Capítulo 1: El Principio de todo

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Editado.

Dicen que volver al principio es lo mejor cuando pierdes el camino. Regresar donde empezaste, y aquella ciudad había sido quien me vio nacer, quien me hizo madurar, la que sabía que era la que me vería morir también...

Aunque no la primera vez que me perdía, ni la que regresaba, en realidad no recordaba cuantas veces había venido aquí en busca de respuesta sin éxito alguno. Pero supongo que una vez más no me haría daño, volver siempre me hacía encontrar el camino, y de paso podía visitar unos viejos amigos que espero no me hayan olvidado por completo.

Con aquello en mente pasé con mi auto por aquel cartel que creí que no volvería a ver. "Bienvenido a Mystic Falls". Sonriendo con ironía continué mi camino hacia una vieja mansión cuya dirección nunca olvidaría, por lo peculiar de sus dueños que habían regresado hace tres años hasta donde sabía, solo esperaba que aún siguieran allí...

Estacioné mi auto delante de tan hermosa mansión que me miraba como si me diera la bienvenida y se burlaba al mismo tiempo por haber vuelto, pero aún negué antes de tocar la puerta, sin embargo nadie respondió por lo que traté de nuevo, y de nuevo no obtuve respuesta, dejándome sin más opción que entrar por mi cuenta. Lo cual era sencillo siempre y cuando no tuviera un dueño humano.

Lo cual pude comprobar al entrar por lo que no pude evitar sonreír con arrogancia para luego dar un vistazo a alrededor notando que no estaba descuidado lo que significaba que seguro solo habían salido un rato y no que habían ido como la última vez que vine a la ciudad.... Sabiendo esto no tardé en usar mi velocidad vampírica para dar un vistazo a la casa en lo que regresaban.

Pero todo estaba igual que la última vez que estuve aquí, eran como si los años no hubieran pasado, como si este lugar se hubiera congelado en el tiempo. Y como deseaba que fuera así, pero era demasiado pedir, los años habían pasado, duro, lentos, pero pasaron. Por lo que sabiendo que solo había una forma de ponerme al día fui a la habitación de Stefan a revisar sus diarios...

Después de volarme la melancolía, el drama, y el sufrimiento que siempre caracterizaba la narración de mi viejo amigo, terminé por enterarme de varias cosas que casi me hicieron irme. Comenzando por la culpa que sentía al leer todo lo que había sufrido cuando le dejé sin casi recuerdos de mí. Apenas decía que recordaba a una mujer rubia que lo hacía por alguna razón sonreír con tristeza pero sin saber porque lo hacía.

Luego de volarme la guerra y comenzar a leer la parte en que regresaba al pueblo, otra razón me hizo irme. Elena Gilbert, una chica igual a Katherine, lo que significaba que era su Doppelgänger, lo cual me hacía pensar en que si el hecho que rehiciera su vida era peor a la posibilidad de que Klaus pudiera venir hacía acá...

Sin embargo, supe que había llegado tarde según iba leyendo. Klaus había hecho el ritual para volverse híbrido, aunque de alguna manera, que me volé al leer, la chica Gilbert resultó salir viva de esta. Pero para mi suerte ya no se encontraba en la ciudad, ni tampoco seguía con Stefan.... Poco después me di cuenta que ahora estaba con Elena, Petrova tenía que ser...

Estaba a punto de pasar al capítulo de cómo Stefan narraba su pesar y tristeza al no estar con Elena cuando escuché que alguien abría la puerta, poniéndome en alerta al instante. Justo a tiempo para salvarme de leer más drama Salvatore...

Sin preocuparme en que supiera que estaba leyendo sus diarios, dejé todo desordenado para luego caminar hacia la puerta para ir a ver cuál de los dos hermanos había llegado. Pero mis planes fueron truncados cuando escuché una voz conocida, lo que me hizo negar aterrada, no podía estar aquí.

Aun así, salí con sumo cuidado para comprobar mis sospechas. Stefan estaba hablando con Rebekah Mikaelson.

No tuve ni que pensarlo dos veces antes de regresar a la habitación para luego salir por una de las ventanas. No podía dejar que me viera, no ahora que seguro me había olvidado...

¿Qué rayos hacían esos dos juntos?, comencé a preguntarme, mis chicos hablando con tranquilidad un vampiro original, aun después de lo que le habían hecho a su Elena. Era un hecho, creo que había estado fuera demasiado tiempo y que tenía que haberme llevado el diario de Stefan para poder terminar de leer y comprender esta locura.

Por ahora lo mejor sería mantenerme en el bosque hasta que ella se fuera de la mansión, aunque estaba segura si me veía no me reconocería, ha pasado demasiado tiempo desde la última vez que me marche...

Había caído la noche cuando decidí que era tiempo de comprobar si aún estaba allí, no podía dejar que acabara el día sin saludarlos. Me acerqué lo suficiente como para oír lo que sucedía en la casa, y en efecto Rebekah ya se había marchado, pero podía oír varias voces dentro de chicas, a lo cual no le di importancia. Solo había una mujer a la que temía y se había ido.

Con suma confianza toqué la puerta, para poco después una chica rubia abrir. Me miró de reojo como si tratara de averiguar quién era por lo que no pude evitar sonreír con arrogancia.

— ¿Qué se te ofrece? —preguntó ella con algo de arrogancia y altanería.

— Entrar, supongo que para eso toque la puerta, ¿no?—respondí sarcásticamente provocando su claro enojo, lo cual me hizo reír sin miedo.

— ¿Y tú quién eres? — preguntó la chica haciéndome cansarme de ella con rapidez, odiaba que me hicieran tantas preguntas como si fuéramos iguales.

—Eso no te importa, ahora déjame entrar—le ordené usando la compulsión en ella, y esta obviamente no pudo resistirse—, así estamos mejor.

Con aquel problema resuelto di un vistazo a la sala, en donde encontré a mis chicos que se notaba que estaban molestos entre ellos lo cual me hizo suspirar, un problema más que resolver.... Sabiendo esto, miré a las otras dos chicas que estaban con ellos, una bruja, y Katherine hacia la cual no pude evitar correr para luego tomar su cuello entre mis manos, lista para arrancar su corazón. Sin embargo, Damon me detuvo.

—Suéltame Damon, mataré a esta zorra—dije furiosa con mis venas notables por mi rostro—. ¿Acaso te olvidas que te hizo Katherine? —preguntó conteniéndome de no arrancarle el corazón en ese mismo instante.

—Ella no es Katherine, es Elena su réplica—se justificó con rapidez haciéndome caer en cuenta del error que había cometido por lo que la solté sonriendo para luego encogerme de hombros sonriendo para luego sentarme en el sofá.

—Lo siento Elena, en un error común—solté sin darle importancia a aquello.

— ¿Quién eres?, y ¿Por qué sabes de Katherine? —me preguntó Stefan mirándome extrañado.

—Auch Stef, eso duele, no puedo creer que me hayas olvidado—dije haciéndome la dramática para luego gatear por el sofá hacia él para luego tocar su barbilla con mi dedo dejándolo sin habla—. Sigues igual que siempre—solté al ver su reacción para luego alejarme.

—Espera ¿te conocemos? —pregunto Damon observando la situación algo fuera de sí seguro por tal confianza, pero igual asentí, para luego él verme con detenimiento, y al parecer le gustaba lo que veía. Por lo que no pude evitar usar mi velocidad para llegar hasta la espalda de este.

— Acaso te olvidaste de mi Dam —susurré en su oído mientras escuchaba como su ritmo cardiaco aumentaba dándome a saber que aún provocaba algo en él—. Debería irme, vine a visitar a mis viejos amigos que tengo hace casi un siglo no veía y...

—Espera—me interrumpió el castaño—, ¿un siglo?, eso fue hace mucho tiempo, es normal que no te recuerde...—se justificó haciéndome verme con incredulidad.

—No, espera hermano, sólo hubo una persona que me llamaba así—dijo Damon dando la vuelta para encararme para luego sonreír—, has cambiado mucho Alina— soltó al fin reconociéndome, a lo que le sonreí de lado.

Alina (Elijah /Niklaus Mikaelson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora