pues prácticamente le había confirmado algo que simplemente siempre había sido un mito— ¿también es cierto, que hay hechizos inimaginables? —dijo ella esta vez curiosamente emocionada—

—eso nunca lo sabrás—le desafié, y esta uso su magia en contra de mí, haciéndome retorcer del dolor—si me matas, se quedara perdido para siempre, aparte de que Nik te matara sin pensarlo— dije con dificultad y ella me soltó, por lo que aproveche ese momento para desaparecer—

Llegue en cuestión de minutos a la casa un poco exaltada, la bruja esa, tiene poder, creo que no debería subestimarla. Al entrar no me encontré con nadie conocido, algo que era bastante bueno, no quisiera tener que contarle a Elijah o a Nik mi encuentro con Genevieve, ni mucho menos todo lo que sabe de mí.

Subí a mi habitación, y me di cuenta de que estaba anocheciendo, ni cuenta me estaba dando, creo que es momento de arreglarme para fiesta de esta noche. Entre rápidamente a mi cuarto a buscar un vestido que ponerme, pero al parecer no tenía que molestarme, pues ya había uno en mi cama.