2: Parte uno.

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"innie, ¿haz visto mi labial?"

Los lunes siempre eran buenos días, a JongIn no le molestaba ir a la escuela a decir verdad, siempre había algo nuevo por lo cual levantarse, aunque no fuera bueno en matemáticas y club de baile estuviera por cerrar, siempre se levantaba con el pie derecho para ir a clases, lo cual era bueno y eso le traía una buena relación con sus padres.

Excepto ese lunes, cuando su madre había abierto la puerta de su habitación y él a penas estaba lavando su rostro para despertar con calma, aunque eso era algo extraño en él, pues nunca se había sentido tan cansado después de dormir y eso le estaba desconcertando.

Aunque clara fue su sorpresa al ver esas ojeras en su rostro, esas marcas en su cuello y sin duda el escrito color carmesí en su espejo de baño; eso sin duda era lo que más le había desconcertado, quizá porque estaba aun dormido, pues en realidad no había alcanzado a leer lo que estaba escrito, aunque quizá si lo hubiera leído todo sería tan desconcertante como la pregunta que su mamá le hizo al entrar.

— Innie, ¿haz visto mi labial?

En primer lugar, JongIn no tenía idea absoluta de porque el tendría un labial y su madre le estaría preguntando por este, era un chico y hasta lo que a él lo concierne, los chicos no solían maquillarse mas alla de un bálsamo labial, aunque, tal era la pregunta de su madre la cual estaba a nada de negarse, cuando giro su mirada nuevamente al espejo del baño.

Las letras carmesí habían desaparecido sin duda alguna, sin mancha aparente pero el menor estaba seguro de que ahí estaban minutos atrás, pero ahora, unos ojos asombrados, con esa risa burlona tratando de salir de los labios de su madre daban a conocer que esos labios bien maquillados color carmesí no eran los de ella si no los suyos; cada una de estas dulces expresiones, lucían ante todo el esplendor de su espejo.

Podría haber gritado o desmayado ahí mismo, pero no, porque eso asustaria a su mamá y todo se volvería un caos, él quizá pararía hasta el hospital, pero no quería preocupar a la dulce mujer que todos los días lo llevaba a la escuela. Por lo tanto, sus manos se aferraron al tocador del baño, mostrando una cómoda sonrisa para su madre mientras se recargaba en una dulce posición.

— Curiosidad.— había murmurando, lanzandole un pequeño beso a su madre, antes de ver el labial a su costado y entregárselo a su madre con una tímida sonrisa.

Dicen que los ángeles hacen milagros, que todo en el nombre de Dios era bueno y misericordioso, entonces, JongIn estaba seguro de que sea lo que sea que hubiera respondido ayer a su llamado, no era nada que estuviera ante el nombre del todo poderoso.

La señora Kim parecía ser una madre tan dulce que todo comprendía con facilidad, así que recogió el beso que su hijo le mandó y se acerco a abrazarlo con amor; ella siempre lo comprendería, así que no pasó mucho para que al final dijera lo que JongIn indirectamente ya había pensando.

— Cariño, si estas en esa etapa solo me hubieras dicho, el otro día vi un tono perfecto para ti.

Invocando a Satanás. [kaisoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora