Invocando a Satanás. [kaisoo]

17: Parte uno.

"una pequeña despedida"

JongIn se pasó pensando en las palabras de JooHyun toda la noche, incluso cuando sintió los brazos de KyungSoo apoyarse en él mientras dormía, estaba tan inquieto y hundido en sus pensamientos que ni siquiera se molestó en apartarlo, en cambio él también empezó a sostenerse de sus brazos, acariciandolo.

Había algo que no entendía, sabía que KyungSoo aun no era humano, él recordaba cosas raras y se lo decía todo el tiempo, a veces veía a KyungSoo hablarle a las paredes y como si ocultara algo se iba nervioso. Para el moreno eso era tierno, hasta que recordaba que había sido encarnado y ahí era cuando todos sus pensamientos se volvían un caos.

KyungSoo era un encarnado, pero no un humano, murió tan joven que a este paso JongIn solo tenía el temor, o tal vez la tristeza por pensar que, al convertirse en humano nuevamente, él recordaría todo; pensaba que, KyungSoo se sentiría solo y sin duda tras ver al pequeño demonio, quien lo abrazaba al dormir, no iba a soportar cargar con esta nueva vida sin duda alguna.

Aunque también estaba la otra probabilidad, aquella que lo hacía ponerse nervioso y agobiado.

— KyungSoo...

Su voz salió ronca, pues ya era media noche, el también debía estar durmiendo, pero no, la duda no lo dejaba dormir, más que nada porque lo pensó.

Pensó en la probabilidad de que en realidad KyungSoo podría olvidar cualquier recuerdo, olvidar todo este mes que habían pasado juntos o aquéllas semanas que, como espíritu, el menor le jugaba buenas bromas, uniéndonos de tal forma como buenos amigos, amigos que se la pasaban abrazados, divirtiéndose y dándose esas miradas cómplices hasta la hora de dormir. Ese sentimiento que le envolvió, era el peor sentir que tenía hasta ahora, pues estaba envuelto en malos pensamientos.

El pequeño demonio se movió contra él, su cabello olía a fresas y su cuerpo a crema con aroma a almendras, era una combinación muy tierna para la ahora apariencia que tenía; KyungSoo estaba desgastado, su piel era tan blanca como una nube y su cuerpo se volvía cada vez mas delgado, frío y sin gracia. Pero había algo que no había cambiado en absoluto, sus ojos seguían tan brillosos como nunca.

— JongIn...— su voz sonaba apagada, más que nada porque estaba contra su brazo así que al levantarse aun no sonaba muy animado.— ¿Estas bien? ¿Porqué no has dormido? Es tarde.

La aparecía que daba para el menor de los Kim, era tan tierna que solo hacía que su corazón se derritiera, lo cual no aceptaría, o no ahora que seguía siendo un demonio y eso era raro para él aun. Pero de todas formas, donde sea que mirará al pequeño Do, este era tierno y le gustaba, aunque también no quisiera aceptarlo por ahora, pero en el fondo sabía que tenía algo, algo pequeño, ligero y muy simple, que sin embargo, era absolutamente real.

Lo cual hacía la situación más difícil.

Si KyungSoo olvidaba todo, estaría devastado por un tiempo, tal vez por mucho tiempo si es que él llegara a olvidar hasta el pequeño apodo que le creo; era triste y de cierta forma veía que era lo que quizá sí pasaría, era la opción mas viable a todo esto que desconocía.

JongIn se sentía inquieto, así que tal vez, tan solo y tal vez tenía que darle una pequeña despedida.

— Estoy bien, KyungSoo.

Sus manos tomaron las del contrario, sintiendo lo frío que estaba, lo tan delicado que ahora se veía, aunque no obstante, seguía siendo lindo y eso estaba bien para todo lo que había estado pasando. KyungSoo era fuerte y lo sabía, era demasiado fuerte, como un super héroe.

JongIn le mostró una pequeña sonrisa en la oscuridad, con el paso, KyungSoo también le regalo una linda sonrisa segundos antes de que JongIn juntara sus labios en un pequeño y simple beso, creando una corta danza que los unía más que nunca, un beso que hizo arder hasta lo más profundo de su pecho. Sus brazos se sostuvieron, pasando a un abrazo que se corto hasta respirar nuevamente, encontrándose mutuamente con una mirada suave.

KyungSoo se sintió feliz.